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Entrevista central, martes 26 de diciembre: Enrique Antía

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EC —¿Cuándo fue que la Intendencia intervino, cuándo fue que propuso cambios al proyecto del edil Varela?

EA —Fue por principios de 2017.

EC —A principios de este año.

EA —Hace como un año, diez meses. Ahí se propusieron cambios que fueron mejorando el proyecto. Era la primera vez que se hablaba de regulación, ni siquiera se había regulado en Montevideo, se había empezado acá por Maldonado. La Intendencia insistía en que cualquier proyecto de regulación aprobado debería tener como base por lo menos lo que se les exigía a los taximetristas, de ahí para arriba. Si van a competir, que sea en igualdad de condiciones, que paguen los mismos impuestos, que se les exija la misma calidad de vehículos, etcétera. Después se durmió en la Junta, pasaron los tiempos, vinieron otros temas y quedó por ahí.

EC —¿Y la Intendencia no hizo llamados de atención para que el asunto se abordara?

EA —No, porque no era prioridad de la Intendencia, nosotros teníamos otras prioridades y nos dedicamos a los temas que para nosotros eran prioritarios.

EC —Puede pensarse que es prioritario resolver las dificultades que tiene Punta del Este habitualmente en la temporada a los efectos del transporte de personas.

EA —Sí, eso es bien importante, pero el año pasado no tuvimos dificultades con el transporte de personas.

EC —¿Ah, no? ¿Los taxis alcanzaron el año pasado?

EA —No, pero no tuvimos quejas. Y en la JDM y en el Gobierno departamental estábamos abocados a tres o cuatro proyectos que eran básicos para el desarrollo del departamento y que nos llevaron el 80 % de la atención del Ejecutivo y del Legislativo. Ahí marcamos nuestras prioridades. Lo otro no era prioridad, y sobre todo no veíamos a las aplicaciones o a las empresas como Uber acercarse, no vinieron nunca más.

EC —¿Y por qué dice que los ediles cayeron embretados en el manoseo de las empresas?

EA —Sobre el final hubo algún asado de algunos ediles con algunas de las aplicaciones, y creo que participó también algún integrante de la patronal de taxis. Ahí salieron versiones raras.

EC —¿A qué alude?

EA —A que había ya una empresa que tenía 50 autos para traer, se iba a favorecer a una empresa, y ahí hubo otros ediles que le pusieron la tranca: “no, pará”.

EC —¿Qué pasó? ¿Hubo presiones, hubo intentos de comprar votos? ¿De qué está hablando?

EA —Yo no participé. Hubo reuniones y esas reuniones trascendieron, pero ahí nadie puede decir que haya habido alguna cosa rara. Pero ahí la patronal de taxis se enteró de esa reunión y empezó a hacer presiones para que ya sobre el pucho, como eso ya era en diciembre, no se votara algo que competía contra ellos, lógico. Ahí se armó una movida que incluso coincidió –y acá también importa esto, porque hay que saber leer todo–, hubo una gran movida de prensa en algún medio en especial y una gran movida de las aplicaciones…

EC —¿Qué quiere decir con gran movida de prensa? ¿De qué medio está hablando?

EA —De algún medio en especial que todos los días publicaba algo sobre Uber en Maldonado. Y también hubo en las redes sociales. A mí por ejemplo me llegaron en la última semana, tres días antes de que Uber viniera, como 100 mails de distintas personas, todos iguales, o 95 % iguales, con nombres distintos, presionando por el tema de Uber. Hubo todo un aparato de prensa. Cuando yo recibí a Uber en el despacho, la tercera persona que venía, que era encargada de prensa, asintió con la cabeza con respecto a la movida de prensa y el operativo de prensa que la empresa había hecho. Si usted quiere saberlo, pregúnteselo a Uber.

EC —Fue conocida esa movida, fue pública.

EA —Movida pública, que seguramente le costó unos cuantos pesos a Uber para poner el tema en la cancha. Fue así, no se preocuparon en todo el año y vinieron al final. En definitiva empezaron a trabajar en Maldonado, como dije, de pesados. Y están brindando un servicio, no sé cómo va a ir, ojalá sea todo en paz, salga todo bien, porque acá lo que importa es el destino final, el turista, que viene mayormente de Argentina y de Brasil y ahí está funcionando, entonces para ellos es más fácil.

EC —Después de que se pospuso en la Junta el tratamiento de la regulación de estos servicios de transporte, usted declaró que no le gustaba la forma en que Uber se estaba instalando. Lo acaba de reiterar ahora, pero agregó que no iba a corretear a Uber, que no iba a inspeccionar, que no iba a controlar, que no iba a imponer la reglamentación vigente. ¿Por qué? Esta fue la parte que más llamó la atención de su actitud.

EA —Sí, dije que no iba a correr chanchos adentro del monte. Porque la experiencia en Montevideo muestra que no sirvió para nada, hubo toda una caza de Uber y toda una presión y no sirvió para nada, se terminó instalando igual. Y hubo acciones de violencia o situaciones incómodas que fueron más perjudiciales. Acá no queríamos andar en plena temporada turística generando situaciones de estas características. Aparte tampoco era criterio de la gremial de taxis de Maldonado generar presiones de esas características, ellos saben que esto es un tema que se viene y que van a terminar compitiendo. Es más, están pensando en asociarse con alguien o hacer una aplicación, eso lo hemos hablado con los taximetristas de Maldonado. Por eso le sugerí a Uber que si venían que hablaran con ellos, que buscaran la manera de tener algún entendimiento.

EC —¿Usted sabe entonces que los taxistas no van a provocar incidentes con Uber? Porque en Montevideo los tuvimos y fueron varios.

EA —Varios y bastante desagradables. Creemos que acá eso no va a ocurrir porque la actitud de la gremial de taxímetros es bien distinta. Yo los conozco bien, son muy buenos vecinos, gente de paz.

EC —Pero ellos están molestos con el ingreso de Uber.

EA —Por supuesto, tienen que estar molestos porque vinieron de pesados. Ni siquiera los llamaron, porque habían quedado en llamarlos por teléfono. Después de la reunión que yo tuve con Uber el viernes pasado, el martes tuve una reunión con dos representantes de los taxis y ellos manifestaron la voluntad de hablar, de buscar algún punto de entendimiento, incluso de hacer algún negocio con ellos si Uber pensara en una tarifa diferencial para los taximetristas, en darles algún reconocimiento. Porque acá hay un tema que tenemos que pensar, que para mí es obligación pensar con seriedad, que es qué pasa en marzo. Porque acá está todo muy lindo en la temporada de verano, vamos a la temporada de Punta el Este, vamos allá a resolver el tema del turismo, pero en marzo hay colas de ocho, nueve, seis, siete taxis en las paradas, sin trabajo. ¿Qué pasa ahí después? ¿Qué hacemos con ese servicio? Venimos, trabajamos solo en verano, nos llevamos la plata del verano y después dejamos a un pequeño empresario sin reservas para aguantar el resto del año.

EC —Ese es un punto complejo, un punto muy específico del caso de Maldonado, que se diferencia de Montevideo.

EA —Es un punto muy específico, pero es el punto que yo tengo que resolver. Por eso soy muy cuidadoso en lo que digo y en lo que hago. Porque tenemos que ver qué pasa en verano y después qué pasa en invierno, porque tenemos diferencias muy grandes de un mes a otro. Si no me importara un rábano, organizaría el levantamiento de la basura para el invierno y en verano que se arreglen. Pero no, tengo que ocuparme de todo, organizar levantar la basura en verano y a su vez brindar un servicio en el invierno, y pagar las dos cosas. En el transporte es lo mismo, si permitimos que mañana haya un libertinaje total en las camionetas que brindan servicio al turismo y aparezca un Uber de camionetas de turismo, ¿qué hacemos después con las líneas de transporte? ¿Cómo hacemos llegar a las líneas de ómnibus a los lugares adonde tienen que llegar porque no pudieron aprovechar la temporada de verano para hacer un plus que les permitiera aguantar el invierno? Esas son las dificultades que tiene un departamento como Maldonado, que tiene 200.000 personas todo el año y 700.000, 800.000 en verano.

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