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Entrevista central, martes 13 de diciembre: Federico Arregui y José Legaspi

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EC —En el último congreso del FA, el presidente Javier Miranda pareció aludir a grupos como los que ustedes representan, se refirió como “los que están sentados en la vereda de la indignación y se quedan en la zona del confort”. “Es muy fácil sentarse y criticar lo que está mal”, dijo.

(Audio Javier Miranda)

Frente a la no política, frente a las aventuras populistas, frente a esa suerte de incomodidad que nos invade también a nosotros, que nos ha invadido también por la izquierda, frente a los indignados que junto al camino se quedan y dicen eso: “aquí me quedo”. Frente a la indignación cómoda que no toma partido hasta marcharse, nosotros reafirmamos nuestra vocación de seguir haciendo política, de seguir construyendo fuerza política, de seguir construyendo coalición y movimiento…

(Fin audio)

EC —¿Cómo responden a un planteo como ese?

FA —Cuando leí en el diario El País la nota no lo podía crear, tuve que leerla en dos o tres horas dos o tres veces para ver si mi comprensión lectora era correcta. Lo era. Después al otro día vi el video, que se colgó en Uypress, que estaba además en el FA, y ahora lo vuelvo a escuchar. Pero hay algo que el audio no logra reflejar, que es la imagen, porque cuando Miranda está haciendo ese discurso frente a ese atril, se inclina hacia delante, mira hacia el costado, a una barra de amigos, se ríe y dice “nosotros también tenemos indignados”. Creo que eso fue una grave falta de respeto a muchas personas, no quiero poner cifras, pero a muchas personas, capaz que son decenas de miles, capaz que son centenas de miles. Nosotros no estamos en una posición cómoda.

EC —¿Ustedes han dado el debate dentro del FA?

JL —Sí, de alguna manera sí.

FA —Los comités de base, que en su momento fueron fermentales y se llenaban de gente, hoy no se llenan de gente, algunos ni siquiera funcionan, algunos están cerrados, en todo el país, algunos ni tienen sede. Una fuerza que tiene 1.100.000 votos en tres elecciones seguidas, que representa un universo tan vasto de todo el país, nunca fue capaz de aggiornarse a las nuevas épocas. Hoy la participación de la gente en general, nos guste o no nos guste, estará bien o estará mal, es a través de las redes, porque la gente está trabajando todo el día y tiene que ganar su sustento, no puede ir a un comité de base a hablar. Pretender eso es ahuyentar a la gente.

EC —Entonces, ¿dónde han planteado ustedes, cómo han planteado esas discrepancias, estas disconformidades?

JL —En el Frente que yo integraba siempre se debatía y se discutía, y había gente que discutía y había gente que decía que había que mirar para adelante, que eso se resolvería después. En los ámbitos donde hemos participado lo hemos planteado, en las Redes Frenteamplistas, en las que yo participaba, lo he planteado.

EC —¿Y por qué llegan a la conclusión de que tienen que irse, que la única solución es estar afuera?

JL —Porque no hay democracia, no hay forma de aceptar la diversidad. Hay un discurso hegemónico que si no estás con él, si no actuás como él propone, quedás por fuera o te callás la boca. Y yo no estoy dispuesto a callarme la boca ni a que me callen a esta altura de la vida. Estoy por fuera. No es más una herramienta porque la herramienta política es para lograr un objetivo, y hoy el objetivo es la herramienta, mantengamos la herramienta para la permanencia en el gobierno. ¿Para hacer qué?

FA —Hay una visión que yo quiero mantener sobre los grandes problemas que tiene nuestra sociedad. En el tema de la seguridad, yo he escrito en negro sobre blanco en Uypress que la gestión de seguridad no ha sido mala, ni desde el Ministerio del Interior ni desde el Poder Judicial. Y lo digo en mi calidad de abogado. Las cárceles están repletas, hay más presos o más personas privadas de libertad que nunca en el Uruguay. O sea que los juzgados actúan y la policía, como fuerza auxiliar del Poder Judicial, también lo hace.

Las carreteras. Estamos terminando el año número 12 de gobiernos del Encuentro Progresista y las carreteras están en un estado calamitoso, eso debe decirse.

También deben decirse otras cosas. La capacidad de legislar que ha tenido el FA ha sido lamentable desde el punto de vista técnico-legislativo, por algo hay tantas inconstitucionalidades. Y no es cierto que el Poder Judicial esté en contra del gobierno nacional, técnicamente evalúan una ley y se dan cuenta de que colide con la Constitución. Cuando se estaba aprobando el presupuesto el año pasado, el famoso artículo que limitaba el acceso al Fondo Nacional de Recursos exclusivamente a aquellos fármacos que estaban en el protocolo era inconstitucional, ya antes de aprobarse se sabía que era inconstitucional. Efectivamente, luego un abogado se presentó ¿y qué se demostró? Que era inconstitucional.

Pero además hay un ninguneo del gobierno del FA en este caso al Poder Judicial. Funcionarios judiciales ganaron una sentencia en primera instancia, en segunda instancia, hoy es una sentencia firme, la sociedad a través del Estado les debe una cantidad importante de dinero y no se les paga. ¿Por qué no se les paga? Si somos un país serio, si teóricamente queremos ser un país de primera y hay un tribunal que dice que hay una deuda con trabajadores, hay que pagar. Según datos que me han llegado de gente vinculada al Poder Judicial, la deuda que mantiene hoy el Estado uruguayo con el Poder Judicial respecto a ese aumento y esos colgamentos ronda los US$ 200 millones. Es mucho dinero. ¿Y sabe por qué se cometió ese error? Cuando se sancionó la ley, en el período pasado, porque querían equiparar el sueldo de los ministros con el de los legisladores, se puso “los ministros”, y las reglas de interpretación de nuestro derecho son piedeletristas, primero nos atenemos al texto de la ley, después recién vamos al espíritu. Y el texto de la ley era meridianamente claro, entonces el juicio se perdió, lo perdieron, y la sociedad va a tener que pagarlo. Ya es hora de que lo paguen.

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