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Entrevista central, martes 6 de junio: Gustavo Zubía

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EC —Volvamos al capítulo amenazas a operadores del sistema judicial. El jueves pasado El País informó:

En la tarde de ayer (miércoles), en el juzgado penal de 2° Turno, la magistrada de turno iniciaba un interrogatorio sobre un homicidio cometido por una banda de traficantes de drogas que opera en la periferia de Montevideo.

La jueza convocó al fiscal de 2° Turno, Gilberto Rodríguez, a una audiencia para indagar a uno de los integrantes de la gavilla. El representante del Ministerio Público, quien en ese momento mantenía una reunión con jerarcas del Departamento de Información Táctica (DIT) sobre otra investigación de importancia, envió a una fiscal adjunta al Juzgado Penal 2° para que participara de la indagatoria.

Durante la audiencia, uno de los indagados amenazó de muerte a la jueza y a la fiscal actuante. Se trata de un recluso que purga una pena por tentativa de homicidio ocurrida en el Cerro. “Tengo colaboradores, puedo ajustar cuentas con ustedes”, advirtió a la jueza y a la fiscal […].

Meses antes, en una conversación con el fiscal Rodríguez, este sujeto dijo que se dedicaba a matar policías y que se tiroteaba a menudo con ellos. […]
Otra fiscal penal, de larga trayectoria, también sufrió amenazas de muerte. Esta vez provino de una poderosa organización vinculada al crimen organizado, también del Cerro y que tiene fuerte influencia entre reclusos del Penal de Libertad.

¿Qué conoce usted de estos episodios?

GZ —Conozco, pero no puedo opinar. En última instancia estos episodios podrían ser susceptibles de una investigación y quienes emitieron esas amenazas, de una responsabilidad penal. Así que yo como fiscal, que no estoy en el caso, no puedo opinar. Sí en forma genérica respecto a las amenazas.

EC —¿Para usted hay un agravamiento con respecto a la situación que ya se conocía de presiones y amenazas a operadores judiciales?

GZ —Por supuesto, absolutamente. Usted nota el agravamiento en los boxes de los juzgados. Hace diez años, de alguna forma, algunos fiscales “en chanza” nos solazábamos diciendo que por ejemplo Menores Infractores era un lugar terrible para llevar a cabo las indagatorias, porque el menor tenía un desparpajo, conociendo el sistema de superhipermegabenignidad que tenían, entonces entraba insultando, grosero, pateaba. En adultos, por el contrario, el adulto mantenía otro nivel de “educación” porque sabía que su responsabilidad iba a ser más intensa.

En los últimos años se ha venido equiparando el nivel de desparpajo, de violencia, estamos hablando en los boxes de los juzgados. En definitiva, como en esas películas norteamericanas en que frente al juez el individuo maneja una cantidad de códigos físicos, psicológicos y gestuales, cuando no verbales, de forma de amedrentar, de forma de insultar. En el último turno, yo lo he contado, en una diligencia de reconocimiento con damas que se realizó en el juzgado, las damas, que estaban como indagadas, terminaron realizando unos gestos obscenos en la pasarela donde se las pone a los efectos de ser reconocidas, que obviamente dejaron atónitos a quienes estaban haciendo el reconocimiento. Eso no era usual.

EC —Ayer consultamos sobre esta situación al doctor Raúl Oxandabarat, vocero de la Suprema Corte de Justicia (SCJ). Él señalaba que:

(Audio Oxandabarat)

“Los jueces en general no tienen custodia y desarrollan su trabajo en general con completa normalidad”. Y agregaba: “Lo que sí ha ocurrido es que en los últimos años, en algunos casos, efectivamente se ha constatado la existencia de amenazas con cierta verosimilitud, es decir, con la seriedad suficiente como para prestar atención, tomar alguna medida o recaudo”.

(Fin audio)

EC —¿Qué dice sobre ese diagnóstico?

GZ —Vamos a ciertas realidades. Hoy de mis colegas fiscales, calculo yo, debe de haber seis o siete que están con custodia, algunos por los cargos que ostentan, sobre todo los que estuvieron en Crimen Especializado, y otros porque específicamente se les ha dado custodia. Esa realidad no es la tradicional. En el caso de los jueces sucede exactamente lo mismo. Las anécdotas de presiones a las víctimas y a los testigos en la puerta de los juzgados. Acá cruzando la plaza Independencia, frente al CIC [Centro de Instrucción Criminal], se estacionan una cantidad de personas que realizan no solamente actos de presión directa, que nos han denunciado los testigos y las víctimas, sino actos de presión además explícitos, mediante cánticos, gritos. Es decir, hay un sistema ya de hinchada permanente al ingreso y al egreso. Eso se refleja luego en la actitud emocional que tiene el indagado al momento de declarar.

EC —Usted tiene una visión más preocupante que la que expone el doctor Oxandabarat.

GZ —La visión que yo tengo es una jueza amenazada, una fiscal amenazada, un abogado defensor amenazado, testigos muertos, indagados muertos y las dudas con respecto al caso de San José. En este caso, muy correctamente fiscal y juez hablaron de que no había elementos probatorios para hablar de un sicariato. Pero yo con mi experiencia, no del caso en particular sino en general, puedo decir que la prueba me dio para llegar a cinco, pero que en mi mente puede haber estado que habríamos podido llegar a diez.

EC —De todos modos, no solo el doctor Oxandabarat considera la situación menos grave que usted. El presidente de la Asociación de Magistrados del Uruguay, Alberto Reyes, dijo a Montevideo Portal que las amenazas contra los jueces no son algo nuevo. Dijo que la Asociación no considera que se haya consolidado un aumento de la violencia contra los operadores judiciales. “Por ahora lo manejamos como cosas que pasan cada tanto y siempre pasaron”, apuntó. Los jueces no entienden que se haya consolidado un aumento. “Por ahora lo manejamos en esos términos”.

GZ —Creo que a nivel de la SCJ la opinión tampoco fue concordante con la del doctor Reyes. Por otra parte, yo comencé diciendo que antiguamente eran excepcionales los casos, si bien se daban; sucede que en el momento actual son concomitantes, lo que antes fue excepcional termina siendo concomitante, en los últimos dos meses tenemos todos los operadores del sistema de alguna forma amenazados, creo que eso es no querer ver la realidad.

Sucede que en estos temas también podemos tener ópticas diferentes de acuerdo a cómo nos situemos en el partido. En lo particular, a mí, más allá de las amenazas que otrora he recibido en forma esporádica, cuando solicité el procesamiento de las personas que hicieron la ocupación de la SCJ me hicieron explícitamente actos frente al juzgado en que mi nombre era objeto de insultos, las pancartas hacían referencia personal a mi persona, los insultos me llegaban lloviendo.

EC —Pero ese es un caso completamente distinto.

GZ —Completamente distinto no, es delictual.

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