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Entrevista central, martes 18 de octubre: Diego Olivera

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EC —Retomo un editorial del mes de julio aquí en En Perspectiva. A partir de la información de que la JND había organizado algunas intervenciones de información y sensibilización en algunas fiestas electrónicas, donde se habían repartido folletos sobre los efectos de las drogas de síntesis, yo decía: “Me parece que es muy poco. Creo que esta agencia del Estado y, sobre todo, los organismos especializados en la educación deben tener un papel mucho más activo. El Frente Amplio dio un paso muy audaz cuando en el gobierno de José Mujica se impulsó la regulación del mercado de la marihuana. Ahora tiene el deber de ser igual de audaz en estar a la vanguardia también en materia de prevención. La reducción de riesgos debe ser parte de esa estrategia, sí, pero, sobre todo, debe escucharse fuerte y claro el mensaje principal: que la mejor forma de evitar el daño es no consumir”. ¿Qué dice usted sobre este planteo?

DO —Es un planteo que nos interpela, es un planteo inteligente, nos parece muy razonable. Es de alguna manera el discurso que el gobierno lleva adelante, es el mensaje que se trasmite. Todos hemos escuchado al presidente de la República abordar este tema. Estamos trabajando fuertemente, por ejemplo con la ANEP, tanto a nivel de primaria como de secundaria, para instalar como contenido la prevención en el uso problemático de sustancias, de todas las sustancias, incluyendo el alcohol, que es la sustancia de mayor prevalencia y mayor uso problemático en nuestro país, a pesar de que es legal y está muy integrada a la vida social.

EC —Justamente, con el alcohol se es muy firme, se es mucho más firme con el tabaco, al punto de que se han llevado adelante políticas directamente agresivas, en consonancia con la Organización Mundial de la Salud, pero muy fuertes, con advertencias en las cajillas, con fotografías, pictogramas de los efectos que produce el consumo de tabaco. Da la impresión de que con las drogas falta llegar a esos puntos, a esos límites.

DO —A veces los discursos centrados en el no o en la prohibición no tienen los efectos deseados en los públicos a los que queremos llegar. Es más, a veces provocan la reacción contraria, de explorar eso que es prohibido, eso a lo que el mundo adulto o las instituciones dicen que no. Nosotros partimos de una estrategia comunicacional que se basa en la idea de que todo consumo de drogas tiene riesgos y es importante conocerlos, pero que esos riesgos no pueden ser ni minimizados ni maximizados al punto de atemorizar con cuestiones que no existen. Hay que colocar el énfasis en información de calidad, por eso hemos desarrollado estos eventos que hacen a generar conocimiento científico serio para saber de qué hablamos cuando hablamos de drogas en general, pero también de drogas de síntesis en particular. Además trabajamos con información a partir de redes sociales, de nuestro sitio web, de folletería que se distribuye, de imágenes que se colocan en los predios de fiestas y de otros eventos, y particularmente en el sistema educativo. Creemos que comunicando bien, comunicando responsable y seriamente, vamos a poder instalar esta idea de que todo consumo de drogas tiene riesgos, que es muy importante que cada persona realice una parte de la gestión de esos riesgos y que se instale como tema de conversación en las familias, en los grupos de pares y eventualmente en las instituciones.

EC —¿Está previsto intensificar esa línea de trabajo?

DO —Sí, está previsto. Particularmente estamos trabajando en el diseño de una campaña que va a llegar a medios masivos y que tiene como idea central que el consumo de sustancias puede ser nocivo para la salud y que es importante estar muy bien informado al respecto.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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