EC —Ustedes reclaman reducir el “escandaloso gasto público construido a lo largo de los últimos años”. Por ejemplo, ¿en qué están pensando?
PA —Cuando hablamos del “escandaloso gasto público”, hablamos de la creación de cargos de confianza, aunque pueda cansar esta expresión que el PN permanentemente reitera, porque de los 300 cargos de particular confianza que el país tiene en este momento, aproximadamente la mitad se creó durante las administraciones del FA. Esto no incluye a los gobiernos departamentales, eso es aparte, esto incluye al Poder Ejecutivo y a los entes del artículo 220 y 221 de la Constitución, es decir, las empresas públicas, los entes de enseñanza, los entes que están en el presupuesto.
Se incrementó la plantilla de personal en 70.000 funcionarios públicos, pasamos de 240.000 a 290.000, y hay que agregar los 8.000 o 10.000 que decantan todos los años por las más diversas causas de interrupción del vínculo laboral con la administración. Esos son cientos de millones de dólares a lo largo del último período de gobierno. Hay 15.000 vínculos laborales en la administración que no son funcionarios públicos, ahí entran todas las formas de contratación política, de contratos de arrendamiento de servicios, todas las figuras de contratación laboral que fueron creando a lo largo de estos años.
Si no metemos bisturí en ese plano, en el plano de los adscritos a los ministros, que gastan US$ 5 millones por año por posiciones de confianza política, es muy difícil pensar en soluciones. Creo que se trata de repensar el diseño presupuestal que el país hoy tiene vigente, que está pensado para una realidad que no existe. Y esto es la consecuencia de un gobierno que ha llevado al gasto hasta los límites de lo imaginable, y el gasto, como el propio ministro Astori al principio reconocía –ahora no reconoce tanto–, es rígido, es más bien inelástico, y la recaudación obviamente está sujeta a los vaivenes de la economía.
EC —El ministro anunció algunas medidas en materia de gasto. Por ejemplo, la postergación de algunos aumentos de rubros que estaban previstos en la rendición de cuentas para el año 2017. Además, que de cada tres vacantes que se produzcan en el funcionariado público solamente se van a cubrir dos. Y por otro lado, según decía el subsecretario Ferreri cuando lo entrevistábamos la semana pasada aquí en En Perspectiva, ya este mismo año se está “recortando” el gasto, porque las partidas que habitualmente se ajustan por IPC en los ministerios están siendo revisadas una a una y no en todos los casos se está autorizando la aplicación del IPC. ¿Qué dice usted?
PA —Yo quiero ver qué es lo que viene en la propuesta presupuestal, porque en esto también en los últimos 15 días el gobierno ha venido dando bandazos. Antes de los anuncios de hace dos lunes, el ministro de Economía dijo –no sé si preparándonos a los uruguayos para el impacto del anuncio de las medidas impositivas– que el gasto era rígido, que había pocas posibilidades de generar ahorros, de generar resultados fiscales o de aumentar los recursos por esa vía. Después dijo que no, que por la vía de las medidas impositivas esperaban recaudar US$ 350 millones, pero que además iba a haber ahorros por US$ 150 millones, y allí se anunciaron determinadas postergaciones de determinados programas vinculados a la educación, a la investigación, a ciencia y tecnología, del 2017 para el 2018. Ahora se dijo que no.
Entonces es muy difícil sacar conclusiones con un gobierno que todas las semanas está ajustando, maquillando o modificando la propuesta oficial. Vamos a tener que esperar a que el proyecto de rendición de cuentas ingrese al Parlamento; dicen que ingresaría la semana que viene, ahí podremos sacar conclusiones un poco más concretas. Pero francamente, si el gobierno quiere preciarse de ser un gobierno que da certezas, que mantiene reglas de juego claras y que por lo tanto da señales inequívocas, me parece que en los últimos días se viene apartando de esa actitud.
