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Entrevista central, miércoles 15 de junio: Faustino Rodríguez, Mario da Silva

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EC —Hay varios mensajes de los oyentes con planteos críticos que está bueno trasladar. Por ejemplo, Pedro pregunta: “¿Los gremialistas del Sunca trabajan en alguna obra o son sindicalistas profesionales?”.

FR —No hay sindicalistas profesionales, todos venimos del centro de trabajo, ahí está la cuestión. En todo caso, lo que tenemos a veces son fueros sindicales, licencias sindicales, que nos permiten desarrollar bastante la actividad sindical.

EC —¿Cuál es el caso de ustedes dos, por ejemplo?

FR —En mi caso estoy de licencia sindical; el compañero también, trabaja en obra y cuando tiene que salir con licencia sindical, sale con licencia sindical.

EC —¿Qué quiere decir que están con licencia sindical? ¿Están en este momento o están desde hace meses?

FR —A veces pasamos unos cuantos meses con licencia sindical, pero tenemos nuestro centro de trabajo, nuestra empresa, de la cual surge nuestro salario. El salario del presidente, el salario del secretario general, el salario de cualquiera de nosotros es eso, no es más. Que no se asuste nadie que es así la cuestión.

M da S —Hay un componente que me gustaría que la audiencia manejara con detenimiento, porque es un componente distintivo del movimiento sindical uruguayo, en especial del Sunca. Todos los dirigentes sindicales de la construcción provenimos de los centros de trabajo, no hay ninguna forma de llegar a la dirección del sindicato que no sea desde la obra, ni Faustino y Óscar [Andrade], que son nuestros máximos dirigentes nacionales, hasta cualquier compañero que integra cualquier instancia de dirección sindical en cualquiera de los 19 departamentos. No hay otra forma que primero ser elegido por tu centro de trabajo como delegado, luego como responsable del zonal, luego como dirigente departamental y luego como dirigente nacional.

Está claro que la ley de libertades sindicales y la ley de negociación colectiva en el sector nos permiten, a través de las licencias sindicales y del amparo de nuestros fueros sindicales, no estar por momentos en el centro de trabajo. Pero para nosotros no es un problema estar o no estar en la obra, es natural en el caso nuestro. Vimos a Óscar [Andrade], siendo secretario general del Sunca, trabajando en la refinería de La Teja, luego lo vimos en Conchilla; a Faustino lo hemos visto más de una vez en una obra; yo soy trabajador del Plan Juntos y he trabajado en varias obras del plan. No es una cosa traumática, no nos dedicamos a esto por profesión ni estudiamos para esto.

EC —Sigamos. Ustedes hablaban de la Ley de Promoción de la Vivienda de Interés Social y hacían un balance crítico, entre otras cosas por lo que ocurrió a partir de la ley con el precio de la tierra, el precio de los terrenos. Dicen varios oyentes que ese no es el factor problemático, “el problema son los altos costos de mano de obra y la baja productividad. ¿Qué pasa? ¿La solución siempre es de otro?”. ¿Qué autocrítica hace el Sunca en ese sentido?

FR —No tenemos ninguna autocrítica para hacer. Hay un dato ahí bastante interesante sobre la ganancia de las empresas, porque te hablan de productividad, de que siempre están perdiendo dinero, de que el salario nuestro es muy alto, y ahí hay dos cuestiones para ver. En el año 99, cuando nosotros andábamos en procura de una ley que permitiera la reducción de la jornada laboral, el Parlamento, a través de la Facultad de Arquitectura y la Facultad de Ciencias Económicas, hizo un estudio de la productividad, y en los últimos 10 años los empresarios habían tenido una ganancia de alrededor del 40 % más, a través de nuevas tecnologías, de nuevas formas de trabajo. Ahí surge una productividad. Pero el resultado de esa productividad jamás se distribuye entre los trabajadores. Nosotros estamos dispuestos a discutir con los empresarios ese tema de productividad, pero que sea distribuido entre las partes, el beneficiario, en todo caso el empresario y los trabajadores.

En cuanto a salarios altos, tenemos un salario que es fruto de las conquistas de los trabajadores organizados en el Sunca y de una nueva forma de ver los consejos de salarios. El promedio de salario de un trabajador de la construcción anda en los $ 30.000, $ 32.000 actualmente.

EC —¿Nominales o líquidos?

FR —Líquidos. Pero ¿cuándo lo tenemos? Acá está el quid de la cosa, cuándo lo tenemos. Porque cuando nos quedamos sin trabajo tres, cuatro, cinco meses o un año, ese promedio desapareció: bajó quizás a $ 10.000, menos de lo que gana un trabajador en un supermercado. Esa parte no se mira mucho. Entonces ahora que estamos ante los consejos de salarios nos van a tratar de confundir: "que no da para más, que el trabajador de la construcción tiene un salario muy alto", etc.; pero no se piensa que ese es el promedio que sólo lo tenemos cuando tenemos la posibilidad de estar trabajando.

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