EC —Para terminar de repasar los desafíos que implica esta población uruguaya, que va a estar estancada pero progresivamente envejecida, teníamos que ver, aparte del sistema de seguridad social, dos capítulos más: los sistemas de salud y los de cuidados.
JJC —Desde el punto de vista de las consecuencias económicas, esos son los tres grandes sistemas en los cuales el envejecimiento provoca presión. La necesidad de financiamiento del sistema de salud se debe a que el gasto en salud se incrementa muy fuertemente a medida que la edad aumenta, el grueso del gasto en salud se concentra en los últimos años de vida de las personas. ¿Cómo financiarlo? Nuevamente la primera respuesta es exactamente la misma que para el tema anterior: tenemos que tener la capacidad de generar más riqueza con una menor cantidad de personas en edad de trabajar. Hay otro punto particularmente que apuntala mucho la disminución del potencial costo en salud: el llevar vida saludable, pasar de una perspectiva de la salud de corte asistencialista a un sistema de salud que se base en la prevención y en prepararnos para la vejez desde el momento en el que nacemos. Puede sonar un poco curioso, pero tenemos que lograr que además de la esperanza de vida, como usted mencionaba al inicio de la entrevista, se mejore la esperanza de vida en buena salud.
EC —Exactamente, no es cuestión de llegar a los 90 o a los 100 de cualquier forma.
JJC —Exactamente.
EC —Y para eso el enfoque del sistema de salud es importante.
JJC —Totalmente. Y procesar reformas como la que está procesando Uruguay de un sistema que pasa de la asistencia a la prevención.
EC —¿Y en cuanto al sistema de cuidados?
JJC —La gran cirugía de los sistemas de protección social en el mundo, sobre todo en el que está envejeciendo. Varios países europeos ya han avanzado en este sentido, Uruguay está siendo, como en muchos otros campos, pionero en la región de América Latina y el Caribe con la implementación de un Sistema Nacional de Cuidados, que se dirige a tres poblaciones: infantil, con discapacidades y de adultos mayores que requieren atención. Claramente la demografía nos indica que este tercer factor va a ser el que se va a incrementar cada vez en mayor medida y seguramente en el futuro concentre la mayor cantidad de esfuerzo y requerimiento. Es necesario hacerlo por cuestiones de equidad, porque ahora ya no envejecen solamente los sectores de ingresos medios y alto, que tenían bolsillos para enfrentar con dignidad el envejecimiento, sino todos los sectores de la sociedad. No es una cirugía menor desde el punto de vista de la seguridad social y, nuevamente, la respuesta para esto está engarzada con las dos anteriores: con la capacidad de crear mayor riqueza por parte de una menor cantidad de trabajadores y con procesar estilos de vida saludables que nos permitan disminuir las necesidades de atención a población que requiera cuidados en las edades más avanzadas.
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Transcripción: Andrea Martínez
