EnPerspectiva.uy

Entrevista central, martes 21 de febrero: Jorge Gandini

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —Pero el documento de Larrañaga solamente habla de lo que este modelo de AN habría obtenido como resultados. Dice “nuestra trinchera ya es bastión inexpugnable y el objetivo inicial está cumplido”, pero no habla de estos otros inconvenientes, y sobre todo no habla del desgaste que el liderazgo de Larrañaga ha ido mostrando en los últimos tiempos.

JG —Pero esos inconvenientes son del partido, en el otro sector del partido está pasando lo mismo. Carlos Enciso, el intendente de Florida, anuncia un camino similar al que estoy comentando, sacar su propia lista al Senado respaldando la candidatura de Luis Lacalle Pou, pero expresando otra cosa dentro de ese sector. Y nadie se engaña, dentro del sector el senador Javier García expresa con su grupo Espacio 40 algo diferente que no responde exactamente a la línea oficial. Y eso está bien. Si eso termina en más de una lista al Senado no sé, pero podría terminar. Pero eso puede poner en duda qué sector del partido queda con algunas bancas. Eso lo puede poner en duda, lo que alimenta la posibilidad de ganar la presidencia.

Fíjese adónde nos lleva el sistema. Lacalle Pou nos gana la interna por un margen respetable; normalmente el que gana la interna tiene el favoritismo y encabeza y por lo tanto luego se expresa claramente en el resultado de la elección nacional en la bancada. Sin embargo en la elección nacional obtuvimos 16 diputados cada uno de los dos sectores, 16 y 16.

EC —¿Qué lectura hace del contraste entre la elección interna y la interna que mostró la elección nacional?

JG —Mi lectura personal es que privilegiamos mucho eso, la disputa o los espacios entre los sectores, y perdimos de vista quizás, en el formato que tenemos para enfrentar la elección nacional, el objetivo principal. Si hubiera terminado 20 a 14 en vez de 16 y 16 pero hubiéramos ganado la elección, el resultado habría sido otro. Pero miramos mucho cómo equilibrar las fuerzas internas. Creo que el formato que tenemos que mirar para adelante tiene que privilegiar ganar la elección nacional, más allá de cuál sea el sector o las agrupaciones que tengan mayorías dentro del partido.

EC —Eso lo dice el documento cuando dice “ahora es momento de ir por todo, el nuevo objetivo es ganar el gobierno de la República y para nuevos fines hay que tener nuevos medios. En 2017 lanzaremos un nuevo frente político llamado a reunir sectores, dirigentes, militantes y jóvenes bajo la bandera del wilsonismo. Si queremos cambiar la realidad de nuestro país debemos llegar al poder, y si queremos llegar al poder debemos tener una estructura más grande, más amplia y más inclusiva”. ¿Entonces? Coincidencia total con lo que usted venía señalando.

JG —Por eso decía, en la evolución del análisis y del diagnóstico habíamos discutido esas cosas, se expresaron claramente en un documento y hasta ahí creo que vamos bien. Nos sorprendió porque no esperábamos el documento, nos sorprendió que no nos hubiéramos sentado todos a escribir, a aportar ideas. Pero es una de las maneras que a veces los jefes políticos, los líderes, tienen de sacudir el tablero y la modorra: “Tomen, acá tienen, váyanse con deberes a las vacaciones y el año que viene discutimos”.

EC —¿Hablaron de eso en la reunión de la semana pasada?

JG —Sí, sí.

***

EC —Usted decía que con el documento de Larrañaga, pese a que ustedes no participaron en la elaboración, tiene algunas coincidencias, tanto en el diagnóstico como en la fórmula, la organización alternativa que se insinúa en él. Pero en cuanto al diagnóstico, el texto no habla para nada del desgaste de la figura del propio Larrañaga como líder, y ese es un factor que está jugando hoy en su grupo político. ¿Cómo lo ve?

JG —Pienso que la permanencia en política en estos tiempos en que la comunicación es tan importante y tan activa siempre genera desgaste, para cualquiera. Y Larrañaga, que es un dirigente que ya hace muchos años que toma decisiones y encabeza un grupo y se hace cargo de esas decisiones, obviamente ha sufrido un desgaste. Quizás esa sea la explicación de –me atrevo a decirlo, es cosa mía– de por qué cuesta tanto hablar con Jorge Larrañaga, a los periodistas también, quizás haya decidido poner un paréntesis en su aparición pública tan activa y permanente y de asumir el liderazgo en la comunicación todos los días. Quizás haya que poner un poco de distancia para estar renovado en los próximos tiempos y elegir mejor el momento en el que se sale.

Comentarios