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Entrevista central, miércoles 13 de diciembre: Jaime Trobo

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EC —Es interesante lo que usted recuerda de cómo se gestó esta parte del debate, cómo se disparó el debate. Pero terminó siendo un debate interno en el FA. Y ahora, parece, la fórmula ya está. Entonces, ¿esta jugada que hizo ayer la oposición no llega tarde? ¿Qué efecto puede tener?

JT —Para algunos puede ser testimonial, pero revela la inconsistencia con la cual actúa el gobierno en muchos temas, y con la cual actúa además el FA en estas circunstancias. Porque lo que ahora aparece en el escenario es una solución acordada entre los sectores del FA para resolver un problema político interno de posiciones respecto inclusive del propio sistema de seguridad social. Porque quienes planteaban la solución extrema, que fue la que en su momento envió el Poder Ejecutivo, con la firma de todos los ministros, inclusive la de Astori, proclamaron públicamente estar en contra del sistema de ahorro individual o del sistema mixto en materia de seguridad social.

En la primera reunión de las dos comisiones planteamos ir hacia una solución que el propio BPS había impulsado en el año 2012, incluso se lo dijimos al directorio del BPS, y lo único que dijeron fue que ya no entendían que esa solución que en ese momento se habían planteado fuera la conveniente.

EC —¿Y por qué ustedes la reflotan ahora, por qué insisten con esa fórmula ahora?

JT —En primer lugar porque es una fórmula que corrige el problema originado en el momento en que se dictó la ley del 96, a la que se acusa de afectar a ciertas personas porque establece un mecanismo de cómputo ficto de los aportes realizados antes de ese año. La modificación del artículo 27 de la ley en la propuesta nuestra, que es la propuesta que en su momento presentó el BPS, da testimonio fiel y real de los aportes que se realizaron, y es tiene un efecto benéfico o a los efectos del cálculo jubilatorio. Y en segundo lugar porque la solución que se encuentra ahora es una solución parcial, que tiene realmente un costo muy alto, mucho más alto que esta solución del artículo 27 que en su momento propuso el BPS. Y además tiene un componente que para nosotros es realmente inadecuado, que es establecer un plazo para que los individuos tomen la decisión de resolver su situación por la vía de la ley que se pretende aprobar y no al final de la circunstancia de la jubilación.

EC —En definitiva, ustedes tienen dos grandes objeciones con este acuerdo que ayer presentó el FA, con este proyecto de ley reformado que dio a conocer el oficialismo. La primera, el costo, porque por más que sean US$ 2.400 millones y no US$ 3.600, igual ustedes entienden que es demasiado alto y que puede haber una alternativa más accesible.

JT —Sí, y beneficiosa con justicia para las personas afectadas.

EC —El segundo punto con el que discrepan es esto de que los cincuentones tengan que tomar su decisión en cuanto al sistema que van a emplear para la jubilación ahora, en un plazo de dos años.

JT —Obviamente, porque cuando usted pone un mecanismo que establece un plazo para que el individuo tome la opción, el individuo no va a especular o analizar cuál puede ser su situación futura, va a tomar la decisión con relación a su situación actual.

EC —Se supone que el organismo que lo va a asesorar va a tener en cuenta el futuro.

JT —No, no lo puede tener en cuenta, ¿qué futuro puede tener en cuenta? Es una hipótesis o varias hipótesis, porque usted no puede saber cuánto empleo va a tener el año que viene, el otro año, cuánto va a cobrar, si va a conseguir otro empleo, si va a aportar más a la AFAP. La solución genera una gran incertidumbre y va a tener como consecuencia una “atropellada” de gente que va a decir “agarro esta solución y resuelvo mi problema”, cuando nosotros entendíamos –siempre entendimos, desde el año 2013, 2014, cuando el PN planteó la solución al problema de los cincuentones porque ya se veía– que lo que había que crear era un sistema –dicho gráficamente– en el que la zanahoria llamara a quedarse, no a irse. Este sistema tiene un mecanismo que establece que el individuo debe resolver en un término determinado, antes incluso de llegar a la edad de la jubilación, mientras que nosotros proponíamos y proponemos un sistema por el cual el individuo tome la opción en el momento en que se vaya a jubilar. Este segundo mecanismo que estoy señalando invitaba a quedarse, a aportar, no a irse.

El problema que tenemos por delante en el sistema de seguridad social, y sobre todo en lo relativo al sistema de pensiones y jubilaciones, es que, como ya lo ha dicho elípticamente el presidente, sin comprometerse a fondo en el tema, y como ha dicho el ministro de Economía en estas horas, estamos frente a una situación en la cual una reforma de la seguridad social es necesaria para el futuro del país. Y una reforma en dos aspectos –hoy lo dice Astori en una nota que le realizan en el diario El País–, en la tasa de reemplazo, que es el nombre técnico de la jubilación, o sea de cuánto puedo llegar a recibir, o sea que modificar la tasa de reemplazo supone bajar las jubilaciones, y en los años de trabajo, los años que se debe aportar para llegar a la jubilación. Un gran contrasentido con lo que el propio FA hizo no hace mucho tiempo, porque en el año 2008 no solo se impulsó una ley por la cual se modificaban los procedimientos de cómputo de años y de servicio para llegar a la edad jubilatoria, sino que además el BPS estableció, por medio de circulares, una serie de medidas que disminuyeron las exigencias en cuanto a la prueba documental, que se modificó por prueba testimonial, a los efectos de que las personas pudieran acceder a la jubilación.

El problema de los cincuentones revela, pone de manifiesto un grave problema de la seguridad social, que el gobierno del FA ha agravado, y que en esta instancia, en la que realmente podía dar los primeros pincelazos o las primeras pautas de lo que tiene que ser la solución hacia delante, no los da. Fíjese la incongruencia, en esta circunstancia le dicen a la gente “se puede ir”, con un cómputo que se estableció en el 2008, en el que con 60 años se puede jubilar, y debe decidir dentro de los próximos dos años qué le conviene más, si el régimen mixto o el régimen del BPS. Pero desde ya anunciamos que va a haber que hacer una reforma modificando la tasa de reemplazo, o sea bajando las jubilaciones, y modificando la edad, subiéndola, volviendo atrás el camino que se inició en el año 2008.

Por último, la ley del 96 se diseñó a partir de la posibilidad de que los individuos tuvieran una jubilación óptima o mucho mejor a los 65 años de edad. Si eso fuera así, muchas de las personas que están hoy en situación de trabajo con 60, 61, 62, 63 años seguramente podrían llegar a una buena jubilación a los 65 años de edad. Sin embargo se las va a obligar a tomar su resolución en los próximos dos años sin saber cuál va a ser el resultado final después de esos tres, cuatro, cinco años que tienen por delante.

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