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Entrevista central, miércoles 17 de agosto: Javier García

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EC —De todos modos, hasta por cantidad capaz que ya no se podía garantizar. Ahora usted agrega, y está sobre la mesa, el debate sobre la calidad de ese equipamiento.

JG —Claro, porque aparte usted puede tener una combinación de elementos, puede tener barcos y aviones, y patrullar con un avión, que le avisa al barco y el barco se acerca. Pero acá no puede ni por arriba ni por el mar, porque la aviación naval tiene cero helicópteros en orden de vuelo. Mejor dicho, de los seis helicópteros tiene cinco que están hace mucho tiempo en hangar y uno al que le quedan 30 horas de vuelo. Así que este año, según datos oficiales, nos quedamos sin helicópteros de aviación naval. Un ejemplo gráfico: si un barco pirata brasileño está robando nuestra pesca, que es nuestro trabajo, nuestra riqueza, en el litoral este, cerca del Chuy, el barco que lo va a perseguir sale a seis cuadras de aquí, y cuando llega al Chuy ese pescado está hecho milanesa en San Pablo. Es imposible.

Si hubiera una tragedia ecológica, un derrame –como tuvimos por desgracia hace seis años con el buque San Jorge–, hoy no tendríamos capacidad de amortiguar el desastre con rapidez, independientemente de la voluntad que tengan todos los integrantes. O de ejercer de policía, porque las plataformas son pueblos, no se puede llegar. O de cumplir con compromisos internacionales de búsqueda y rescate de vidas humanas. Esa es la realidad de hoy.

EC —En la Armada. ¿Qué pasa en la Fuerza Aérea?

JG —En la Fuerza Aérea la situación es dramática, y no estoy hablando de las tragedias, estoy hablando de la realidad de la que charlamos el lunes. Tenemos un plantel de aeronaves que no llega al 40 % de su operativa, y básicamente ese porcentaje está compuesto por aviones de enlace, que son avionetas que llevan correspondencia de un lado para otro, que trasladan cosas.

EC —En el rubro específico de aviones de combate, el panorama resulta totalmente crítico.

JG —Son los aviones que ejercen la policía aeronáutica. De 18 aviones, en orden de vuelo hay uno, un Pucará argentino de hace unos 40 años. Los utilizaban en la lucha antisubversiva en la Argentina, en la década del 70, no recuerdo el año de origen. De 18 aviones, uno. ¿Qué quiere decir esto en términos prácticos? Una de las amenazas que tienen las democracias modernas es el crimen organizado, y entre ellos quizás el más notorio, el narcotráfico. Entonces uno de los papeles fundamentales de la Fuerza Aérea es defendernos de las amenazas del crimen organizado, custodiar nuestro espacio aéreo. Pero hoy podemos ver quién vuela, no podemos perseguir, no estamos en condiciones, no tenemos medios para perseguir y reprimir, hacer aterrizar un avión que esté en situación criminal, que esté amenazándonos.

EC —Causalmente llega un mensaje de un oyente que pregunta: “¿No podemos contratar vigilancia satelital mientras renovamos el equipamiento?”.

JG —Una cosa es la radarización y otra cosa es la capacidad del ejercicio real, lo que en la jerga llaman el “puño”. Usted lo ve, pero después tiene que ir. Antes solo se veía al que quería ser visto, porque apagaban un aparatito que se llama trasponder y no se los veía. Ahora se los ve, pero los ve y nada más, se entera, pero no puede hacer nada. Estamos en una situación muy grave desde el punto de vista del ejercicio de nuestra función de policía en nuestro espacio aéreo.

EC —El ministro Menéndez destacó que, a pesar de esa situación planteada, que no ocultó, se está mejor que en el año 2005, cuando el FA llegó a la presidencia. Según dijo, en ese entonces los aviones operativos eran poco más del 20 % y hoy son el 40 %. Además, las horas de vuelo eran 8.000 y actualmente son 12.000. ¿Qué importancia les da a estos números?

JG —Primero, si usted considera que está mal, considerar que es menos malo no es una proyección, no es una visión esperanzadora de un jerarca. En todo caso estoy menos mal. Tampoco me parece buena cosa compararse con un país que salía de la peor crisis de su historia. Salíamos de un país quebrado, fundido; no es que no hubiera capacidad de volar: los hospitales estaban deshechos, la pobreza era muy grande, porque el país se había fundido. Entonces no me parece buena cosa para un ministro de un país que pasó por la mayor de sus riquezas comparar con un país que estaba fundido y decir es “no estoy tan mal, estoy un poquitito mejor”, con un avión de 18. Esto que le estoy diciendo de los aviones de combate nunca pasó, ni con el país fundido.

EC —Usted le solicitó al ministro una auditoría técnica de toda la flota de la aviación y de la Armada, en busca de los niveles de seguridad de las máquinas, pero sobre todo pensando en los tripulantes. ¿Entiende que hoy por hoy las tripulaciones corren peligro, simplemente por el estado de la maquinaria?

JG —Por eso lo pedí, lo pedí el lunes.

EC —¿Hoy entiende que es riesgoso para un oficial de la Fuerza Aérea o de la Marina subirse a un avión o a un barco?

JG —No es que lo diga yo, la realidad nos está golpeando los ojos.

EC —Se lo pregunto porque en rigor todavía no conocemos las causas exactas finales de los dos siniestros.

JG —Lo dije en virtud de un informe oficial que fue remitido con el anexo de la Rendición de Cuentas, un documento del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) referido a la Armada –se lo relaté recién– que decía que nuestros buques están en condición C-3, que es una condición de navegabilidad marginal que no puede garantizar su seguridad. Lo planteé, y el almirante me decía que no solo por este elemento se puede hablar de seguridad, que hay otros elementos, y que en última instancia estaba el comandante, que es el que decide si se sale o no. Le dije que también tuvimos una realidad el verano pasado en la campaña Antártica, cuando el buque vanguardia sufrió un accidente yendo para la Antártida, se quedó sin trasmisión de combustible, se declaró en situación de emergencia y tuvo que ser rescatado –creo que no se supo públicamente– por un buque chileno. Entonces le dije al ministro que hoy –esto lo dije el lunes, antes del suceso de ayer– la prioridad es garantizar la seguridad de nuestras tripulaciones. Le dije “se lo estoy pidiendo formalmente aquí y me comprometo de entregarlo a toda la Comisión de Defensa”, y el presidente de la comisión preguntó: “¿Podemos hacerlo en nombre de la comisión?”. Por supuesto. Le pedí una auditoría técnica con foco en la seguridad de las tripulaciones.

EC —¿Quién haría una auditoría de ese tipo?

JG —Yo se la pedí al ministro.

EC —Pero ¿a cargo de quién estaría?

JG —El ministro determinará si son organismos internos u organismos internos con asesoramiento internacional. Y si el lunes esto era indispensable, hoy es absolutamente impostergable. Reclamo esa auditoría porque me parece que tenemos que poner foco en la seguridad de nuestras tripulaciones.

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