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Entrevista central, miércoles 19 de julio: Juan Raso

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EC —Usted destaca el hecho de que, sin que haya habido elecciones en el camino, esta ley es impulsada y aprobada por un Gobierno de signo político totalmente diferente al que surgió de la última votación en las urnas.

JR —Este es uno de los misterios de la democracia que logra, en Brasil como en Paraguay, hacer revoluciones o golpes de Estado democráticos, que yo nunca los entenderé bien, donde lo político puede cancelar antecedentes políticos y donde, en definitiva, llegan a la presidencia personas como ese personaje, Francis Underwood, de House of Cards, que llega a ser presidente sin que nadie lo conozca o lo haya votado.

EC —Sí, acá hay toda una paradoja de la que se ha hablado en otras ocasiones: Temer era el vicepresidente de Dilma Rousseff, su compañero de fórmula. Sin embargo, cuando termina asumiendo la presidencia porque Rousseff es separada del cargo, conforma una coalición de gobierno de otra orientación ideológica. Ese es un dato para tener en cuenta. Después usted habla a propósito de cómo hay que mirar esta noticia desde la región. ¿Puede haber un efecto dominó?

JR —De alguna manera lo hay en diversos países u otros países ya estaban en una posición como la de Brasil. El sistema sindical chileno es muy débil, lo mismo pasa con Colombia, en Argentina las políticas del presidente Mauricio Macri van limitando… Es decir, en este sistema regional Uruguay aparece como atrincherado en un castillo con un sistema sindical de mucho valor, yo creo muchísimo en el sistema de los Consejos de Salarios, en los derechos aplicados en materia de tercerización y la ley de derechos sindicales. Ahora, como siempre he dicho…

EC —Usted destaca que esas normas uruguayas, por ejemplo, la que instaura los Consejos de Salarios, es de la misma época que la normativa laboral que ahora está cayendo en Brasil, ¿no?

JR —Solo seis meses de distancia. Entonces, yo valoro estas normas sindicales uruguayas, pero atención, lo he dicho varias veces: a más derechos, más responsabilidad. Creo que el movimiento sindical uruguayo debería entender dos cosas. La primera es que la peor estrategia es cerrar los ojos a la realidad. Si usted, Cotelo, tiene un competidor de otra radio y lo menosprecia, usted está perdiendo, tiene que buscar fórmulas más racionales, que no deben construirse necesariamente quitando derechos a los trabajadores pero sí formándolos más. Hay cuestiones que son esenciales y no se discuten, como la vinculación del salario con la productividad, la capacitación y la competencia. Si queremos evitar el efecto dumping de países más baratos, tenemos que mejorar nuestra calidad.

EC —¿Y esa tiene que ser tarea de quién, del sistema político, de los sindicatos…?

JR —Tiene que ser una tarea de todos, pero el sindicato tiene que impulsarla como una bandera y muchas veces cuando se habla de productividad el sindicato piensa en una idea antigua en la que significa más explotación del trabajador. La productividad es la forma de salvarse en este mundo regional en el que atacan desde todos los países con políticas antisindicales si queremos conservar un sindicato fuerte y homogéneo como existe en este momento.

EC —Usted dice textualmente en su columna: “Uruguay –en mi concepto– tiene en la actualidad una normativa laboral de alta tutela para los trabajadores y sus organizaciones. Pero como hemos dicho en otras oportunidades, a mayores derechos, nacen mayores responsabilidades”. ¿De algún modo usted también está señalando que en los últimos años estamos asistiendo a “abusos” de las libertades sindicales que se puede volver en contra de los propios trabajadores? ¿Ese es otro factor que hay que considerar en este análisis?

JR —A mí no me gusta la palabra “abuso”, sí “empoderamiento” de la libertad sindical, del sindicato, que hace que los empresarios desconfíen o tengan reacciones antisindicales.

EC —Pero estamos acostumbrados a escuchar en los últimos años a empresarios o cámaras empresariales que sostienen que los sindicatos en estos periodos de Gobierno del Frente Amplio han adquirido un exceso de poder y a cada rato se tiene problemas por conflictos irracionales, etcétera. Eso se dice y es una queja que hasta aparece de algún modo en la negociación entre UPM y el Gobierno para la instalación de la segunda planta.

JR —Yo creo que en este mundo globalizado el Gobierno se mueve con criterios muy pragmáticos, como lo de UPM o el tema de los tratados de libre comercio, mientras el sindicato se mueve en posiciones muy ideológicas, que pueden ser compartibles o no pero que muchas veces chocan con la realidad, y ésta siempre se venga de las teorías, ese es el punto. Y hay otra cosa que yo a veces digo a los dirigentes sindicales: en un mundo mediático el sindicato necesita de comunicadores. Cuando hay un incendio forestal usted llama a los bomberos y hay una persona vocera de los bomberos que le habla con tono agradable de por qué fue el incendio…

EC —Ese es un avance que ha habido en la Dirección Nacional de Bomberos.

JR —Pero es un ejemplo normal, común, si usted quiere entrevistar al PIT-CNT para saber por qué mañana va a haber un paro general, si tiene suerte, va a contestar un dirigente sindical, no un comunicador, y el dirigente no necesariamente es el mejor comunicador. El sindicato tiene que entender que en una sociedad mediática tiene que persuadir a la opinión pública. Una palabra que se usa siempre en las proclamas sindicales es “repudiamos”, una palabra que choca en la cultura posmoderna, la gente asocia “repudiar” con “rechazar”, “negar”… Hay que buscar otro tipo de comunicación. Mañana vamos a tener un paro general de 24 horas, es un paro importante, no es común un paro de 24 horas en la realidad de los últimos años. Entendemos que está ligado a la Rendición de Cuentas y siempre hubo paros por eso, pero no se sabe por qué y lo que a veces a mí me duele es que mucha gente, al no saber por qué hay un paro general, tilda de holgazanes a quienes paran, pero son trabajadores que pierden un jornal, que para alguien que gana 25, 22 o 20 jornales por mes, es dinero, es parte del ingreso familiar. Si el sindicato explicara mejor a la población por qué mañana hay un paro de 24 horas y el sacrificio que implica seguirlo para los trabajadores, yo creo que saldría ganando.

EC —Esa es una de las recomendaciones que usted hace en este contexto de reformas laborales como las de Brasil, pero también, a partir del uso del término “responsabilidades” intuyo que usted también está pensando, por ejemplo, en esto de fomentar la cultura del trabajo, algo que algunos dirigentes sindicales como Richard Read han ido planteando.

JR —Yo creo que hay dirigentes sindicales que son muy interesantes, para proponer a dos que conozco y que son muy distintos: Read y Oscar Andrade. Son personas inteligentes, plantean cosas novedosas, se comunican bien y la gente los percibe por su visión mediática y tienen prensa. Yo creo que en un mundo que se transforma la estrategia es ver hasta dónde puedo acompañar los cambios y hasta dónde no. Ese es un debate importante en la interna sindical.

Video de la entrevista.

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Transcripción: Andrea Martínez

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