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Entrevista central, martes 17 de mayo: José Eduardo Cardozo

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EC —Desde el jueves de la semana pasada Dilma Rousseff no ejerce el cargo de presidenta de la República Federativa de Brasil, fue suspendida por 180 días a la espera de que el Senado resuelva si cometió, o no, el delito de responsabilidad que le atribuye la oposición.

¿De qué se la acusa exactamente?, ¿cómo se defiende? Estamos conversando esta mañana con el doctor José Eduardo Cardozo, que fue ministro de Justicia desde 2011 hasta marzo de este año y que hoy coordina el equipo de abogados encargado de la defensa de Rousseff.

Usted explicaba en la primera parte de la entrevista por qué entienden que la acusación no tiene sustento, que no encajan los hechos que se le atribuyen a la presidenta en las hipótesis en la cuales la Constitución habilita un proceso de impeachment.

En estos días usted va a tener que presentar los argumentos de Rousseff, ¿qué puede cambiar en esta instancia en relación a las anteriores? Esto que usted está exponiendo aquí ya lo ha dicho, ¿cabe la alternativa de que algunos senadores modifiquen su opinión?

JEC —Yo creo que sí, por algunas cuestiones que son importantes. Hasta ahora no se podían presentar pruebas. Es curioso, es muy difícil comprender esto, pero lamentablemente lo que dice la legislación en Brasil es que en esta primera fase no se hace la exposición de pruebas, ni de la acusación ni de la defensa, solamente se hacen alegatos. Cuando empieza el proceso la presidenta está apartada de sus funciones.

En esta parte del proceso nosotros podemos ejercer en plenitud su derecho de defensa, podremos escuchar a testigos, hacer pericias, etcétera. Nos parece que es imposible que ante las pruebas clarísimas que existen se coloquen pretextos. No existe una demostración de que la señora presidenta haya tomado la decisión acerca de que, por ejemplo, no se pagara al Banco de Brasil, la decisión fue del Ministerio de Hacienda, no de ella. Cuando sean escuchados los técnicos, los abogados… todas las decisiones de la señora presidenta contaron con la opinión de abogados públicos, de la Abogacía General de la Unión, que son de carrera.

Se va a demostrar, no solamente a los senadores sino a todos, en Brasil y del mundo. Creo que será muy complicado para la acusación decir: No, esto no es así como dijimos hasta ahora. Este discurso retórico tiene un aspecto que no se puede ignorar: es una situación de que las personas no comprenden.

EC —La habilitación del impeachment en el Senado salió con una votación de 55 a 22. 55 votos son más de los dos tercios, a los 54 que se requieren para apartar definitivamente del cargo al presidente, según lo que prevé la Constitución. Por lo que usted está diciendo, con esos argumentos que van a manejar alcanzaría con convencer a dos o a tres senadores para que el resultado cambie.

JEC —Claro, por las pruebas que ahora podemos mostrar. Hoy todo el mundo… si usted por ejemplo va a leer un editorial del New York Times, de Le Monde, de The Guardian, todos esos periódicos están absolutamente espantados por cómo se puede apartar a una señora presidenta de sus funciones porque ha hecho un manejo presupuestal que todos sus antecesores hicieron. El mundo entero tiene esa percepción, y ahora la población de Brasil empieza también a tenerla. Yo creo que siendo un juicio político el del Senado, que parte de presupuestos jurídicos que no existen, cada vez se ampliará más la convicción de que es un golpe. Eso, me parece, está empezando a crecer mucho en las calles. Además, hoy las personas empiezan a conocer al gobierno Temer -que es provisorio- que, por ejemplo, no tiene mujeres ni negros en su equipo, que eliminó el Ministerio de Cultura…

Existe un conservadurismo de Brasil que utilizó un momento de crisis económica para llegar al poder sin votos, sin la aprobación de la población; aprovechó una crisis económica, “cuanto peor mejor”, para que se pudiese hacer un golpe, Un golpe que, efectivamente, ahora las personas empiezan a percibir, porque no hay condiciones jurídicas para esto, lo que sí hay es un vicepresidente que fue electo con un programa que era progresista, que defendía a los ciudadanos, que sería llevado adelante por una mujer, y eso fue cambiado por un gabinete que no tiene mujeres ni negros y que va a hacer recortes en los programas sociales.

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