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Entrevista central, martes 21 de febrero: Jorge Gandini

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EC —¿Entonces quien tenga sus propias aspiraciones presidenciales, ejemplo Verónica Alonso, tendrá que hacer rancho aparte?

JG —A nadie se le ocurre que vamos a hacer una interna de AN a ver quién es el candidato, si fuera así tendríamos que hacer una interna, y no hay espacio para hacer una interna en un sector que tiene ese formato. En el partido se pueden expresar otras corrientes. Los intendentes estuvieron analizando eso y hoy están plenamente integrados al sector, con una visión diferente, crítica en algunos aspectos y alternativa. Vamos arriba, eso es lo que construye. Pero no cuestionan eso, todo el mundo puede tener su visión, pero hay un momento en que se dividen las aguas.

EC —¿Qué más? ¿Qué saben? ¿Qué discutieron con Larrañaga a propósito de cómo encarar esta nueva etapa, esto que él llega a denominar Juntos? Lo primero ya lo señaló, sería un movimiento más abierto.

JG —Más abierto, en el que hay que establecer reglas de juego claras, que todavía no están discutidas, en el que tienen que participar otra cantidad de dirigentes. Muchos compañeros estamos sentados en el Parlamento por el esfuerzo de dirigentes que no salieron nada pero que aportaron su caudal electoral en distintas zonas del país. AN no tiene diputados en Rocha, en Flores, en Florida, en Rivera, en Salto, por ejemplo, y sin embargo tenemos agrupaciones importantes allí, con dirigentes de referencia. Toda esa gente tiene que participar en el debate. Y tenemos que llegar a conclusiones y tenemos que salir con mucha fuerza. Nosotros tenemos que sentirlo y la ciudadanía tiene que sentir que hay un sector dentro del partido que prendió los motores para salir a competir con la interna, no nos quedamos con la idea de que hay un resultado ya establecido de quien ganó la interna. La vamos a pelear, nos tenemos que preparar diferente y mejor para pelear esa interna. Y luego hay que trabajar contenidos.

EC —En el documento se sostiene “estos no son tiempos electorales todavía”. De todos modos, hay lineamientos que tienen aire electoral. Por ejemplo, se menciona que se va a hacer un énfasis fuerte en el despliegue en Montevideo y Canelones, que uno de los objetivos principales es que el PN “vuelva a ser la principal fuerza política en la capital y otro tanto en Canelones”. ¿Qué importancia tiene esto?

JG —Eso también lo dijo el otro sector del partido, se lo escuché decir en estos días a Todos, Lacalle Pou dijo algo en el mismo camino, diseñando su formato de trabajo para adelante. Es el reconocimiento de una situación obvia. El partido siempre ha trabajado más donde le va a mejor que donde le va a peor, porque es natural, uno tiende a ir adonde se siente más cómodo. Pero las elecciones se ganan en el sur, donde al partido le cuesta, y le cuesta porque le cuesta el vínculo, el discurso y la confianza en los centros urbanos. Le cuesta Montevideo y le cuesta Canelones, pero ahí es donde se da la batalla. Mejorar un 10 % en Tacuarembó no mueve la aguja, hay que mejorar un 2 % en Canelones y un 3 % en Montevideo y ganar la elección. Por lo tanto es ahí donde todos nos disponemos a trabajar, de modo diferente quizás los dos sectores.

Más allá de la comunicación, que hoy en día es además un desafío permanente, hay una labor de infantería ineludible en la política, de un mano a mano, de dar la mano, de mirar a los ojos, de hablar con la gente, de ir a las casas, de entenderla, de poder interpretar. Sobre todo porque los políticos estamos confundidos, desconcertados, en estos tiempos en que la gente ha cambiado la forma de pensar radicalmente sobre nosotros, sobre la democracia, sobre las respuestas que la democracia le da, la gente se ha empoderado a través de las redes sociales de un lugar para decir lo que opina y lo dice sin ningún desparpajo y a veces sin ningún respeto.

EC —¿Los tiene nerviosos?

JG —A mí en particular me tiene desconcertado, quiero tratar de entender. Y las reacciones o a veces los comportamientos electorales pueden ser diferentes; quiero ver si al final no termina todo como siempre. Uno ve a la gente opinando mucho más radical, exigiéndonos cada vez más, exigiéndonos en el mano a mano, nos llega como quien dice a la puerta de nuestra casa a través de las redes sociales la pregunta de qué hicimos, dónde estuvimos, por qué no estuvimos, por qué no había cuórum, por qué no estábamos en sala, qué votamos, por qué lo votamos. Eso nos demanda mucha más presencia. Y eso hay que hacerlo, es parte del trabajo, sobre todo en Montevideo y Canelones.

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