EC —Sigamos avanzando. Esta semana el Gobierno corrigió sus metas con respecto a la evolución del Producto Bruto Interno [PBI]. Ahora entiende que este año habrá un crecimiento mínimo -de 0,5 %, que es casi decir 0 %-, que el año que viene será de 1 %, en 2018 de 2 % y en 2019 de 3 %. Todo esto totalizaría, para este segundo Gobierno de Tabaré Vázquez, 7,7 % de crecimiento. Esto es la mitad de lo que se había proyectado inicialmente, según reconoció el ministro de Economía, Danilo Astori. Sobre estos números, ¿qué comentario hace usted?
MA —Sería un crecimiento del 7 % desde una base de un PBI que ya viene acumulando diez años de crecimiento sostenido. Hay rendimientos decrecientes, no es lo mismo que el PBI crezca cuando estamos en el quinto subsuelo de la crisis, saliendo de la crisis de 2002, a que lo haga después de diez años de crecimiento. Nosotros entendemos que para generar un reimpulso a un crecimiento de mayor dinamismo, necesariamente tiene que haber políticas de diversificación de la matriz productiva. Esto no es un problema de corto plazo sino de estrategia país.
EC —Vamos a ir a eso enseguida, cuando le consulte sobre las propuestas, pero en estos días la discusión ha quedado centrada en lo fiscal.
Astori dijo: Si no se toman medidas, ese menor crecimiento económico que va a tener el país va a derivar en una menor recaudación, lo que, sumado al incremento de los gastos que están comprometidos, va a agravar los desequilibrios fiscales. El déficit fiscal hoy está en 3,6 % del PBI, Astori admite que puede subir algo más sobre fin de año y llegar a 4 % o alguna décima más. Eso llevará a un aumento del endeudamiento y colocará en riesgo la nota de grado inversor de la deuda pública uruguaya. Si ese grado se pierde, aumentan los costos del financiamiento y eso tiene todo tipo de consecuencias negativas para la economía del país.
Ahí está el centro de la preocupación. Sobre esto, que se planteó esta semana, ¿qué dicen ustedes?
MA —Yo quiero ser riguroso: no es que a nosotros la cuestión del déficit fiscal no nos interese, porque…
EC —Pero ustedes ven como que el Gobierno le está dando demasiada importancia al frente fiscal.
MA —Cuando nosotros nos reunimos con todos los integrantes del equipo económico, que fue al local del PIT-CNT, ellos asumieron un discurso de una preocupación equilibrada sobre tres grandes componentes macroeconómicos. Uno de ellos era el déficit fiscal -era un aspecto que el Gobierno sostenía que había que atender-, pero también estaban la inflación y el empleo y los ingresos de las familias.
¿Qué es lo que nosotros estamos notando, particularmente desde principios de este año, con el aumento de las tarifas públicas -que criticamos, porque consideramos que es una utilización fiscalista de las empresas públicas-? Notamos que esa preocupación macroeconómica equilibrada se ha sesgado y ahora es estrictamente sobre el déficit fiscal. Sin subestimar ese aspecto, porque tiene muchos componentes importantes, observamos que en el corto plazo tampoco es un drama tener cierto grado de déficit fiscal si luego lo podemos compensar en un período mayor…
EC —Pero estamos hablando de un déficit fiscal que se iría por encima del 4 %. Además, según varios economistas, en ese déficit fiscal alto está una de las causas del otro factor: la inflación, que al PIT-CNT obviamente le preocupa de manera especial.
MA —Bueno, sobre la inflación hay diferentes teorías. Obviamente que todo tiene una interinfluencia, pero nosotros hemos sostenido respecto a la inflación, inclusive antes que el Poder Ejecutivo, que -por el tamaño de nuestro país, de su economía y de sus unidades productivas, de distribución y comercio- una parte grande de los precios se establece por fijación cuasi monopólica de determinados sectores económicos que tienen poder de dominio en las distintas cadenas productivas. Eso explica el centro de la inflación.
No es que subestimemos el déficit fiscal, decimos: tiene que haber una preocupación equilibrada, como se anunció al principio, entre el déficit fiscal, la inflación y el ingreso y el trabajo de las familias. Nosotros vemos que se está sesgando demasiado en la cuestión del déficit fiscal. Pero además decimos que inclusive se puede resolver de otra forma
EC —Pero a ver, justamente, ¿hay que atacar este problema del déficit fiscal?, ¿ustedes comparten que hay que tomar medidas?
MA —Es sano, desde nuestro punto de vista, que se equilibren los ingresos y los egresos del Estado, es una cuestión sana. Tampoco nos cortamos las venas con una galletita, porque sabemos que una parte muy importante de los países -y más en este momento de crisis del capitalismo- tienen déficit fiscales más cuantiosos que el nuestro y no pasa nada. Francia tiene un 6 % de déficit fiscal…
EC —Pero en el caso nuestro puede pasar, por ejemplo, que perdamos el grado inversor y que eso, a su vez, traiga otras consecuencias.
MA —Trae un conjunto de consecuencias que hay que mirar con atención, pero no sin criticar que las agencias calificadoras de riesgo son pro-cíclicas, cuando a un país le va mal y ellas hablan le va peor. Ni que son agencias muy vinculadas a los intereses del capital financiero internacional, que sobre la crisis financiera del capitalismo en 2009 no dijo absolutamente nada.
Obviamente, ellos tienen el poder, miran con lupa a los países dependientes y pueden generar muchos efectos procíclicos. Como tú decís: encarecen el endeudamiento, restringen la financiación… Es un aspecto que hay que tener en cuenta, pero no en forma unilateral. Lo que decimos es: está bien, miremos el déficit fiscal, pero no nos olvidemos de combatir la inflación y de preocuparnos por lo otro que dijimos que nos íbamos a preocupar: el trabajo y los ingresos de las familias. En ese cuadro nosotros vemos que la preocupación macroeconómica del Gobierno se está quedando atrás.
EC —¿Por qué el plan de ajuste anunciado por el Gobierno es considerado recesivo por el PIT-CNT? ¿Cuáles son las medidas alternativas que va a llevarle al ministro Astori? Lo vemos en la segunda parte de la entrevista.
