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Entrevista central, martes 18 de octubre: Diego Olivera

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EC —Veamos lo que está pasando en Uruguay en materia de drogas de síntesis. La semana pasada se divulgó un informe titulado Screening de nuevas sustancias psicoactivas y cocaína en muestras de orina en fiestas electrónicas en Uruguay. En el documento se consigna que la prevalencia de consumo de este tipo de drogas aún es relativamente baja en nuestro país. Se cita la VI Encuesta Nacional en Hogares sobre Consumo de Drogas, realizada en 2014, que muestra que quienes dicen haber probado alguna vez una droga sintética son el 2 % de la población. Sin embargo, preocupa el crecimiento que ha tenido en los últimos años: por ejemplo, el consumo de éxtasis aumentó de 0,1 % de la población en 2001 a 1,4 % en 2014. ¿Cómo analizan estos números?

DO —Nuestro país no es ajeno a una tendencia global de crecimiento de este consumo. Las redes de comunicación, particularmente internet, juegan un papel muy importante en el marco de esa globalización. Las culturas juveniles y la instalación de las fiestas electrónicas como eventos cada vez más frecuentes en nuestro país van ayudando a que haya crecido este tipo de consumo. Por otra parte es importante destacar que el volumen de las incautaciones de estas drogas se ha multiplicado por siete en lo que va de este año.

EC —En un año la incautación se multiplicó por siete.

DO —El volumen, la cantidad de pastillas. En lo que va de este año; todavía nos quedan algunos meses por recorrer y podría ampliarse a una vez más. Interpretamos que nuestro país en algún caso está siendo puerta de entrada hacia la región de algunas de estas sustancias, y evidentemente en ese tránsito quedan para el mercado local una cantidad importante de pastillas.

EC —Varias de las incautaciones tuvieron lugar en el aeropuerto de Carrasco o en el puerto de Montevideo. Recuerdo casos de turistas de origen europeo, belgas, que eran atrapados y se verificaba que tenían cantidad de estas pastillas consigo.

DO —Hay dos fenómenos que interactúan: una mayor oferta, pero también una transformación de determinados patrones culturales y generacionales que favorecen una mayor demanda o una mayor apropiación de algunos eventos y grupos de la sociedad que demandan crecientemente esta sustancia.

EC —El informe de la semana pasada presentó los resultados de otro trabajo, una investigación sobre la prevalencia de las nuevas sustancias psicoactivas en un ambiente de consumo. Concretamente, el trabajo se realizó en una fiesta electrónica y con un método novedoso, que convendría explicar. ¿Cómo se hizo?

DO —En cooperación con la Facultad de Química, especialmente con el equipo del Polo Tecnológico de Pando, instalamos un baño químico, que es un método de investigación, además de cumplir su función de baño en esa fiesta. Cada cinco personas que utilizaban ese baño se hacía una extracción de las aguas cloacales que después se llevaron a laboratorio para tener un screening de lo que se está consumiendo a partir del trabajo analítico que realizaron los químicos. Porque a veces, cuando se estudia a partir de incautaciones –como hace por ejemplo el Instituto Técnico Forense del Poder Judicial, que nos genera insumos bien importantes para entender el fenómeno de las drogas en Uruguay–, no se sabe si lo que se incauta es exactamente lo que llega al consumidor final y lo que este consume.

Por otra parte, este análisis a partir del baño químico nos permite tener el espectro completo de las sustancias, cómo se están combinando entre sí. No podemos asociar prevalencias, porque se retiraban las aguas cada cinco usuarios para blindar el estudio desde el punto de vista del anonimato, por tanto nadie puede hacer una trazabilidad de quién consumió qué, pero sí tenemos todo el espectro de las sustancias que se consumieron en una fiesta.

EC —Con ese método se hicieron 28 muestras correspondientes a cinco personas cada una.

DO —Exacto.

EC —En la conferencia de prensa, Eleuterio Umpiérrez, responsable de Drogas y Doping en el Instituto Polo Tecnológico de Pando, reconoció que hallaron más drogas de las que esperaban. ¿Cómo es esto?

DO —Era justamente una exploración, una investigación para recoger el espectro de consumo. Se encontraron los consumos más esperados, hubo una fuerte presencia de éxtasis en casi todas las muestras, de marihuana, de cocaína, y también aparecieron algunas novedades como los cannabinoides sintéticos, las moléculas que hacen a los cannabinoides, al efecto psicoactivo del cannabis, pero elaboradas en laboratorio, que era algo que no se sabía a ciencia cierta si estaba presente en Uruguay y se detectó. También se detectaron algunos pocos casos de sustancias que están tipificadas como “drogas de sumisión”, pero detectamos presencia, no sabemos con qué finalidad se utilizaron.

EC —¿Qué es una “droga de sumisión”?

DO —Es una droga cuyo uso conocido es anular la voluntad del individuo, generar una fuerte confusión y una cancelación de los actos volitivos, en general para utilizarlo en perjuicio de la persona y fundamentalmente en casos de robos, de violaciones. No podemos decir que esa detección que realizamos desde el punto de vista químico fuera estrictamente para esos usos en estos casos. Pero es una alerta saber que algunas de esas drogas están presentes en nuestro país.

EC —¿Se han recibido denuncias sobre el consumo de esta droga en casos de violaciones o robos? ¿Qué antecedentes hay?

DO —No, no lo tenemos como una tendencia instalada en el país. En principio creo que no tenemos condiciones para generar una alerta específica en este terreno; sí para estar mucho más atentos porque la detectamos y ahora es importante generar una buena práctica de alerta. De hecho tenemos instalado un dispositivo para compartir información entre distintos organismos, el Sistema de Alerta Temprana (SAT), que permite al Centro de Información Toxicológica del Hospital de Clínicas, el Instituto Técnico Forense, a los distintos servicios de atención en drogas que están en diferentes lugares del país y al propio Sistema Nacional Integrado de Salud reportar información a un sistema en el que todos los usuarios compartimos y eventualmente emitimos alertas. Hace poco emitimos una alerta vinculada al levamisol, que es un fármaco de uso veterinario que está siendo sistemáticamente utilizado para adulterar la cocaína y que produce fuertes efectos nocivos en la salud de los usuarios. Pudimos ir monitoreándolo a través del SAT. Y vamos a incorporar una fuerte vigilancia en torno a la presencia de estas drogas de sumisión.

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