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Entrevista central, martes 7 de junio: Pablo Abdala

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EC —Ante las medidas de carácter impositivo que el Poder Ejecutivo ha resuelto incorporar en la próxima Rendición de Cuentas, el Directorio del PN emitió un comunicado ayer en el que declara:

“1) Que las mismas representan un severo ajuste fiscal, única respuesta que ofrece el gobierno ante el deterioro de las cuentas públicas que él mismo provocó por sus errores de gestión y la imprudencia de su política económica.

2) Que el referido ajuste tendrá efectos recesivos e impactará negativamente en la vida de los uruguayos, muy especialmente entre asalariados y pasivos.

3) Que la decisión del oficialismo además implica una clara violación de sus promesas electorales, donde se hablaba de no crear nuevos impuestos ni aumentar los ya existentes y bajar la carga tributaria, empezando por el IRPF.

4) Que en lugar de incrementarle los costos a la población, el gobierno debería reducir el escandaloso gasto público, burocrático y político […] construido a lo largo de los últimos años”.

Este comunicado es la base de la entrevista que estamos manteniendo con el diputado Pablo Abdala.

Usted empezaba diciendo hoy que la nueva versión del paquete de ajuste –conocida ayer, luego de la negociación del gobierno con el FA–, es una aparente mejora. Y mantenía la visión crítica, esta que trasunta el propio comunicado del PN. La consulta que queda pendiente entonces es: ¿qué alternativa hay? ¿Cuál puede ser otra forma de acomodar los números de las cuentas públicas?

PA —Esta pregunta, que es absolutamente pertinente y legítima, me hace acordar de aquella expresión de Wilson Ferreira –en otro tiempo, obviamente, y en otro debate– cuando hablaba de sacar las castañas del fuego con manos ajenas. Porque a esta situación hemos llegado por imperio de un Gobierno que ha venido aplicando una política presupuestal y económica que condujo a este resultado, no ahora, sino desde el año 2005 para aquí, y que se agudizó notoriamente en el año 2015, con un diseño presupuestal absolutamente insustentable. Creo que claramente quedó demostrado que cuando el ministro nos decía que este año íbamos a crecer al 2,5 % estaba absolutamente fuera de la realidad. Ninguno de los indicadores y pronósticos se cumplió.

Entonces, está bien, todos tenemos la obligación de tener imaginación y buscar salidas y alternativas. El problema es que estamos frente a una realidad que el Gobierno viene a reconocer ahora, cuando hasta hace muy pocos meses, muy pocas semanas, no reconocía.

¿Cuál sería la solución a esto? Evidentemente se trata de reformular el diseño presupuestal, habría que pensar en un ajuste presupuestal antes que en un ajuste fiscal. O que en tal caso la consecuencia fiscal venga o devenga de una reestructuración completa del presupuesto. Es lo que venimos sosteniendo y pregonando desde siempre.

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