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Entrevista central, martes 16 de agosto: Mohamed Odeh

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EC —¿Cómo define la relación actual entre Palestina e Israel?

MO —Las negociaciones están estancadas, están congeladas.

EC —Un informe publicado a comienzos de julio del Cuarteto formado por la Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y Naciones Unidas pedía a los israelíes renunciar a la colonización y a los palestinos cesar la violencia. Entendía que en esos dos puntos estaban radicados obstáculos importantes para las posibilidades de negociación y de paz.

MO —Sí. El informe del Cuarteto no fue tan justo. ¿De qué violencia estamos hablando? Sí, hay violencia en los territorios ocupados de Palestina, hay chavales muy jóvenes que han tomado decisiones propias para ir con un cuchillo a apuñar a alguien, o con piedras, lo que sea.

EC —La intifada de los cuchillos es la última de esas tendencias.

MO —Pero tenemos que preguntar por qué sucede, cuando íbamos siete, ocho años sin ningún tipo de violencia. Sucede porque esos niños ya no ven el horizonte de la paz. Le voy a recordar –usted es un periodista señalado y conocido a nivel mundial– que cuando firmamos los acuerdos de Oslo, a base de Jericó y Gaza, que son dos ciudades palestinas, el pueblo palestino, con todo su tejido social, jóvenes, mujeres, ancianos, fue con claveles que ponía en los fusiles de los soldados israelíes. Quiere decir que cree en la paz. Pero ven que no hay manera, que el soldado los humilla en los checkpoints, que los maltrata en todo momento, que viene un jeep militar al centro de Ramala, donde está el cuartel de Mahmud Abbas, el presidente de la ANP, entra a cualquier casa y maltrata al padre o a la madre delante de los niños. Eso está fomentando el extremismo en generaciones muy jóvenes, ellos lo están fomentando, evitando que estos puedan ver un futuro mejor.

Ahora en los asentamientos es otra cosa, cuando firmaos los acuerdos de Oslo había en todos los territorios palestinos, incluida Jerusalén Oriental, apenas 200.000 y hoy llegan a 650.000. Ellos controlan el 64 % del territorio del Estado palestino, consumen el 92 % de las aguas subterráneas de Palestina y nos venden el 8 % restante a precios muy altos. El pueblo palestino ha tomado la siguiente decisión, este es el mensaje fundamental: no somos enemigos de Israel, no somos enemigos de los judíos, sí tajantemente somos enemigos de la ocupación.

EC —Hablemos de la interna palestina. Porque Palestina tiene sus propios problemas intestinos. Usted pertenece a Fatá, la organización política creada, entre otros, por Yasser Arafat y a la que también pertenece el presidente Mahmud Abbas. Pero la ANP no tiene control sobre la Franja de Gaza, que actualmente está gobernada por el movimiento Hamás. Un movimiento cuyas tendencias violentas y hasta terroristas son una parte del problema de la relación Palestina-Israel. ¿Cómo está hoy la relación Al Fatá-Hamás?, ¿cómo está la gobernabilidad de los territorios palestinos?

MO —No, vamos a empezar por el final. Has dicho que es un feudo de terrorismo…

EC —No, no dije que era un feudo de terrorismo, digo que el movimiento Hamás tiene antecedentes en esa materia.

MO —Sí, pero me refiero a que la Franja de Gaza puede ser un feudo de violencia contra Israel, lo llamemos terrorismo o como sea. Empecemos por cómo se formó Hamás. Hamás se formó por la decisión de los israelíes en 1974, precisamente del hombre de la paz de Israel, el difunto Isaac Rabin, fue quien creó el movimiento Hamás para sustituir a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). La retirada unilateral israelí, sin coordinar con las autoridades palestinas, con la OLP de Gaza, mientras armaban hasta los dientes a los militantes de Hamás, llevó a que Hamás se apoderara de Gaza. En Al Fatá tenemos una ideología no sangrienta. Podríamos defender y mantener a Gaza a base de sangre, pero no queríamos eso porque Hamás, con todos los problemas que tiene, con la ideología que tiene, no deja de ser parte del tejido social y político del pueblo palestino.

¿Por qué hasta el momento no hemos podido reconciliarnos con Hamás? Sencillamente, tomamos el ejemplo del Muro de Berlín. El Muro de Berlín dividía a Alemania en dos y ningún dirigente alemán podía evitar este muro, hasta que se derrumbó la Unión Soviética. Me refiero a que hay factores externos, uno de ellos, el más esencial, es Israel, pero hay muchos otros –está Catar, está Turquía, está Irán, está Hezbollah en el medio– factores externos que influyen en que no se logre la materialización de la reconciliación con Hamás.

EC —En este estado de cosas, ¿puede decirse que usted representa al gobierno de Palestina o de una parte de Palestina?

MO —El gobierno actual gobierna en Ramala y en Gaza, como gobierno, como instalaciones de gobierno. Quien gobierna la […] en Gaza es Hamás, pero los ministros son los mismos, el que está en Cisjordania está en Gaza, el ministro de Sanidad es el mismo, va a Gaza. Hamás gobierna en la calle, tiene el poder en la calle.

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