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Entrevista central, miércoles 30 de noviembre: Richard Read

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EC —¿Por qué esas edades?

RR —Primero, hay un problema locativo. Traer chiquilines de 5, 6 a 12 años nos demandaría una infraestructura que hoy no tenemos y se nos puede complicar. Nos habría gustado quizás ingresar pibes de liceo también, porque el gran problema de los chiquilines es el salto de primaria al liceo, que es abismal, de la contención que les da una maestra pasar a un liceo donde son seis, siete, ocho profesores una hora por semana, donde a veces hay clase, a veces no y quedan como desamparados. Hay un cric en la cabeza de los gurises de contención que está ausente, y ahí se produce luego el derrame del ausentismo y la deserción. En una primera instancia nos fijamos cuarto, quinto y sexto de escuela.

EC —¿Qué es lo que buscan enfrentar? ¿Qué es lo que detectan que está pasando que requiere que se instalen centros de este tipo?

RR —Ante todo, tenemos una visión crítica del sistema educativo en el Uruguay. Tenemos una visión crítica de la parte curricular y del comportamiento de los valores en la sociedad. Esta sociedad ha perdido los valores, ha perdido los códigos de convivencia, ha perdido los valores del trabajo, del estudio. Por lo tanto creo que todos deberíamos hacer un esfuerzo por recomponer ese entramado social que se ha quebrado producto de muchas cuestiones, creo que arranca varios gobiernos atrás. Al tener esa percepción y ver que ya llevamos 10, 12 años de gobierno frenteamplista y no ha habido cambios con la reforma educativa, que se ha perdido una generación entera, me parece que no podemos seguir en esa situación.

EC —Es llamativo que ese análisis, ese diagnóstico crítico a propósito de las reformas en la educación en estos gobiernos del Frente Amplio sea hecho por un sindicato, sí, pero al frente del cual está, por ejemplo, usted, notoriamente frenteamplista.

RR —Notoriamente frenteamplista, crítico de las actitudes; tanto critico como aplaudo algunos hechos que han sucedido. Pero los aplausos no me inhiben de tener cabeza abierta, ver errores que están sucediendo y cuestiones que del error a veces pasan al horror. Con mis compañeros somos críticos de esta realidad, trillamos la calle. ¿Cuál es la gran pelea hoy con los gurises? Hay dos grandes peleas. Una es que los botijas salgan de la calle, tengan algo que hacer, que abracen un nuevo proyecto, que lo abracen como suyo. Y la otra es que los gurises sean felices, que vuelvan a reírse, vuelvan a tener solidaridad entre ellos, se vean como pares y vean hacia delante y encuentren un futuro, que con el esfuerzo, con el estudio, con el trabajo, con el apoyo, con la solidaridad, con los padres, con los docentes pueden caminar.

Hoy el individualismo está ganando, parece que o te salvás vos o morís vos solo. Creo que eso está mal, y creo que hay un entramado social que con mucha hipocresía critica pero no hace nada por resolverlo. ¿Nosotros lo vamos a resolver? No, no lo vamos a resolver, desde un sindicato no vamos a resolver este gran problema, que es de los gobiernos, de los partidos, del sistema político. Pero es como decía aquel: venían dos caminando frente a frente en una playa enorme, uno veía que el otro se agachaba y hacía movimientos, y cuando se acerca ve que está levantando estrellas de mar que una tormenta enorme que había habido en la noche había sacado y las volvía a tirar al mar. Le dice: “¿Qué estás haciendo, si esta playa tiene como 14 kilómetros. ¡Millones de estrellas hay!”; “Sí, pero esta se salvó”.

Entonces queremos una educación pública inclusiva, de calidad; todos queremos eso, pero de aquí a que suceda, ¿qué hacemos en el medio? Uno ayuda a uno, otro ayuda al otro, se reproduce. Creo que son gestos que valen la pena. Vale la pena la inversión económica, que más que una inversión es una apuesta, y creo que también vale la pena que los sindicatos se involucren en este tema, se involucren en la sociedad. Somos parte de la sociedad. Muchas veces la sociedad –producto de medidas de lucha muy antipáticas– nos ve como que estamos en la otra vereda o con actitudes corporativas.

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