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Entrevista central, martes 13 de diciembre: Federico Arregui y José Legaspi

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EC —Hasta ahora han mencionado dos grandes disparadores. Por un lado lo que ocurrió con Ancap, la gestión en Ancap, las pérdidas, determinadas decisiones en Ancap que han sido motivo incluso de denuncias penales…

JL —Mala gestión por ahora.

EC —… y por otro lado estos casos de funcionarios del gobierno del FA que se han presentado con títulos universitarios que no poseen. ¿Qué más? ¿Hay otros motivos de ese malestar, de esa indignación?

JL —Sí. La colonización del FA por el MLN. Yo fui uno de los que defendieron aquello que fue muy importante para la izquierda, la unidad sin exclusiones. Cuando el MLN ingresa, que ingresa también el 26 de Marzo, el grupo que integraba Raúl Sendic, estábamos todos convencidos de que era lo mejor. De hecho el MLN aportó una cuota muy importante, junto con Mujica y su forma de hacer política, su lenguaje y su llegada a sectores a los que el FA nunca había entrado. En la orilla de Montevideo los estandartes de los cantones políticos eran de la 2000, de la 15, de la 123, de la 321. Los mismos cantones con el paso del tiempo fueron arriando las banderas coloradas y colocando las del MPP y el FA. Eso es un aporte que reconozco al trabajo político, porque cuando el MLN recibe la beatificación del Frente, porque el ingreso le da legitimidad política para empezar a actuar de manera política y legal, mandó a sus principales cuadros a los barrios carenciados, al cinturón de Montevideo e hicieron un trabajo político bárbaro.

El tema es que el trabajo político redundó en lo electoral, no hubo trabajo político hacia esa gente. Esa gente hoy se ha convertido en una especie de barrabravismo político, hoy discutís con gente del MLN o el MPP y el insulto, el agravio, el ninguneo, el chicaneo están a flor de piel, no podés establecer un debate de ideas, sino que presentás alguna crítica y ya sos un traidor, un desertor, en un lenguaje muy militarizado de la política. Creo que eso ha sido muy negativo para el FA, para el funcionamiento interno de una organización que se basaba en la diversidad, en la confrontación dura de ideas, sí, pero siempre buscando el consenso, como decía el general Seregni. Eso desapareció, hoy el FA es un ámbito de aparatismo. Por ejemplo en el congreso, ¿alguien puede pensar que las bases son la expresión del movimiento, de los independientes? No, las bases que votaron en contra de una resolución del plenario y le caminaron por arriba expresan aparatos políticos. El que crea que eso es la coalición por un lado, el plenario, y el movimiento por otro, las bases, es muy inocente.

EC —Eso siempre fue así. ¿O no?

JL —Sí, pero había más independientes.

EC —Ese siempre fue un riesgo de esa estructura que el FA se dio, de coalición y movimiento. Las bases terminaban siendo campos de batalla, ámbitos en los cuales algunos sectores en particular se hacían especialmente fuertes por su capacidad de militancia.

JL —Es verdad. Pero los independientes tenían más ámbito, vos tenías en la Mesa Política y en el plenario lugares que estaban asignados a independientes. Hoy no existen esos lugares, se fueron muriendo los independientes que estaban ahí, Licandro por ejemplo, Seregni, y esos lugares ya no se ocuparon con independientes, porque ya no hay una expresión del movimiento dentro de ese partido, es solo coalición.

FA —Yo quiero aportar otras miradas a lo que decía José. Miradas más amplias y más nacionales para la gente común y corriente, para toda la República adonde llega En Perspectiva, a lo largo y ancho, porque yo cuando ando en carretera siempre lo escucho.

Hay otro tema que siempre me llamó mucho la atención, que me parece que forma parte de un mal manejo de lo que es la gestión gubernamental. Somos una República democrática y representativa de un país, y si bien Montevideo siempre fue el centro y a partir de la ciudad puerto se gestó el resto del país, los cargos de gobierno los ocupan montevideanos, en primera línea, en segunda línea, en tercera línea y en cuarta línea también. Si hay alguna persona del interior, es la excepción. Me llamaba la atención cuando el primer gobierno del FA, y también en el segundo y también en el tercero, que a gente capaz del interior, que uno conoce de diversos lugares, que ofrendó toda su vida y que eran personas de alto nivel político, nunca se les hubiera ofrecido un lugar de responsabilidad en el gobierno.

Los ministerios que tienen direcciones de secretarías del interior, en las que lógicamente debería estar gente que conozca el campo de acción, están ocupados por montevideanos. Hace un año y pico veía en la revista Galería, de Búsqueda, que el director de Cultura del interior del Ministerio de Educación y Cultura es un señor de Montevideo a quien yo, que vivo en Mercedes y que ando en la zona, nunca he visto recorrer el interior. Entonces, ¿cómo se gobierna para esas vastas zonas sin un conocimiento del campo efectivo? ¿De atrás de un escritorio? No. Nosotros queremos y creemos que se debe gobernar estando con la gente. Lo que hace el presidente de la República, el doctor Tabaré Vázquez –en eso me siento absolutamente representado por él como hombre y como presidente–, ese gobierno de cercanía, que él impulsa y que es un esfuerzo físico y logístico muy importante, a la hora de seleccionar dirigentes para ocupar cargos de gobierno designa a montevideanos. Eso para mí no es democrático tampoco, porque la democracia es mucho.

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