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Entrevista central, martes 12 de julio: José Bayardi

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EC —¿Eso quiere decir relegar, encerrar la discrepancia?

JB —No, lo dije en la explicación, cualquiera puede manifestar externamente sus fundamentos, pero luego de que los haya sometido al proceso de discusión interna colectivo que permita que el partido FA tenga una voz como partido ante las distintas situaciones que se plantean en la sociedad. Después a nadie le va a estar coartada la libertad de expresarlo externamente. Lo que ha sucedido en los últimos tiempos, no en última hora sino desde hace un buen rato –yo sé que los medios de comunicación hoy tienen una difusión enormemente mayor que la que se tuvo en las etapas fundacionales–, es que cualquiera tiene más interés en salir a marcar perfil afuera que en someter la discusión a consideración de los compañeros adentro como primera instancia de voluntad colectiva de acuerdo.

EC —¿Coincide con lo que dijo ayer Pablo Ferreri, el subsecretario de Economía, en un acto del Nuevo Espacio? Dijo que la coalición necesita cambiar para que, entre otras cosas, se deje de ejercer oposición y se ponga el esfuerzo en empujar al gobierno.

JB —Puedo coincidir en una parte. El partido político tiene algunas responsabilidades. Una responsabilidad es defender a su gobierno, defender la gestión de gobierno, sea esta nacional o departamental. También tiene la misión de, en la medida en que intermedia, dado su grado de inserción en la sociedad, trasmitirle a su gobierno aquellas cosas que considere que están mal. Para estas dos cosas, para defender al gobierno y para plantearle que entiende que puede haber discrepancias o que una cosa se está haciendo mal, el partido político tiene que tener mucha vida interna, estar muy legitimado desde el punto de vista de los niveles de participación de los y las frenteamplistas en su interior y estar muy fortalecido desde el punto de vista de la construcción colectiva de sus posiciones.

EC —Este es un punto clave, crítico, sobre todo en esta época en la que el FA está ejerciendo el gobierno: cómo es la relación entre el partido y el gobierno. Ferreri entiende que el FA termina tironeando en vez de empujar, “no es bueno el tironeo entre compañeros”.

JB —No es bueno, pero, repito, mi alcance es el alcance de las dos funciones que tiene que cumplir el partido. El gobierno y aquellos compañeros que tienen la responsabilidad de gobernar porque se la dio el partido político merecen todo el respaldo del partido. Y el partido tiene la responsabilidad de intercambiar con el gobierno y con los compañeros frontalmente los fundamentos políticos que puedan determinar que algo está mal.

EC —Pero ¿cómo se combate esa sensación que ha quedado tantas veces de un gobierno en disputa? Se ha hablado de ello en términos económicos, pero no solo en materia económica.

JB —No comparto mucho lo del gobierno en disputa. Sí comparto las definiciones que ya di de cuál es el partido, para lo cual tiene que haber una interrelación de ida y vuelta muy firme y el partido tiene que estar muy legitimado para poder cumplir su papel. Para eso tiene que revertir muchas de sus situaciones internas.

EC —Y en cuanto a su estructura, a su funcionamiento, ¿qué cambios concibe o que cambios va a impulsar?

JB —Creo que hay que ampliar todos los niveles posibles de participación. Obviamente la estructura territorial, el carácter de estructura territorial y el carácter de movimiento, además del de coalición, nos han permitido venir 45 años hasta acá. Somos la única coalición en el mundo que conozco que ha supervivido este momento. O sea, creo que la integración de los y las frenteamplistas a estructuras comunes se debe potenciar y mantener, que se deben desarrollar estructuras de comités funcionales que supimos tener en el pasado, que hay que dar espacio a que haya también procesos de discusión que hoy la tecnología permite llevar a través de las redes virtuales, con la condición de que sea un frenteamplista que esté afiliado, que discuta y que sepamos quién es el que discute detrás un sobrenombre igual en las redes, que tenga una acción política de difusión del trabajo del partido hacia fuera y que pueda tener instancias presenciales en colectivos de discusión donde defina qué posición lleva a aquellos compañeros o compañeras que se deleguen. Todos los niveles de participación posibles tienen que estar abiertos para canalizar la energía o la fuerza o los disgustos que los frenteamplistas puedan tener y manifestar.

EC —Dice un oyente, Luis: “Para los militantes del FA no hay dónde discutir en serio y mucho menos dónde incidir”.

JB —Lo comparto totalmente. Por lo cual hay que abrir todos los canales de participación para que se pueda discutir e incidir en el proceso de decisiones.

EC —Usted tiene 61 años, es médico de profesión, ha ocupado distintos cargos de gobierno, fue diputado, fue subsecretario de Defensa Nacional, fue ministro de Defensa Nacional, fue ministro de Trabajo y Seguridad Social. Por otro lado hoy es el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del FA. Con ese perfil, con esa experiencia a cuestas, ¿cómo ejercería el cargo de presidente?

JB —Creo que el que sea elegido presidente, no solo yo, tiene la función principalísima de tratar de consolidar el liderazgo interno suficiente para poder construir de la forma más extendida posible la dirección colectiva del FA. En última instancia, este es el sillón de Pedro, en sentido simbólico.

EC —El sillón de Líber.

JB —Exactamente, el sillón de Líber. Pero en sentido simbólico tuvo la enorme capacidad en más de una circunstancia de conducir el FA logrando niveles importantes no solo de adhesión a su figura, sino de construcción colectiva. Y cuando se complicó no tuvo ningún problema en apelar a los y las frenteamplistas para que dirimieran los problemas planteados. Esa es una enseñanza que deberíamos tener presente todos los que aspiramos a la presidencia del Frente en este contexto.

EC —Teniendo en cuenta que usted está en la Comisión de Asuntos Internacionales, para complementar lo que veníamos hablando a propósito de la relación partido-gobierno, le pongo un caso concreto: los movimientos que ha ido dando el gobierno dentro del Mercosur en esta discusión sobre si Venezuela debe asumir o no la presidencia pro témpore. ¿Cómo los observa? ¿En qué medida responden o no a lo que los frenteamplistas, a lo que el partido FA tiene como posición en esa materia?

JB —Lo comparto totalmente. Hoy en Venezuela hay –no hoy– hay una crisis política, no hay una crisis de institucionalidad. Se llevaron adelante elecciones, esas elecciones consolidaron una mayoría de la oposición, hay enfrentamiento entre la oposición y el oficialismo, la oposición llegó a la presidencia de la Asamblea General y dijo que iba a sacar al presidente en seis meses. Quiere decir que hay una situación de crisis política, pero no hay una situación de quiebre de la institucionalidad. Por lo cual reafirmo, comparto, apoyo que la presidencia pro témpore, en la medida en que está planteado así en los documentos del Mercosur, debe ser trasladada a Venezuela.

Llaman la atención algunas otras apreciaciones que han hecho algunos gobiernos en el marco del Mercosur; me refiero al gobierno de Brasil y al de Paraguay. Que un gobierno como el de Brasil actual, de dudosa legitimidad, hable de problemas políticos en Venezuela es como mentar la soga en la casa del ahorcado. Porque tiene una crisis política como nunca y está llevando adelante mecanismos de desplazamiento de una presidenta que son cuestionados urbi et orbi, a lo largo del mundo, por todos. Y ni hablar de que me cuesta asumir –lo digo con sinceridad– que el titular de la cancillería paraguaya –no en esta oportunidad, que no estuvo– haya venido a darnos clase a nosotros de derechos humanos. Basta ver lo que hicieron ayer sentenciando a cinco campesinos. Así que reafirmo totalmente la disposición del gobierno uruguayo a trasladar la presidencia, como corresponde, a quien corresponde.

EC —¿Adentro del FA no falta discusión a propósito del caso Venezuela?

JB —Sí, falta discusión respecto a todo, acabo de decir que hemos dejado de discutir de política en el FA. Así que también falta discusión respecto a muchos temas que tienen que ver con la realidad del contexto regional, en este caso internacional.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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