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EC —¿Cómo se entiende que la Iglesia católica haya manejado durante décadas estos casos en la forma en que lo hizo: no se presentaba la denuncia penal y desde el punto de vista interno lo máximo que se hacía con las personas involucradas era trasladarlas a otra diócesis, ponerlas a trabajar en otras parroquias sin avisar a los fieles de esos lugares qué antecedentes tenía ese cura? ¿Qué autocrítica hace la Iglesia católica uruguaya en ese sentido?
MT —De lo que hemos visto en las situaciones a nivel de la Iglesia universal, en algunos casos se las manejó como a veces se manejan estas situaciones en la familia, tratando de resolverlas o acompañando internamente. Creo que con el tiempo se ha tomado más conciencia de la gravedad, como también hoy la sociedad tiene muchísima más conciencia de que tiene que denunciar la violencia doméstica, por ejemplo. Por otro lado, la autocrítica es que se actuó mal, que no era el modo de proceder.
EC —De hecho, la Iglesia estaba encubriendo delitos…
MT —En muchos casos sí, y no queremos que eso vuelva a pasar nunca más. De ahí el tema del protocolo que lo impide: apenas llega la denuncia, el sacerdote es separado del ejercicio del ministerio y no puede ni ser trasladado ni seguir ejerciendo el ministerio o el ministerio con menores mientras dure la investigación.
EC —Puede pensarse que está haciendo falta un segundo perdón, el perdón de la institución Iglesia católica por la forma como ignoró, disimuló o escondió esos hechos.
MT —Sí; está de algún modo incluido en lo que dijimos en este pedido de perdón.
EC —Sí, pero el perdón que está planteado es a propósito de los hechos cometidos por religiosos. Mi pregunta iba a la otra parte de todo este problema, el manejo institucional.
MT —Sin duda eso nos está llevando a una profunda revisión en este y en todos los campos. En una Iglesia que quiere ser transparente y en una Iglesia que cada vez más da cuenta ante la sociedad de sus actos y de su modo de funcionamiento.
EC —¿Puede agregarse ese otro perdón?
MT —Sí, por supuesto. Creemos en el perdón y creemos en la conversión también, por eso parte de la conversión es cambiar lo que vemos que está mal o que se ha hecho mal y a partir de ahí construir de nuevo y hacerlo con base en la verdad, la transparencia, una búsqueda de fidelidad cada vez mayor al Evangelio y a lo que Jesús nos ha enseñado.
