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Entrevista central, miércoles 30 de noviembre: Richard Read

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EC —Usted mencionaba que el de flexibilidad horaria es el principal punto en la lista de inquietudes, de preocupaciones o reclamos de los trabajadores hoy en Uruguay.

RR —Flexibilidad horaria, y en cuarto lugar la estabilidad laboral. Repito, si esto fuera Dinamarca o Noruega me parecería fenómeno, tenés todo resuelto, pedí más tiempo de ocio. Pero en un país como el nuestro, donde el doble empleo y los sueldos bajos están arriba de la mesa… En el 2002, en filas enteras para comer en una olla popular porque la crisis golpeaba, la gran consigna era “queremos trabajo, no quiero que me den de comer gratis, quiero con mi laburo llevar el puchero a mi casa”. Por lo tanto a los gurises les hace bien, les va a hacer bien.

EC —Les va a hacer bien fomentar…

RR —… visitar fábricas, darse cuenta del esfuerzo, hablar con trabajadores.

EC —… los hábitos de trabajo, ¿qué quiere decir eso?

RR —Creo que tiene que ir mamando desde chico, no solamente que hay que buscar el objetivo hacia el trabajo, que la salida está en el trabajo, no en un caño, no en la fácil, no en el repartir merca.

EC —Un “caño” quiere decir revólver.

RR —Exacto.

EC —¿Entonces?

RR —Salir de caño para los pibes hoy es gratis, levantan lo que no hacen en un mes, para muchos de esos pibes el que se levanta temprano y va a laburar es un gil. Hay que romper esa cuestión. Hay hábitos que vienen mal desde la casa, desde generaciones. Este proyecto nuestro es gratis, no se le va a cobrar nada a nadie. Gratis en lo monetario, pero tiene un ida y vuelta, tiene que haber compromiso de los padres. El padre tiene que estar interrelacionado con el proyecto y tiene que hacer un seguimiento al chiquilín en el proyecto nuestro. Tiene que ir a las asambleas, tiene que ir a la coparticipación con los chiquilines, a trabajar la huerta por lo menos una vez al mes. Tiene que haber un grado de responsabilidad. No estoy de acuerdo con el dame, dame, dame, dame a cambio de nada, eso lo estoy viviendo y orilla el populismo, que tiene resultados negativos.

EC —Ahí hay otra crítica al paso.

RR —No hay crítica, hay una definición conceptual de en qué tipo de sociedad me gustaría vivir.

EC —Pero usted está aludiendo a políticas sociales que se llevan a cabo. ¿O no?

RR —Claro, si usted agarra una persona que está en la recontralona primero tiene que darle de morfar, vestirla, bañarla, darle de comer, que agarre un poco de músculo y que el cerebro se le despierte. Una vez que lo hizo, tomá la caña y andá a pescar.

EC —¿Cuántos de estos centros ya están prontos para la inauguración?

RR —En Montevideo en estos días seguramente se hará la inauguración de los locales. Hay dos que quedaron en condiciones inmejorables, hermosos, que logísticamente están en un punto céntrico de Montevideo. Faltaría alguna pequeña reforma en Minas, en Pan de Azúcar vamos a alquilar un local y en Salto estamos en el inicio de la remodelación del local del sindicato de Coca-Cola.

EC —¿Por qué se eligieron esas ciudades?

RR —Primero, porque la infraestructura sindical la tenemos ahí, hay una militancia que nos permite tener el apoyo, la cobertura y el trabajo. Segundo, en el caso de Pan de Azúcar, tenemos la fábrica de refrescos Nix y allí el sindicato tiene una muy buena participación en la Federación. Lo hicimos donde contábamos con un respaldo de militancia y la ciudad podía cobijar un proyecto de esta característica. Un proyecto que es simple, que nadie entienda que estoy diciendo que esta es la panacea y la solución. Es un aporte de un sindicato para ayudar con un granito de arena a un problema muy grande que pasa por una solución política, de Estado, que es el tema educativo.

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