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Entrevista central, martes 7 de junio: Gonzalo Civila

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EC —Pero la fundamentación de este paquete de medidas, tal cual la expuso el ministro Danilo Astori en su momento y de algún modo ratificó ayer, no va por ese lado, no va por cambios pendientes de la reforma tributaria que se implementó en la primera administración del FA. El paquete es para obtener US$ 460 millones que son necesarios para reducir el déficit fiscal, que se está yendo de las manos. ¿Qué dice usted a propósito de la razón del paquete tal cual la expone el equipo económico?

GC —Ese es otro punto interesante, por qué hacemos los cambios. Compartimos el fundamento fiscal de la propuesta en el sentido de que siempre hemos sostenido que es necesario tener bajo control la situación fiscal, porque si tenemos un déficit demasiado grande se encarece el acceso al crédito para el país. El país obviamente financia su déficit con deuda y la posibilidad de acceder a deuda en términos razonables, que no comprometan la soberanía del Uruguay y su perspectiva de desarrollo, es importante para nuestro proyecto de país. Ese fundamento nos parece razonable; también evaluábamos que no es el único fundamento ni la única razón por la cual el país tiene que instrumentar cambios.

Pensamos que es imprescindible costear, financiar las políticas públicas que nos comprometimos a llevar adelante en el programa de gobierno que discutimos con la ciudadanía en la elección del año 2014. Y para eso faltan recursos, producto de que la economía se desaceleró, entonces necesitamos conseguir esa dotación presupuestal. O sea, para nosotros la cuestión de los ingresos y los egresos del Estado hay que pensarla sí desde la perspectiva fiscal, pero también y fundamentalmente desde la perspectiva del cumplimiento del programa, que está atado a lo anterior: no vamos a poder cumplir adecuadamente el programa si tenemos una situación fiscal que no lo permite.

EC —Usted no está incluyendo la perspectiva de la eficiencia y de la razonabilidad del gasto, que es un punto en el que la oposición sí pone énfasis. La declaración que emitió ayer el Directorio del Partido Nacional (PN) en el primer punto señala que las medidas que el Gobierno está anunciando “representan un severo ajuste fiscal, única respuesta que ofrece el Gobierno ante el deterioro de las cuentas públicas que él mismo provocó por sus errores de gestión y la imprudencia de su política económica”. ¿Qué dice sobre esta lectura?

GC —Termino lo anterior diciendo que el enfoque fiscal nos importa, nos importa el enfoque programático y nos importa –que está atado también al enfoque programático– el enfoque de seguir avanzando en términos distributivos, en términos de justicia tributaria. Miramos este asunto desde esos tres enfoques.

En cuanto al tema de la eficiencia del gasto, también hicimos referencia a él en nuestras declaraciones, porque efectivamente creemos que cuando se aborda la cuestión del gasto público no hay que hacerlo desde una perspectiva de recorte, viendo a ver cómo hacemos para achicar el gasto del Estado. Esa es la perspectiva típica del pensamiento neoliberal: “achiquemos el gasto del Estado, achiquemos el costo del Estado”, a veces de forma indiscriminada y con poca visión social del efecto del gasto del Estado. Nosotros decimos que el gasto público, en un contexto en el cual además tenemos una economía enlentecida, es crucial, es muy importante para cumplir el programa, para avanzar en distribución, porque el gasto público es el que posibilita que el Estado intervenga en la vida social, pero además es fundamental por una razón de necesidad económica. Si el Estado se retrae en su inversión y en su gasto, la economía tiende a enlentecerse más, a enfriarse más. Entonces la perspectiva para nosotros no es el achicamiento del gasto, es la de la eficiencia del gasto.

Creemos que hay que hacer el gasto más eficiente, pero también decimos –me parece que hay que ser muy claro ante la declaración del PN– que los problemas fiscales o en materia de crecimiento que tiene el país no son producto de una mala administración del Gobierno del FA. El Gobierno del FA ha hecho muchísimas cosas bien y también ha hecho cosas mal, como cualquier Gobierno. Obviamente no hay Gobierno perfecto, hay que ser siempre autocrítico y probablemente hay cosas que se podrían haber hecho mejor de lo que se hicieron.

Sin embargo la línea de avance del Gobierno del FA ha sido muy clara para la sociedad: año tras año se ha incluido a más gente al mercado de trabajo, al consumo, se ha generado un crecimiento sostenido del salario real, todavía con salarios muy bajos, pero el salario de los trabajadores ha mejorado muchísimo de 2005 para acá. El país ha tenido un crecimiento sostenido, el Estado ha tenido mucha más presencia en un montón de áreas donde estaba muy disminuido por acción, justamente, de una política que tendía a achicarlo, porque ese era el concepto, achicar el Estado para que actúe el mercado. Y cuando actúa el mercado y el Estado se retrae la desigualdad aumenta. Esto fue lo que pasó en el Uruguay incluso cuando el país crecía, en la década de los 90, y no había un Estado decidido a intervenir sobre ese crecimiento para distribuir.

Todo eso se ha venido haciendo, esa es la gran línea maestra de la política del FA, que tiene que seguir adelante. ¿Que se hizo de modo perfecto? No. ¿Que puede haber problemas de administración, de eficiencia del gasto en algunas áreas? Sí, claramente. Tenemos un Estado muy compartimentado, con muchos problemas, que hay que seguir transformando. Creo que tenemos un gran debe en la transformación del Estado. No en una perspectiva de achique del Estado, sino en la de un Estado con intervención estratégica y eficiente para sus objetivos. Creemos que hay que ir por ahí.

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