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Entrevista central, miércoles 13 de diciembre: Alejandro Sánchez

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EC —Ahí está también la desprolijidad, porque el gobierno tiene que ordenar también sus procedimientos, ¿cómo es que estas eventualidades, que el proyecto terminara costando mucho más, recién se descubrieron después, cuando el proyecto estaba en el Parlamento? Fue un proceso entreverado tanto a nivel del Poder Ejecutivo como después en la bancada del FA a la hora de resolver si se lo aprobaba o no, en qué condiciones, etcétera.

AS —La bancada recibió el proyecto y recibió el problema, y lo que hizo fue tratar de sentar las bases para tener una discusión que nos permitiera avanzar. Eso para nosotros implicaba colocar tres objetivos que estaban allí, más allá de la discusión sobre los instrumentos. Lo primero fue no enamorarnos de los instrumentos, aquí lo importante son los objetivos.

El primer objetivo era resolver un problema de injusticia que se cometió con determinados trabajadores en el año 96, por lo cual hoy se ven perjudicados al momento de jubilarse si se comparan con algún compañero de trabajo que por una cuestión de meses o de un año tiene un 30 % menos de jubilación. Ese era un objetivo, tratar de mejorar las jubilaciones de los cincuentones. Y si este es un objetivo, discutamos cómo podemos cumplirlo.

El segundo objetivo era hacer sustentable en el tiempo el proyecto de ley, que no fuera un estrés desmedido para las cuentas del Estado. Entonces había que discutir cómo hacerlo.

El otro elemento que estaba arriba de la mesa era si esa decisión se tenía que tomar al principio o al final, al momento de jubilarse o ahora.

Y había una crítica más que fue parte del debate: que era un proyecto regresivo porque estábamos hablando de trabajadores que ganan entre $ 60.000 y $ 140.000.

Con estos cuatro elementos tratamos de construir una propuesta o de acercar a las partes sobre una propuesta. De ahí sale esta idea de regular las comisiones, para, más allá de que el proyecto de ley era sobre los cincuentones, tratar de incluir al conjunto de los trabajadores. De allí sale, para poder sostener en el tiempo sin que sea un estrés desmedido para las cuentas públicas, hacer un recorte en las prestaciones que estábamos ofreciendo que implique mejorar la condición con respecto a jubilarse por el régimen mixto, pero no todo lo que nos estaban solicitando y que estaba planteado en el proyecto del Poder Ejecutivo. Y tercero, decidimos no dejar afuera a otros trabajadores que están en la misma condición solo que se jubilaron antes, incluso mientras se debatía la ley.

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EC —Vamos a los detalles de la solución acordada ayer. Por un lado se establece que los cincuentones que decidan pasarse del sistema mixto con las AFAP a lo que fue en su momento el sistema de transición, o sea, al BPS, cobrarán el 90 % de lo que les correspondería de haberse mantenido en el BPS y no el 100 % como venía en el proyecto del Poder Ejecutivo. En el debate se hicieron planteos más drásticos, el FLS proponía que cobraran el 80 %. ¿Cómo fue esto? ¿Era simplemente acordar la cifra que le conviniera al equipo económico?

AS —No, nunca las cosas son así. Como te comentaba, más allá de la oposición o de las discusiones que tuvo el FA, el problema era el objetivo. El objetivo era tratar de concretar un proyecto de ley que beneficiara a un trabajador que se veía perjudicado por decisiones políticas de la década del 90. Esto significa que el promedio de estos trabajadores –los promedios siempre son difíciles– cuando se vayan a jubilar, si deciden pasarse al mecanismo que establece esta ley, van a tener un incremento en su jubilación de $ 3.000, $ 4.000 mensuales.

EC —Y eso de que cobren con un recorte, cobren el 90 % de lo que aspiraban a cobrar, ¿igual resulta conveniente con respecto al otro escenario, al que regía hasta ahora?

AS —Sí, por supuesto, les resulta totalmente conveniente. Recordemos que las personas se jubilan por el régimen mixto tienen un pilar de solidaridad y un pilar del BPS y después hay que ver cuánto acumularon en su cuenta personal. Uno de los pecados originales que se cometieron con esta gente es que tenían 40 años al momento de obligarlos a pasarse al régimen de capitalización individual en el 96, por lo cual tienen solo 20 años de acumulación en su fondo de capitalización. Eso hace que la acumulación sea muy poca y que por tanto al momento de jubilarse la renta vitalicia que terminan cobrando por las AFAP sea muy pequeña comparada con los topes que existen en el BPS, con el régimen de transición que estableció antes. Recordemos que ya nadie está en esos topes, porque estamos hablando de topes de un régimen de transición que implicaba las condiciones para los mayores de 40 años en el año 1996, y hoy ya nadie tiene esos topes, porque tienen mitad AFAP y mitad BPS. Eso hace que se incremente su jubilación.

EC —¿El grupo de los cincuentones están de acuerdo con esto del 90 %? ¿No vendrá una protesta por el hecho de que se les impone un 90 % de lo que aspiraban a cobrar?

AS —Acá lo que hay es lo siguiente. Uno hace un reclamo, pelea por algo que cree que es justo, y después tiene que hacer un balance de lo que en definitiva logró de ese proceso. Desde mi punto de vista esto va a mejorar las jubilaciones de los cincuentones, no en las dimensiones que estaban planteadas en el proyecto original, pero sí en función de la realidad en la cual estaban.

EC —Quedó firme la disposición según la cual los cincuentones deben elegir en un plazo de dos años a partir de ahora por cuál de los dos sistemas se van a jubilar. Quedó por el camino una idea que había manejado el Nuevo Espacio, que el propio MPP había apoyado y que también habían planteado los partidos tradicionales, que era que la opción se hiciera en el momento mismo del retiro y con todas las cartas a la vista, con toda la información clara. Se resuelve que van a tener que tomar la decisión ahora, en un plazo de dos años. ¿Quién dijo que de esa manera no corren riesgos?

AS —No es que no corran riesgos, uno se tiene que ir a informar sobre la base de una proyección. Acá hay dos elementos importantes. El primero, en el régimen del BPS, si las personas optan por este régimen, por más que sigan trabajando los topes están establecidos, con lo cual si las personas continúan en el régimen mixto, es decir, aportan más años a su cuenta de capitalización individual, en la medida en que tengan más años de aporte pueden tener mejoras en su jubilación. Esa es una realidad que la elección al principio no contempla, porque uno no sabe lo que va a hacer dentro de 10 años, dentro de 10 años se puede sentir con ganas de seguir trabajando o querer seguir trabajando, y ese es un problema.

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