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Entrevista central, martes 12 de julio: José Bayardi

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EC —Dos comentarios que llegan de la audiencia. Dice Carmen de Aguas Dulces: “No hay descontento entre los frenteamplistas. Hay desilusión y hartazgo”. ¿Cómo le suena ese otro término?

JB —Si bien suena fuerte en términos del alcance que puede tener la palabra hartazgo, repito, creo que es un problema de cómo encamina uno su estado de ánimo con relación a la fuerza política y a lo que la fuerza política tiene por delante.

EC —Y otro pregunta: “Desde la ignorancia, ¿no se puede aplicar el voto electrónico para votar a las autoridades de un partido?”.

JB —Poder se podría, deberíamos aprovechar mucho más los elementos tecnológicos para ampliar los niveles de participación, no solo en lo que tiene que ver con la votación, sino en lo que tiene que ver con otras formas de participación, pero todavía no está instrumentado como tal. Deberíamos aprobar el voto electrónico en la elección nacional.

EC —Creo que el oyente apunta a que de esa forma seguramente se facilitaría y hasta se lograría una mayor votación.

JB —Es probable. Creo que hay que aprovechar todo lo que la ciencia y la tecnología nos ponen al alcance hoy desde el punto de vista comunicacional y no es equivocado lo que dice el oyente. De todos modos habría que tener un registro bien estipulado para certificar después y dar garantías del proceso de votación, y no lo tenemos instrumentado ni a nivel nacional ni a nivel del Frente. Pero de futuro hay que pensar en esa posibilidad, sin duda.

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EC —Los comentarios en la interna dicen que la competencia ha ido polarizándose entre Javier Miranda y Alejandro Sánchez. ¿Cómo se siente usted en un contexto así?

JB —Yo oí un análisis que salió el domingo o el sábado en el diario El País y que Bottinelli reprodujo. Estamos hablando de comentarios, no de un análisis científico metodológico con respecto a eso. Los comentarios pueden ser que uno pone los alineamientos que tienen los candidatos en cuanto al respaldo de sectores. Pero recordemos que esto es una elección en la que se puede votar independientemente de los sectores. Hay una votación que va a una hoja que no es hoja de votación, es una hoja con la que usted elige presidente, después están las listas de cada uno de los sectores y después usted marca los delegados que entiende en representación de las bases. O sea que los grados de independencia están consolidados. Creo que esos comentarios se desprenden del análisis de los respaldos de los sectores, pero acá en lo que tiene que ver con la presidencia nacional y las presidencias departamentales estamos eligiendo a compañeros o compañeras en los cuales se va delegar la responsabilidad de la presidencia. Así que lo tomo como eso, como comentario.

EC —En el caso suyo, respaldo institucional usted tiene solo de su propio grupo político, la Vertiente Artiguista. ¿Por qué se decidió seguir adelante?

JB —Y tenemos compañeros de Izquierda Abierta respaldando. Se sigue adelante porque en el proceso de definición de nombres que no aparecían hubo compañeros en representación de delegados de base de la actual estructura que le plantearon a nuestra organización –no a mí, sino a nuestra organización, a otros compañeros de la organización– poner mi nombre a consideración porque entendían que podía cumplir con el perfil para asumir esa responsabilidad en este contexto histórico. Y en la medida en que desde el sector habíamos apostado a que hubiera un nombre que planteara consensos entre los sectores mayoritarios, y los podíamos haber acompañado si hubiera habido un nombre de consenso entre los sectores mayoritarios, pero ese nombre no apareció. No estamos hablando de candidatura única, estamos hablando de un nombre de consenso entre los sectores mayoritarios, pero ese nombre no apareció.

EC —¿A qué alude con sectores mayoritarios? ¿Al mujiquismo y al astorismo, una cosa así?

JB —Sí; la categoría -ismo tiene muchos significados.

EC —Por eso, ¿a qué alude con sectores mayoritarios?

JB —A los sectores que se pueden haber alineado atrás de Mujica o atrás de Astori en determinados contextos del devenir pasado inmediato. En la medida en que no hubo acuerdo en eso, se decidió mantener el nombre, porque hay compañeros de mi sector y compañeros de la estructura que pensaban que puedo cumplir con el perfil de estar a la altura de las circunstancias en esa responsabilidad en este contexto histórico del Frente.

EC —Entonces, ¿para qué quiere ser presidente del FA?

JB —A esta altura, por un acumulado interno en la vida del Frente, creo que conozco la estructura y las distintas instancias de esa estructura, tanto en lo que tiene que ver con la militancia como en lo que tiene que ver con las representaciones del FA a nivel institucional, sea en lo legislativo como en el desempeño de las actividades de gobierno, y que por tanto puedo aportar con el objetivo de corregir las debilidades que tenemos como partido político. Debilidades en cuanto a abrir canales de participación; en cuanto a trabajar para que se siga construyendo y consolidando lo que creo que es lo más importante en un proceso de transformaciones, que es el bloque político y social de los cambios; en cuanto a que se puedan integrar al proceso de discusión nuevas sensibilidades de la sociedad, no solo en cuanto a reivindicaciones puntuales en materia de derechos, en materia medioambiental, sino también etarias, porque también tenemos dificultades para la integración de ese sector generacional; en cuanto a que se encaminen en primer lugar algunos aspectos fundacionales del Frente…

EC —Aspectos fundacionales… ¿Vuelve al año 71?

JB —Aspectos fundacionales.

EC —¿Cuáles?

JB —La voluntad política, en primer lugar, de acordar colectivamente para la acción política de cara a la sociedad. Esta es una cuestión que tiene que estar presente siempre, porque como toda asociación es un problema de voluntad, lo que nos trajo hasta acá es la voluntad política de caminar juntos. Y eso implica en primer lugar dar cualquier proceso de discusión internamente; a nadie le va a estar impedido manifestar luego cuál ha sido su punto de vista en un proceso de resolución que termine tomando una posición que permita parar al FA de cara a la sociedad. Porque cuando las voces son disonantes a la hora de explicar un fenómeno, lo único que se genera es el debilitamiento por la pérdida de consistencia que un partido político tiene. Creo que esto hay que revertirlo y cambiarlo urgentemente. O sea, volver a las fuentes.

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