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Entrevista central, miércoles 29 de junio: Enrique Topolansky

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Entrevista con Enrique Topolansky, coordinador del CIE.

Carol Milkewitz/EnPerspectiva.net

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Video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Miércoles 29.06.2016

EMILIANO COTELO (EC) —Aquí En Perspectiva hemos realizado varias entrevistas con emprendedores. De todos modos, me parece que en el momento de comenzar esta, sería bueno recordar una definición, por lo menos la que ustedes manejan. ¿Qué es un emprendedor?

ENRIQUE TOPOLANSKY (ET) —Un emprendedor es una persona que tiene la capacidad de soñar y, basándose en su conocimiento, en sus redes, es capaz de ejecutarla, llevarla adelante y agregar valor a la sociedad o al conjunto de empresas al cual está vinculado.

EC —Por ejemplo, un pequeño comerciante que abre un negocio cualquiera, un quiosco… ¿es un emprendedor?

ET —Sí, sin ningún lugar a duda es un emprendedor si él fue capaz de detectar una necesidad en su barrio, en su zona de influencia, y la está satisfaciendo adecuadamente. Muchas veces lo que nos pasa es que nos arriesgamos a llevar adelante un proyecto pensando que es un emprendimiento, enfocándonos desde nuestra perspectiva, desde nuestro punto de vista, y en realidad no fuimos capaces de detectar una necesidad, de sondear adecuadamente el medioambiente, el entorno en el que estamos; entonces en realidad ese emprendimiento termina fracasando. Yo creo que el emprendedor, el gran diferencial que tiene, es que es capaz de detectar una necesidad, empatizando con esa necesidad entenderla, y así lograr agregar valor. A veces en base a la tecnología o a veces, como en este caso del quiosco, está mucho más ligado a hacer más eficiente un proceso o conseguir algún producto que lo haga diferencial.

EC —¿Emprendedor se nace o el emprendedor se hace?

ET —Es muy interesante, porque está muy arraigado el mito de que emprendedor se nace, y en realidad lo que creemos es que el emprendedor tiene mucho que ver con lo actitudinal, y que justamente la cultura del país en el cual nacemos influye de una manera muy determinante.

EC —¿Y cómo influye, para atrás o para adelante?

ET —Bueno, depende del país. En nuestro caso tenemos una fuerte tradición de intentar evadir el riesgo, se penaliza mucho el fracaso, y todas esas condiciones generan una espiral que desincentiva de manera importante todo lo que es el emprender. Yo a esto le llamo “el síndrome de la pequeña aldea”. Creo que en el Uruguay, al ser un país chiquito, todo se multiplica, se cataliza y se amplifica mucho más rápido, entonces si uno quiere tomar un riesgo, y ese riesgo lo lleva a fracasar, enseguida se arma una bola de nieve contagiosa en la cual “no te juntes que con este que es un fracasado”, “esto no se puede hacer”, y en definitiva todo esto desalienta a los que tienen sueños.

EC —Entonces, teniendo en cuenta justamente esos antecedentes y las características del país… ¿Qué conviene? ¿Formar esa actitud emprendedora? ¿Es necesario formarla, hay que incentivarla?

ET —Exactamente…

EC —¿No es tan fácil que aparezca?

ET: —Es el diferencial que nosotros creo que tenemos hoy como universidad. Estamos trabajando muy duro, desde hace más de 16 años, en lograr formar estudiantes con una actitud emprendedora. Y es en este camino, que arrancamos por allá en el año 2000, soñando, que hoy estamos teniendo muy buenos resultados en el Uruguay, específicamente o principalmente en emprendimientos de base tecnológica, pero que el CIE generaliza a todas las carreras y a las excelentes propuestas educativas que tiene la universidad.

EC —Eso de formar en los estudiantes la actitud emprendedora tiene dos partes, ¿no? La primera es que este joven, cuando se reciba, no salga simplemente al trabajo a ver qué empleo consigue; que sea él mismo generador de sus propias fuentes de trabajo, pero además con los otros condimentos que acabamos de mencionar recién: que no lo haga de manera desorganizada, caótica, simplemente voluntarista, que lo haga utilizando las herramientas adecuadas, ¿no?

ET —Es correcto. Lo que buscamos es que nuestros estudiantes sean generadores de oportunidades. Es decir que preferimos que salgan a construir puestos de empleo en lugar de consumir puestos de empleo existentes. Esto es un proceso que claramente lleva mucho tiempo, porque para poder lograr formar esas actitudes, no es suficiente con agregar en la currícula una sola asignatura a la que podemos llamar “Emprendimientos I” o una segunda asignatura que llamemos “Emprendimientos II”. Yo creo que cuando hablamos de competencias, cuando hablamos de formas de pensar —los americanos le dicen el mindset—, cuando hablamos de esta actitud ante la vida, uno tiene que vivirlo, y eso implica generar un verdadero ecosistema en donde uno puede ejercitar y, a través del ejercicio, desarrollar estas actitudes.

El desafío es enorme, porque por un lado tenemos un estudiante que quiere ser ingeniero, y tenemos el desafío de darle todo lo que son las herramientas, las metodologías, para que pueda ser un muy buen profesional de la ingeniería, pero al mismo tiempo si al ingeniero no le damos las actitudes, las habilidades para poder pensar de manera emprendedora, estamos condicionándolo a que salga y que esté siempre a la espera de que surja una oportunidad generada por otros.

El diferencial que tenemos en la universidad es que agregamos a la formación de las distintas carreras, como Ingeniería, Arquitectura, la Licenciatura en Administración, Comunicaciones, un tronco transversal que busca incentivar esta actitud proactiva, de enfocarse en las necesidades, de agregar valor a los demás, de trabajar en red y conseguir los recursos… Una actitud, que para mí es central, es primero soñar; a partir de soñar ser capaz de ver lo que tengo, y empezar con lo que tengo y no quedarnos pensando en lo que necesitamos; eso es parte de lo que nos pasa muchas veces a los uruguayos, nos quedamos pensando en “me falta esto, esto y esto”; tengo un gran sueño, pero me faltan tantas cosas que no hago nada. Entonces creo que gran parte de lo que tenemos que enseñar es: tengo este sueño y a su vez tengo estas fortalezas porque me formé en la universidad, tengo conocimientos, tengo redes… Entonces con esto ya estoy mucho más adelante que otras personas que no tienen ese conocimiento, no tienen redes.

Cuando ya tenés esta formación podés dar un primer paso; claramente, dar ese primer paso implica riesgos, y cuando implica riesgos, es ahí donde se produce un conflicto entre la cultura que vivimos con el entorno, lo que estamos acostumbrados a que pase si te va mal. Con lo que estamos hablando en este lenguaje del ecosistema de la Universidad ORT es tomar un riesgo, pero un riesgo controlado, basado en que tenés un conocimiento, basado en que tenés una red de apoyo en el CIE. Entonces, ¿qué es lo que incentivamos? Empezar con lo que tenemos, dar ese primer paso y, a medida que avanzamos, el hecho de perder el miedo a la incertidumbre, perder el miedo a lo desconocido, te permite avanzar de manera más confiable y así llegar a tener tu emprendimiento exitoso.

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