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Entrevista central, martes 24 de enero: Pablo Bartol y Guillermo Fossati

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EC —Se llama phenomenon learning.

GF —Exactamente. También está el razonamiento de trabajar sobre la base de proyectos, rompen un poquito con la asignatura como tal y buscan la integración y la aplicación del conocimiento al mundo real, a los efectos de que el alumnado encuentre un sentido a la tarea educativa.

EC —¿Se eliminan las materias como tales?

GF —Eso es lo último que se estaba planteando. No sé hasta qué punto van a llegar a desarrollarlo, en esta dicotomía de razonar con contenidos curriculares y competencias curriculares –algo que en nuestro medio está muy presente también y que estaba en la base del frustrado cambio del ADN de la educación–, pensar concretamente en una visión distinta. En realidad no se piensa en el vacío, ciertos contenidos hay que tener, es muy difícil abordar la aplicación del razonamiento matemático para solucionar un problema del mundo real si uno no tiene ciertos contenidos adquiridos. Por lo tanto contenidos, competencias y sentido a la tarea educativa en cuanto a aplicar todo ese saber para resolver problemas del mundo real es la lógica –las llaman competencias transversales– y una visión multidisciplinaria que permita, por ejemplo, en materia de un proyecto, aplicar química, física y matemática para resolver un problema del mundo real, integrando el conocimiento proveniente de distintas asignaturas. Es una visión muy moderna y muy actualizada.

EC —En Uruguay hay experiencias en esta materia.

GF —Hay experiencias en esta materia, pero para mirarlas a escala masiva el gran problema es si el cuerpo docente está preparado. Cuando uno tiene en términos generales un universo de docentes que están formados en una enseñanza asignaturista, una de las cosas que se empiezan a presentar son las resistencias. Lo vamos a estar viendo, resistencias de los sindicatos, que ven en el modelo que ya conocen hasta un refugio y les cuesta introducir el cambio. Estos cambios no se decretan, se van haciendo, son procesos complejos que requieren avanzar por etapas secuenciales hasta hacerlos posibles.

EC —Pregunta un oyente por qué no se hace más énfasis en que los niños en Finlandia comienzan la escuela a los 7 años.

GF —Ese es un aspecto interesante, porque a diferencia de que en general se comienza a los 6 años, en Finlandia se comienza a los 7 años. Esto no significa que no tengan actividades de índole educativa en etapas previas. Yo decía que la educación inicial en Finlandia no es obligatoria, pero el 95 % va.

EC —¿Qué relevancia tiene eso de los 7 años?

GF —Desde el punto de vista estricto, uno se pregunta si las bases por las cuales están considerando este aspecto tienen que ver con aspectos evolutivos en el neurodesarrollo, en la preparación para el aprendizaje. Respetar y entender ciertas características de las etapas por las cuales uno transita. No tengo evidencia contundente de que esa sea la razón, lo razono más como profesional conocedor de la psicología evolutiva y de las etapas del desarrollo infantil.

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EC —Estamos instalados imaginariamente en Finlandia, en el noreste de Europa, sobre el mar Báltico. Finlandia limita al norte con Noruega, al este con Rusia, al oeste con Suecia. Tiene 303.000 kilómetros cuadrados (su tamaño no llega al doble que Uruguay), tiene 5,5 millones de habitantes (la población tampoco alcanza al doble de la uruguaya), y su PBI per cápita es de US$ 34.500, en ese caso sí, el doble del que caracteriza hoy a nuestro país.

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EC —Pablo Bartol está en este momento en Finlandia, más precisamente en la capital, Helsinki. ¿Qué es exactamente lo que estás haciendo desde la semana pasada allí?

PABLO BARTOL (PB) —Estoy desde el martes pasado, vine a un curso en una ciudad en el norte de Finlandia, que se llama Rovaniemi, junto con unas 100 personas de escuelas y colegios de todo el mundo, para conocer un poco más a fondo el sistema educativo finlandés. Ahora estoy en Helsinki, en el fin de semana crucé a Estonia, a Tallin, donde también pude ver alguna escuela pública, y me voy hoy de tarde para el noroeste, a la ciudad de Jyväskylä, que es como una ciudad universitaria, donde está muy concentrado lo que es educación, para ver la formación docente desde ahí.

Esto es parte de un grupo de colegios argentinos, el colegio San Andrés, el Northlands, muchos colegios, todos bilingües, que quieren aplicar el modelo educativo finlandés en base a proyectos, y por eso realizaron todo este viaje. El director del liceo técnico de Los Pinos y yo nos vinimos de “colados” en ese grupo, y estamos viviendo una experiencia espectacular.

EC —¿Qué enseñanzas has sacado? ¿Qué detalles te llamaron la atención, te parece que pueden servir para la experiencia de ustedes?

PB —Habíamos leído mucho del modelo finlandés y de educación por proyectos, y al llegar acá nos damos cuenta de que aquí mismo está en pañales todavía. No es un sistema educativo extendido, que todo el mundo esté viviendo, sino que nos encontramos con que es algo muy innovador, incluso para los propios finlandeses. Lo tienen incorporado en el nuevo currículo, que arrancó en setiembre de este año, y lo van a ir incorporando de a poco como metodología educativa. Pero todavía te encontrás con gente que no lo sabe aplicar muy bien, y también con las típicas resistencias de docentes a quienes les supone un cambio en su modo de trabajar o que tienen dudas respecto a las bondades de esta modalidad. Es una forma de trabajar que está muy pensada por académicos que tratan de adaptar el modo de educar a la realidad del trabajo hoy día, que es un trabajo multidisciplinario, que requiere mucho trabajo en equipo, mucha comunicación, entonces quieren que el niño desde el chico ya aprenda a trabajar con esa modalidad.

Entonces hemos visto escuelas de punta, como la de hoy de mañana, que se llama Saunalahti, donde veías que hay mucha gente aplicándolo, pero también alguna persona que tiene sus dudas. Sobre todo ayer en Siponlati, que es otra escuela de punta; ahí sí me encontré con una subdirectora que manifestaba sus dudas, y también que era una sobrecarga de trabajo muy importante para el docente tener que volver a preparar su forma de trabajar, y eso les pesaba como a cualquiera que le cambian la forma de trabajar.

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