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Entrevista central, martes 21 de febrero: Jorge Gandini

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EC —Son 18 páginas en ese formato.

JG —Habíamos conversado sobre el tema más de una vez, en más de una ocasión. Más formal o más informalmente, siempre conversamos la posibilidad o la idea de la transformación del sector de AN en una organización política más abierta, para que pudieran expresarse dentro de ella liderazgos emergentes que no tienen lugar en una estructura demasiado cerrada. Porque el partido, lamentablemente, va a internas que son tremendamente abiertas, las más abiertas de todas, en las que participa todo el mundo y todo el mundo saca listas en todo el país, y eso hace que el partido vote muy bien en las internas. Tanto que en la interna el partido vota mejor, va más gente a votar al Partido Nacional (PN) que al Frente Amplio (FA). Cuando llegamos a la elección nacional todo eso se comprime en dos grandes columnas y muchísima gente que expresó una pequeña lista o corriente dentro del partido queda encolumnada en una de esas dos tendencias y queda muy abajo, muy lejos, entonces queda también muy desmotivada. Y no trabaja, no trabaja del mismo modo que lo había hecho en la interna.

EC —A partir de ese análisis, ¿qué es lo que ustedes entendían –porque por lo visto lo habían estado conversando– que tenía que pasar con AN, cuál era el problema de AN?

JG —Una de las conclusiones era que teníamos que ir a un formato de varias corrientes, que existen en AN, pero que se pudieran expresar también electoralmente. Y que tuvieran cabida en el sector. O sea que el hecho de que existieran varias corrientes y que estas además tuvieran expresiones electorales en el Senado, por ejemplo, en el tiempo de las elecciones nacionales, no fuera en contra sino a favor de una candidatura presidencial en la interna y la fuerza del sector en las elecciones nacionales.

EC —Ustedes entendían que AN tenía que recorrer un camino similar al que en etapas recorrió la rama herrerista del partido. Porque hubo un primer intento encabezado por el propio doctor Luis Alberto Lacalle y luego otro parecido, con las mismas características, cuando se creó Todos, encabezado por Lacalle Pou.

JG —Sí. Ahí la génesis es diferente, porque eso sucede en la transición entre el liderazgo de Lacalle Herrera y un vacío que se genera en la búsqueda de un nuevo candidato –en el que varios intentaron ocupar ese lugar– y la llegada de Lacalle Pou. Cuando llega Lacalle Pou, llega con su grupo, pero hay otros, y esos otros se expresan en las elecciones internas y marcan sus votos. Eso podía haber llevado a dos situaciones en las elecciones nacionales: o varias listas al Senado o la negociación –y las elecciones internas dan un elemento objetivo para el ordenamiento– y la construcción de una lista única, que fue lo que hicieron. Pero tuvieron una génesis diferente.

En nuestro caso quizás el resultado sea parecido. Pero parte también de una reflexión: ¿qué le pasa al partido que vota a veces mejor en las elecciones internas que en las nacionales? Quizás la explicación sea que el FA no les da demasiada importancia a las elecciones internas, cumple con un trámite, de ahí surge poca cosa, y para los blancos surge todo. Los blancos elegimos las autoridades que van a comandar al partido por los siguientes cinco años en lo nacional y en lo departamental, sale la candidatura presidencial, salen las candidaturas a intendentes y se ordenan las listas. O sea que el que marcha en una interna marcha para después, la interna es la madre de todas las batallas. Y si quedaste primero en la interna vas a encabezar una lista y capaz que vas en coche, y si quedaste cuarto, ya marchaste. Lo digo bien clarito para que todo el mundo entienda cómo es la lógica de la política, que es muy democrática la nuestra.

Pero eso también le quita potencia, porque ese que dice “ya fue lo mío” después en muchísimos casos se traduce en que estoy, acompaño, pero guardo energías para cuando tengo chances de vuelta, en las municipales. Y en las municipales voy a la Junta Departamental, voy a una alcaldía, voy a un municipio, entonces reaparecen una cantidad de listas que pueden acumular por su lema, que pueden expresarse y que tienen lugares donde hacerlo. Donde el partido pasa por un cuello de botella es en las elecciones nacionales, porque al haber dos grandes listas al Senado, hay dos listas a Diputados. Y en el FA hay 9, 10, 13 listas al Senado y una cantidad similar de listas a Diputados, eso abre un abanico y motiva al trabajo y a la competencia. Más allá de esa reflexión, esa reflexión ayuda a pensar que puede ser hasta bueno para el partido, además de para el sector, abrir los espacios.

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