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Entrevista central, martes 10 de octubre: Julio Bocca

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EC —Y eso repercute después en inconvenientes en los ensayos con la reacción de la Orquesta.

JB —Sí, y aparte había un maestro invitado, estaba Bruce Samson, que era el repositor, el que vino a dar el visto bueno de la producción y de todo, inglés, del Royal Ballet, y vio toda esta situación. Uno trata de mantener una imagen seria, de trabajo, de profesionalidad, para que no nos tomen siempre como América del Sur, como latinos que somos, y de golpe pasan estas cosas. La asamblea okey, la hicieron, perfecto, pero teníamos que ensayar la obra. Tuve que cancelar y nos fuimos al cuarto piso a ensayar.

EC —Ese fue otro de los factores que entreveraron las cosas en estos siete años: la forma en que se planteaban determinados reclamos gremiales.

JB —Los reclamos los tenemos todos y uno también va a reclamar cosas.

EC —Por eso, estoy hablando de las formas, no tanto del fondo, sino de la forma de reclamar.

JB —Hay formas y formas de hacerlo. Yo hago las cosas con tiempo, que me lo digan con tiempo, no a último momento. Cuando pasó esto de Romeo y Julieta llamé a Deborah McMillan, le pregunté si se podía hacer con grabación, y ella me dijo: “No”. Le volví a explicar la situación y por primera vez y única vez dijo que sí, que no dice sí a nadie, pero vio cómo era la situación. Y ella es una luchadora por que las obras se hagan con música en vivo, porque justamente, si ellos y todos los coreógrafos y repositores de ballet dejan hacer obras con grabación, orquestas mal o bien va a haber, va a seguir habiendo, pero muchas cosas van desapareciendo, porque ponés el CD, se escucha perfecto, los tiempos ya sabés cuáles son, pero no es eso. Yo tenía preparado hacer Giselle; así que si se tiene que cancelar se cancela, hacemos Giselle, hacemos otra obra. Las funciones no se iban a cancelar. Hay formas y formas. Y se hacen con tiempo las cosas, no a último momento.

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EC —Pregunta un oyente, Pablo: “Qué raro, ¿por qué por ejemplo los músicos no se implican emocionalmente con esa obra sublime que se está construyendo en el BNS? ¿Por qué no se sienten parte?”.

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EC —¿Tenés una respuesta para esa pregunta del oyente?

JB —Creo que la mayoría está con ganas de un cambio, tengo la sensación de que quieren ese cambio y quieren un compromiso. Pero hay algo de años, porque este lío no es algo de ahora, son décadas y décadas de este mismo problema. Claro, el Auditorio creció muchísimo de golpe, antes no había una programación como hay ahora en el Sodre, hay una programación muy grande. La Filarmónica, el Solís, tiene derecho a su programación, pero el Sodre también.

EC —Uno de los problemas críticos a propósito de la Orquesta es que muchos de sus integrantes pertenecen también a la Orquesta Filarmónica de Montevideo, que responde a la Intendencia.

JB —Es muy difícil programar algo y tener al director que dice “este músico sí este día, este músico no este día”. Creo que de arriba tienen que tomar una decisión, porque si no es muy difícil tener una programación y seguir avanzando. Mismo por los músicos, que están corriendo de un lado a otro para trabajar, tampoco es sano, ni para el director de orquesta que tiene que dirigir músicos que vienen cansados, con media hora de descanso. No es algo normal.

EC —Poco después de la noticia de tu renuncia se conoció la renuncia, con carta pública difundida, del director artístico de la orquesta, Martín García. Supongo que no te sorprendió.

JB —No, al contrario, por un lado agradecí, para no ser el único que está hablando de todas estas cosas y quedar como el único que no entiende nada y que quiere los cambios.

EC —En algún momento de la carta parece hablar de diferencias contigo. Dice que él se encontró “entre una orquesta escandalizada, algunos de cuyos miembros me cuestionaban por no defenderla, y una dirección del ballet que me increpaba por no silenciarla y hacerla ensayar”.

JB —Exactamente, si tenemos un horario de trabajo en el cual hay que trabajar, se trabaja. Con el maestro nos hablamos directamente todo, siempre lo hicimos, porque uno fue el que lo contrató para que sea director del BNS, dirigió todos nuestros ballets, así que uno ya viene de hace años trabajando con él.

EC —Tú lo impulsaste.

JB —No, no sé si lo impulsé, yo necesitaba un director joven que se pudiera acomodar a dirigir ballet, que no es fácil, que aprendiera, y vi que tenía un talento nato y ganas, entonces le pedí que participara de este nuevo emprendimiento y aceptó. Ahora él es director de la Ossodre, yo soy director, cada uno va a defender lo suyo, por supuesto vamos a tener problemas y vamos a tener diferencias de opinión porque tenemos diferentes gustos, diferentes formas de organizar las cosas. Pero es bueno, tampoco tenemos que ser todos igualitos. Eso es lo que tiene el arte, cada uno tiene su visión y su forma de ver. Estoy con él constantemente comunicándonos, y seguramente cuando termine tendré millones de mensajitos de él criticándome un montón de cosas que quizás dije acá.

EC —¿Está “buena” la renuncia, en el sentido de que es un nuevo acicate al debate a propósito de lo que está pasando ahí dentro?

JB —Creo que sí, yo sentía que lo que había pasado con el Ballet estaba desapareciendo, y creo que con lo de Martín se movió otra estructura, y se sabe de otra parte, de otra voz. Sería bueno que acá venga un músico, venga un utilero, venga el que limpia, el de seguridad, todos a dar su opinión del trabajo dentro del Auditorio.

EC —¿Que no quede Julio Bocca como el único malo de la película?

JB —Sí.

EC —Como el hiperexigente, el cascarrabias…

JB —Lo soy y lo voy a seguir siendo, en el extranjero aman eso, estoy feliz con eso y estoy tranquilo conmigo. Tendré muchas cosas que seguir aprendiendo y lo voy a hacer, pero ver lo que se hizo en siete años con el Ballet me da un orgullo y el corazón se me hincha, y agradezco el apoyo a todo el equipo, porque es maravilloso lo que se hizo. Llegamos a 106 funciones este año e históricamente en América Latina ningún teatro logró eso nunca. Entonces si se puede lograr, porque somos seres humanos como los músicos, como los cantantes, ¿por qué no se puede hacer en los otros cuerpos artísticos algo parecido u otra cosa, pero algo en lo que estemos todos dentro del mismo Auditorio, trabajando para el mismo lugar?

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