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Entrevista central, martes 30 de junio: Ricardo Gil Iribarne

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EC —Justamente, cuando asumió el cargo de presidente, usted dio una entrevista en Búsqueda en la que aparecía algún señalero encendido en esta dirección. Cuando le preguntaron cuáles eran sus objetivos, usted contestó: “Estoy muy preocupado por el tema de la corrupción en el mundo, en la región y en Uruguay. En los últimos años trabajé en varios países de América Latina y creo que el tema de la corrupción es un tema que está pegando muy fuerte, que va a seguir pegando muy fuerte y que, más allá de los buenos indicadores que tiene Uruguay, tenemos que estar bien preocupados”. Viene de la experiencia internacional suya.

RGI —Sí, yo trabajé en Uruguay durante cinco años en el combate al lavado de activos, después trabajé cinco años en la región en el combate al lavado de activos. La región es de México al polo Sur, en 16 países, y cuando me planteé volver a Uruguay y se me planteó la posibilidad de volver a trabajar en un cargo público, definí que el tema que me interesaba era el tema corrupción. Porque realmente –y después pasaron muchas cosas: Brasil, Petrobras, Odebrecht, todas esas cosas que en aquel momento todavía no conocíamos– el tema de la corrupción es un problema grave del mundo ahora y en los próximos años. Yo he visto cosas interesantísimas en estos años, desde policías que cobraban US$ 500.000 por mes a los narcos hasta presidentes de bancos centrales con los cuales me reuní en algún país y a la semana estaban presos por coima, y en esa reunión había un fiscal general de un país que ahora también está preso por coima. Es muy fuerte lo que está pasando.

EC —Usted entiende que Uruguay tiene que reaccionar.

RGI —Ahí está el tema del vaso medio vacío y medio lleno, creo que hay que ver las dos cosas. ¿Uruguay está mejor que otros países? Yo digo que sí, no porque lo diga Transparencia Internacional, sino porque he andado en la vuelta y realmente tenemos fortalezas: hay una seriedad institucional, un respeto por las instituciones que no se da en otros países, hay un funcionamiento del sistema político que todos criticamos pero que tiene fortalezas que no hay en otros países, hay una autonomía del Poder Judicial, de la Fiscalía fuerte. Hace poco estuve en un país donde los empresarios me decían “acá el problema es el sistema judicial, porque no hay juicio que no se arregle con plata”. Eso no pasa en Uruguay. Entonces a veces nos vamos para el otro lado y decimos “somos un desastre”, pero no somos un desastre. Eso no quiere decir que no tengamos que abrir el paraguas y empezar a trabajar fuerte para que no nos pase lo que está pasando en otros lados. Pero no hay vacuna.

EC —Por otro lado, usted decía: “Tenemos que ver cómo creamos un sistema de prevención y represión de un delito como este, que es bravo, el de la corrupción. Personalmente le pediría más efectividad al sistema”. Eso decía en febrero. Yo leí sus declaraciones, pero no las tomé todavía como algo concreto, justamente por la historia de la JUTEP, no me quedaba muy claro adónde iba a ir y si efectivamente íbamos a tener otra actitud en la JUTEP. Ahora parece que sí. Entonces, ¿todo termina siendo una cuestión de cambio de nombres? ¿Es el directorio nuevo el que modifica las líneas que se siguieron hasta ahora?

RGI —Quiero creer que no, quiero creer que somos parte de una reacción en Uruguay a un problema que se ha agudizado mucho. No lo puedo asegurar totalmente, pero creo que el sistema político e institucional sigue mostrando algunas reticencias a trabajar todo esto en serio. Por comodidad: “en realidad no estamos tan mal, Uruguay está mejor que el resto, Transparencia no nos pega”, o por lo que para mí es terrible, que es aprovechar el tema corrupción para fines político-partidarios. Por las dos razones, no siempre veo un comportamiento serio y sólido en este tema, y creo que es un mensaje que la JUTEP y otros organismos le tienen que dar al uruguayo. […] pero acá hay una serie de gente de todos los partidos que quiere trabajar en serio porque está preocupada en serio por esto.

Y lo otro es: en este tema, como en otros, lo que importa son los resultados. Yo puedo hacer dieciocho mil declaraciones preciosas acá, podemos sacar las leyes más lindas y juntar dos millones de declaraciones juradas de funcionarios públicos en vez de 55.000. Pero si todo eso no tiene resultado, no sirve para nada.

EC —Por eso, en su caso estuvieron las declaraciones, estuvieron los anuncios, las intenciones y ahora aparece un paso…

RGI —Un pasito.

EC —… un paso que parece mostrar cuál es el rumbo que se ha marcado, que el directorio se ha marcado.

RGI —Esa es la idea.

***

EC —Pongamos el foco en la última novedad, las tarjetas corporativas de Ancap, los gastos que se hicieron con ellas y la solicitud de información que hicieron ustedes. ¿Por qué decidieron intervenir? Fue usted mismo quien les propuso a los otros integrantes del directorio investigar este tema.

RGI —Sí; ahí lo que importa es que fue una decisión por unanimidad del directorio, que se adoptó finalmente el miércoles de la semana pasada. La idea fue: acá hay un hecho público que a la JUTEP la preocupa y que a la ciudadanía la preocupa, que es la posibilidad de que ciertas herramientas de pago institucionalmente se hayan usado, teóricamente, potencialmente, para fines personales. Frente a eso, por un lado hay una denuncia penal casi inmediata.

EC —Sí, legisladores de la oposición, ante la información que había publicado el semanario Búsqueda, fueron a la justicia.

RGI —Nosotros decimos: si queremos trabajar en serio, antes de hacer cualquier denuncia o de suponer que tal cosa implica que hubo tal o cual delito, preguntémosle a Ancap qué pasó. ¿Alguien se lo había preguntado? Llegamos a la conclusión de que nadie se lo había preguntado. ¿Lo podemos hacer nosotros? Leímos las potestades y entendimos que podíamos hacerlo.

¿Qué le preguntamos a Ancap? ¿Qué hicieron Fulano y Mengano? No, le expresamos: frente a los hechos de pública notoriedad, y en la idea de que la transparencia ayuda a la buena administración pública, nos dirigimos a ustedes para preguntarles: si tienen un sistema de control que permita detectar si las tarjetas corporativas se usan solamente para fines institucionales o eventualmente para casos personales; si detectaron que se usaban para casos personales, y en ese caso, si pidieron que reintegraran. Porque si yo en una eventualidad uso algo, una tarjeta institucional –que nunca tuve, pero si tuviera– para una compra personal y después devuelvo la plata, no parece una cosa gravísima ni para hacer mucha bulla. Entonces preguntamos eso.

Esa comunicación se envió recién esta semana, el día martes, y en el medio pasaron varias cosas. Lo primero fue la publicación en el diario El País que usted refirieron, que dice una serie de cosas que no son ciertas, por ejemplo que nosotros estamos investigando delitos o que habíamos detectado cosas graves. Nosotros no investigamos delitos porque no podemos, no es nuestra función, para eso está la justicia, y no habíamos detectado nada porque recién estábamos preguntando para ver qué pasaba.

Segunda cuestión, la publicación habla de “fuentes de la JUTEP”. Un organismo como este no puede tener fuentes anónimas, eso fue una filtración. Nos preocupamos por eso, porque fue una filtración de la JUTEP, dijimos “acá esto no puede pasar”. La JUTEP habla a través sus directores, cuando se puede hace un informe, cuando no se puede se mantiene la reserva que en algunos casos hay que mantener.

Y tercero, la nota no había ido a Ancap, por lo cual el directorio de Ancap se enteró por el diario de una nota que no había llegado. Llamé a la presidenta de Ancap y le dije: “Señora, le pido disculpas. Esto no debió haber pasado, no nos gusta que pasen estas cosas, le pido disculpas”. Lo entendió muy bien, no hubo problemas.

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