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Entrevista central, martes 7 de junio: Gonzalo Civila

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EC —La oposición señala decisiones que obviamente han sido criticadas y que no aparecen claramente en revisión con estos anuncios. Por ejemplo, el aumento permanente en la cantidad de funcionarios públicos o los contratos de relación laboral con el Estado. Ni que hablar de situaciones como las que se dieron en Ancap, con las pérdidas millonarias acumuladas durante varios años. En ese contexto se pregunta cómo fue posible resolver el año pasado, apenas unos meses atrás, nuevos aumentos del gasto público en la Ley de Presupuesto, cuando todos los analistas y economistas advertían de que el contexto se complicaba, para empezar el contexto exterior, de la región, del mundo.

GC —Dos o tres cosas. Sobre Ancap hay un planteo concreto dentro de las medidas que tiene que ver con la reducción de los costos de distribución, que son una de las explicaciones fundamentales de los problemas o de los resultados negativos que ha tenido Ancap en el último tiempo. No es la única explicación, pero es una explicación importante. Hay costos muy elevados ahí y se plantea una reducción en US$ 50 millones que es importante. De la misma manera que se está trabajando y se ha logrado en el último tiempo una contribución de las empresas públicas a la mejora del resultado fiscal del país. O sea, se está trabajando sobre las empresas públicas en general.

Respecto de la pregunta conceptual que de alguna manera la derecha formula, que más que una pregunta es un planteo político: ¿por qué siguen incrementando el gasto si el país se enlentece, si la economía no está tan bien como antes?, nosotros decimos que justamente por eso seguimos incrementando el gasto. Seguimos incrementando el gasto porque el peor favor que le podría hacer el Gobierno al país es achicarse en un contexto de enlentecimiento económico. Un país no es como una casa, que uno dice: “tengo menos ingresos, entonces voy a gastar menos, me voy a ajustar, no voy a gastar”. Si un país hace eso, la actividad económica se resiente más. Si los privados invierten menos y hay menos crecimiento producto de los precios de nuestras exportaciones, etcétera, hay que inyectarle al mercado interno, hay que promover la inversión pública, hay que seguir mejorando los salarios para que la actividad económica se mueva, porque la inversión no es el único estímulo a la actividad económica interna. La demanda, el estímulo a los salarios, a la posibilidad de la gente de consumir también son formas de reactivar la economía.

EC —El problema, dice la oposición, es que ese aumento del gasto se financia quitándole plata al sector privado, concretamente a asalariados y pasivos. Dice el Directorio del PN: “El referido a ajustes tendrá efectos recesivos e impactará negativamente en la vida de los uruguayos, muy especialmente entre asalariados y pasivos”.

GC —Ahí va. En general los ajustes tienen efecto recesivo, esto es lo primero que hay que decir. Si uno obtiene más recursos vía impuestos, afectando a algún sector, probablemente esos sectores afectados se retraigan en su consumo o en su actividad. Eso es una afirmación teórica. Tendríamos que tratar de bajar eso a tierra: afecta al sector privado, ¿qué quiere decir que afecta al sector privado? ¿Quién es el sector privado? Tendríamos que desagregar un poquito cuáles son los sectores afectados por este planteo.

Ahí es donde el PS, nosotros y otros sectores y actores del movimiento social, hemos hecho aportes en estos días. Decíamos que estamos de acuerdo en que el país necesita fortalecerse desde el punto de vista fiscal; estamos de acuerdo en que necesitamos más recursos para cumplir con el programa, probablemente necesitemos más recursos que estos todavía para poder cumplir cabalmente con el programa del FA; estamos de acuerdo en que hay que seguir avanzando en distribución, en justicia y también estimular el crecimiento.

¿Qué medidas tenemos que tomar? Por ejemplo, no estábamos de acuerdo en que se gravara al sector que está en la franja de entre $ 33.400 y $ 50.100 con un impuesto mayor que el que tiene ahora. Nos parecía que no estaba bueno, que afectaba a un sector de ingresos medios que francamente no tenía que pagar más por esas razones. No estábamos de acuerdo en que se topearan las deducciones de forma plana para las franjas más bajas o intermedias del IRPF. Pensamos que no era ese el camino, porque eso también afectaba a sectores medios de trabajadores.

No estábamos de acuerdo en que se achicara gasto, porque había algunos planteos –y algunos persisten todavía– que apuntaban a postergar el gasto que estaba previsto para el 2017 para el 2018, lo cual retrasaba el avance de algunos proyectos.

En definitiva, teníamos una posición crítica sobre varios aspectos, y además entendíamos que no debíamos discutir solamente sobre impuestos a los ingresos, sino también sobre impuestos a la riqueza, a la riqueza concentrada, a la propiedad, como por ejemplo el Impuesto al Patrimonio.

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