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Entrevista central, martes 16 de agosto: Mohamed Odeh

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EC —¿Cuál va a ser el destino de la producción de esa planta?

MO —En primer lugar los países árabes. Tenemos unos 400 millones de árabes en 22 países, y muchos de ellos no tienen ni ganadería ni leche, muchos tienen pero no saben usarla –como el caso de Sudán o de Arabia Saudí, que tienen muchas vacas pero la industria no está muy desarrollada– y el resto no tiene. Por lo tanto parte de esta industria va a esos países. Y no nos olvidamos de las comunidades árabes en América Latina, hay muchos millones de árabes en los países latinos, especialmente en Chile, Brasil y los países de América Central. Tenemos más de 100.000 palestinos en Honduras, 60.000 en Colombia y unos 70.000 y pico en El Salvador. Es decir que hay una comunidad palestina y árabe enorme en el continente que puede consumir. Yo personalmente he comprobado en San Pablo, en Brasil, en la tienda de un comerciante árabe, que importa yogures de Líbano, por sus características. Si les podemos vender desde Uruguay es mucho más cerca y menos costoso.

EC —Los productos lácteos destinados al público de origen palestino tienen una característica especial. ¿Cuánto juega el rito halal?

MO —Creo que sí juega el rito halal hasta cierto punto, porque no están usando ninguna materia prohibida. Lo fundamental para ellos es no usar conservantes en la producción, aunque normalmente en los países desarrollados el conservante es esencial, especialmente en los productos que van a exportar, que necesitan mantenerse mucho tiempo.

EC —Otro dato que trascendió es que el 90 % de la producción se destinaría a la exportación y solo un 10 % a la plaza doméstica, a la plaza uruguaya. ¿Ustedes han manejado esos números?

MO —Sí. El tema es de doble cara. Primero, no traemos una inversión a Uruguay para competir con la producción interna de Uruguay. Si hemos traído una inversión, es para una ayuda mutua entre los dos países. Si venimos a competir con ellos esto sería una guerra de precios, una guerra de producciones, y no es el objetivo. Por lo tanto el mayor porcentaje es para exportar, el mínimo que va a quedar en el mercado local es obligatorio, no es porque quieran competir aquí con 10 % ni con 15 %, sino porque del proceso de producción del material para enviar afuera quedan cosas que hay que usar para material que solo se utiliza aquí.

EC —¿En qué estado se encuentra el proceso de inversión? ¿Ya está confirmada?

MO —Ya han firmado la sociedad anónima, el tema ahora es legalizar. Los chicos tienen interés en ponerse al día con el tema de las leyes de inversión, cuánto tienen que pagar. Creo que de aquí a unos meses estaríamos hablando de la construcción de la planta, de importación de máquinas, etcétera. Este grupo, además de trabajar en la industria láctea, tiene una fábrica de máquinas para la industria láctea. Quiere decir que pueden traer parte de su fábrica para hacer máquinas y exportar a los países limítrofes de Uruguay. Eso sería otra inversión en su momento.

EC —¿Cuál sería la fecha aproximada de puesta en funcionamiento de la industria?

MO —Un año, más o menos.

EC —¿Existen otras posibilidades de inversiones palestinas en Uruguay?

MO —Sí, estamos trabajando en varios aspectos, agrícolas, industriales. Como aquí no prospera mucho la plantación de olivos ni de dátiles, nos surgió la idea de traer expertos palestinos para que ayuden a aumentar la producción de oliva y aceite de oliva.

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