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Entrevista central, miércoles 30 de setiembre: Laura Voglino

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Entrevista con la química Laura Voglino, vicepresidenta de Ecosistemas de Desarrollo y Alianzas Globales de la Nube para IBM.

Vea el video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Miércoles 30.09.2015, hora 8.19

EMILIANO COTELO (EC) —What’s next? ("¿Qué es lo que se viene?"). Con ese lema viene desarrollándose desde el lunes en Montevideo la 25ª edición del Encuentro Genexus, uno de los mayores eventos de innovación en tecnología y desarrollo de software en América Latina. Más de 3.000 personas llegadas de diferentes países del mundo vienen asistiendo a conferencias, talleres y reuniones de negocios.

Esta mañana en En Perspectiva vamos a acercarnos a esta especie de convención internacional de “predictores del futuro”.

¿Qué es lo que hay en el horizonte de las tecnologías de la información? Por lo pronto, nubes. O, mejor dicho, la nube, un concepto que, de hecho, usamos muchos de nosotros, aunque no necesariamente sabemos qué es y cómo funciona. Varias de las conferencias de este encuentro han estado centradas en este tema: la nube, el cloud computing.

De esto habló, por ejemplo, la argentina Laura Voglino, vicepresidenta de Ecosistemas de Desarrollo y Alianzas Globales de la Nube para IBM.

Tú sos argentina, pero llegas a Montevideo desde Nueva York, en representación de IBM. ¿Cuántos años llevás de residencia allá?

LAURA VOGLINO (LV) —Un poquito, ¡más de 30!

EC —Ayer cuando empezabas tu disertación hacías la advertencia de que ibas a hablar una mezcla de español e inglés; “me cuesta mucho separar los dos idiomas”, decías.

LV —Hablo realmente spanglish en este momento. Porque si bien hablamos español en nuestra casa, está muy mezclado con el inglés y todo mi trabajo es en inglés, así que me van a tener que perdonar. A veces me trabo y no encuentro las palabras, así que vamos a hacer un poquito de inglés y castellano también.

EC —Otro detalle curioso si se quiere es que la vicepresidenta de Ecosistemas en la Nube de IBM no es una ingeniera en computación… es una química. ¿Por qué? ¿Cómo se explica esto?

LV —No hay maneras muy fáciles de explicar. La realidad es que vas a encontrar mucha gente que llega a la parte de computación desde funciones que no son “normales”. Hay gente que llega de la filosofía, la gente llega de distintas áreas. En mi caso fue más una evolución, hice mi MBA en Estados Unidos y un profesor superagradable me empezó a enseñar cómo la tecnología cambiaba los modelos de negocios. Y eso me apasiona, me apasiona entender cómo la tecnología modifica nuestras vidas y cómo modifica los negocios. Han cambiado radicalmente gracias a la tecnología. Y eso me llevó a IBM.

EC —Empecemos por lo más básico en este tema. ¿De qué hablamos cuando decimos la nube?

LV —Cuando decimos la nube, la gente piensa que es un problema de tecnología. Y la realidad es que la parte que más nos interesa a todos nosotros, desde los usuarios hasta las empresas, no es tanto el concepto de la tecnología detrás de la nube, sino cómo cambia la forma en que interactuamos, cómo cambian las formas de negocios. No hay una manera muy fácil de definir la nube, una manera perfecta, porque es un montón de capacidades tecnológicas, es muy variado, es un espectro muy grande, que permite la transformación de esos negocios.

Dejemos de lado la parte de las empresas por un ratito. Como consumidores utilizamos cosas en la nube todos los días. Si tenemos un smartphone, tenemos una minicomputadora en nuestras manos con un poder extraordinario. Si hacemos transacciones en los bancos, cuando miramos nuestra cuenta de banco estamos apelando a la nube que el banco ha creado para que eso pase. Cuando escuchamos música en un streaming estamos apelando a la nube. Cuando subimos fotos o bajamos fotos o leemos el diario. Todos esos son procesos que están en la nube. Esa es una manera tecnológica de definir esos procesos.

EC —Una definición, de varias que andan por ahí, dice: la cloud computing, con frecuencia llamada simplemente cloud, consiste en la distribución de recursos informáticos on-demand (a demanda), a través de Internet, con un pago variable en función del uso. Hay veces que hay pago y hay veces que no hay pago.

LV —Exacto, es bastante parcial esa definición. La parte de que es disperso es tal vez la clave más importante, porque no existe un lugar, sino que existe un network [una red], una combinación para ejecutar esos procesos de negocios. Son órdenes que uno da a distintos servidores que pueden estar en distintos lugares del mundo.

EC —El ejemplo más claro es el manejo de archivos, quizás es el más intuitivo. Hubo una época en que uno guardaba las fotos en el disco duro de una máquina, que quizás era una PC. Llegó un momento en que existió la posibilidad, y cada vez se utiliza más, de guardar las fotos externamente, en un lado que ni siquiera estamos muy seguros de cuál es.

LV —¡Hay varios lados!

EC —Pueden ser varios lados. Entonces ya las fotos no están ni en la PC ni en el notebook ni en el smartphone ni en la tablet, están en un quinto lugar al cual pueden recurrir todos esos aparatos.

LV —Exactamente. Parece magia, ¿no? La importancia de la nube es que para la gente que no tiene una formación tecnológica es algo así como la electricidad, vos no te preguntás dónde está la electricidad o de dónde viene la electricidad, sabés que hay una usina en algún lado y que existen [condensadores], sabés eso, pero lo único que te importa es que subís la llave de la luz y la luz está ahí. Con la nube es similar con los procesos de tecnología. En algún lado del universo hay un servidor o varios servidores que contienen esa información, pero es irrelevante para el usuario en el fondo.

EC —Decía que lo más intuitivo o lo más sencillo de pensar es el manejo de archivos, pueden ser fotos, pueden ser documentos de texto, pueden ser planillas, pueden ser correos electrónicos. Yo no guardo mi correo electrónico necesariamente en mi máquina, guardo mi acumulado de correo electrónico afuera, en la nube. Pero la cosa es más compleja, hay muchas más posibilidades con la nube. Por ejemplo, la de utilizar aplicaciones, programas que no están en mi máquina, que están afuera. ¿Qué ejemplos podrías citar en ese sentido?

LV —Cuando hacemos videocomunicación con nuestro teléfono estamos utilizando un programa y dando órdenes. Por ejemplo, el programa nos dice “¿querés dejar un mensaje de video, porque esta persona no está?”. Eso es una aplicación, un programa que viene para nosotros. Yo te di el ejemplo de las cuentas de banco. Cuando miramos nuestra cuenta en el móvil o en la computadora en casa, cuando queremos ver cuánta plata hay ahí, estamos apelando a una aplicación. Es un proceso. Y si tenemos poca plata y queremos pasar plata de una cuenta a otra, eso es una orden que se le da a la aplicación para que pase el dinero. No necesitamos estar en el banco para dar esa orden, no necesitamos llevar la plata de un lugar a otro, simplemente el proceso lo hace solo. Ese es un ejemplo muy claro de lo que la nube hace.

EC —Podrían mencionarse muchos más. Antes era muy común que uno comprara una caja con un determinado software para la máquina. Hoy eso puede seguir haciéndose, pero también puede ocurrir que uno en determinado momento, para una necesidad puntual, contrate, a través de Internet y en la nube, el uso de una aplicación por un cierto tiempo y después se desconecte de ella.

LV —Absolutamente. Y no solo eso pasa, sino que pasa la combinación de todas esas cosas. Uno puede tener un determinado producto de software en su computadora, pero algunas partes de ese software pueden estar como parte de la nube. Por ejemplo, si uno requiere determinados gráficos o determinadas funciones, tiene que apelar a utilizar un sistema en el que uno no tiene todo en la mano. Si lo pensás más profundamente, el cambio ha pasado desde el momento en que escribíamos en un papel y nos preocupábamos por tener ese papel, ahora escribís en la computadora y no te preocupás de que eso es un file (archivo) y está en algún lado de tu computadora. Simplemente el sistema evoluciona de tal manera que ya no te preocupa dónde está, lo que te preocupa es que cuando necesites eso lo tengas a tu disposición y puedas cambiar y disfrutar las cosas que son importantes para vos.

Por eso para mí es importante que la gente piense en la nube no solo como un problema tecnológico, sino en cómo cambia la función de negocios, cómo cambia la relación entre el consumidor y las compañías que producen esos servicios. Hoy día cuando vas a comprar un coche, por lo menos en Estados Unidos, mirás primero en Internet, buscás la información, ves qué dice la gente, si ese coche es bueno, no es bueno, hacés una evaluación, mirás el consumer report (reporte del consumidor), vas a otra aplicación que te dice cuánto se está pagando en tu área por ese coche en particular, cuál es la curva de pago. Buscás cuánto está pagando el dealer, la persona que te vende el coche. Utilizás todo eso para definir exactamente el coche que querés, cómo lo querés. Todo eso son servicios de la nube. Tanto vos como yo probablemente nos acordemos de las agencias de viajes, había una cada dos manzanas.

EC —Sigue habiendo, pero…

LV —¡Pero no en las manzanas!

EC —… pero la evolución del negocio ha ido en otras direcciones.

LV —Absolutamente, seguimos viajando, pero en este momento cuando viajamos vamos a nuestra computadora, a nuestro teléfono y averiguamos qué tipo de tique de avión queremos, lo compramos directamente por la computadora, elegimos el mejor precio hotel de acuerdo a lo que nos interesa, vemos las fotos. Ha cambiado radicalmente, y todavía va a cambiar más. Tenemos gente que está utilizando Watson. Watson es una tecnología más evolucionada de lo que se llama cognitive computing, la computadora empieza a “pensar” con características del pensamiento humano.

EC —Es un paso hacia la inteligencia artificial.

LV —Exactamente. Te va haciendo preguntas, va viendo qué te gusta, qué no te gusta de distintas condiciones, y te recomienda los mejores lugares, las mejores cosas para vos, que se adecuan a tu personalidad, a tu perfil. O sea que todo eso evoluciona.

EC —Tiene mucho que ver con el desarrollo de la nube otro proceso que se ha ido dando en simultáneo que es el de la movilidad.

LV —Vienen mano a mano.

EC —El hecho de que tanto las personas como las empresas hoy desarrollen su actividad con distintos dispositivos a lo largo del día o a lo largo del mes o a lo largo del año. Empiecen en una PC, sigan en el mismo archivo en una laptop, después eventualmente en una tablet y hasta escriban algo en el smartphone. Todo eso es posible o se apoya en buena medida en la existencia de la nube.

LV —Son grupos que colaboran para la creación de esa nube. La nube es lo que permite que la movilidad tenga toda esa capacidad de computación que ves hoy en día. Y lo que vas a seguir viendo, porque uno piensa en movilidad y piensa en los teléfonos, pero movilidad es mucho más que eso.

EC —¿Qué es?

LV —Por ejemplo, los wearables

EC —La tecnología portable, usable.

LV —Usable. Tengo en mi muñeca un aparatito que determina cuánto camino, cómo está latiendo mi corazón, si subo o no subo pisos, que me ayuda a entender un poco más cómo es mi actividad y qué cosas me benefician o no.

EC —La tecnología que me pongo, también podría decirse.

LV —¡Que me pongo! Es verdad, esa es la traducción. Todas esas cosas van a seguir. Desde el punto de vista de la tecnología esto es lo que se llama el Internet de las cosas, porque las cosas se van a ir comunicando con sistemas. Tu heladera va a saber que te falta leche y va a ordenarla directamente al supermercado en el futuro. Toda esa comunicación pasa gracias a la nube.

***

EC —¿Dónde está la nube?

LV —¿En el cielo?

EC —… ¿o en el infierno?

LV —No, para nada.

EC —¿Dónde está? La gente puede creer que la nube es un lugar. Pero no.

LV —No, no es un lugar, pero existen lugares físicos donde eso pasa. Acá no hay magia, en algún lugar hay un servidor, hay una aplicación que se está comunicando. O sea, existe el software, continúa existiendo en algún servidor y esos servidores físicamente los puedes tocar, existen. Vos decías que una porción de la discusión es que podés pagar por el uso de la nube. IBM tiene con SoftLayer grandes datacenters, centros de computación, entonces personas como vos y como yo queremos hacer un negocio, necesitamos un servidor y sencillamente vamos a la computadora, le pedimos a SoftLayer que nos permita un espacio en los servidores y sencillamente hacemos los negocios que tenemos que hacer, ponemos una aplicación, generamos una startup juntos. Existe uno de estos centros de datos muy importante en Brasil, que acabamos de inaugurar. Son grandísimos, mucha gente los utiliza. Existe uno en México, hay 10 SoftLayer en todo el mundo. Existen, no es que no es existan.

EC —Sí, y hay veces que uno cree que la nube está en un lado y está en varios al mismo tiempo, o incluso más cerca de lo que uno se imaginaba. Ejemplo: Netflix, el servicio de películas y videos por Internet. Uno tiende a pensar que la nube de Netflix está en Estados Unidos, y sí, hay una en Estados Unidos, pero hay otra en Uruguay mismo, hay en un datacenter acá y hay otro en la Argentina, etcétera.

LV —Lo mismo pasa con las cosas de IBM, existen en distintos lugares. El punto es que en algún momento hay una presencia física. Uno de los beneficios de la nube es que podés tener las cosas en varios lugares. Entonces tenés un sistema de backup y recovery (respaldo y recuperación), o sea que podés poner la información en un lado, en dos lados, y si un lado no funciona, porque hay una catástrofe geológica, el otro va a seguir funcionando. Te permite un grado de flexibilidad y de continuidad de servicio que es muy importante. Si solo tenés tu computadora y todo pasa solo por tu computadora, ¿qué pasa si se rompe tu computadora y si esa es la manera en que servís a tus clientes?

***

EC —Laura Voglino es argentina, vicepresidenta de Ecosistemas en la Nube para IBM.

A propósito de la nube tengo mensajes y preguntas de los oyentes.

Alguien cuyo celular termina en 429 pregunta: “¿Es cierto que un e-mail que envío a mi vecina pasa antes por Estados Unidos?”.

LV —No. No necesariamente, puede que sí, puede que no. Depende de cómo sea el tránsito, adónde va el tránsito y dónde están esos servidores. Podría llegar a ir a India, quién sabe.

EC —Juan, a propósito de la nube y sus ventajas, hace este aporte: “Antes comprabas un programa, un software que venía en CD y que costaba cientos de dólares y se te envejecía a los pocos meses. Ahora alquilás ese mismo programa a dos, diez dólares por mes y se va actualizando de manera permanente”.

LV —Es fantástico y me alegra mucho que mencionen eso, porque es parte de las ventajas que esto nos da como consumidores y también a las empresas. Porque al poder hacer un envío del servicio, uno está usando el servicio del software. En nuestra manera de hablar, esto es software as a service, o sea el software que uno convoca, usa, paga por lo que usa y se acabó la transacción desde ese punto de vista. Permite que ese software esté constantemente evolucionando sin que afecte al usuario.

EC —Ahí tenemos un ejemplo de utilización de recursos en la nube pagando a cambio de ello. También hay utilización de recursos en la nube sin que se tenga que pagar. Por ejemplo algunos servicios de correo, por Gmail, por ejemplo, en principio uno no paga por la utilización de espacio, hasta cierto límite, pero en principio no paga, no hay costo.

LV —Esto va al punto que te mencionaba, que lo importante es cómo cambian los sistemas de negocios. Porque si bien no pagás por el servicio, la empresa que está dando ese servicio tiene un modelo de negocio que es productivo, que le da ganancia, sea a través de la publicidad, sea a través de hacer un mining, o sea buscar en los datos y poner inteligencia a partir de los datos y vender esa información, no personal, sino en conjunto.

EC —Esa parte es delicada y genera polémica, pero es parte del sistema.

LV —Pero no es personal, si tenés un millón de usuarios podés determinar determinadas características de mercado, podés ver dónde está, y hay valor en esa información. Los modelos de negocios van cambiando de tal manera que tenemos que ser más abiertos a pensar distintas…

EC —Algo ya quedó dicho con la última respuesta, pero más en general, ¿qué cambios supone la nube para las empresas y el mundo de los negocios?

LV —Como decíamos, hay un cambio en la manera de hacer los negocios. Con el sistema de nube que se está utilizando en este momento, el cliente tiene una voz muchísimo más fuerte, tiene muchísimo más contacto, se desarrollan sistemas de contacto entre las empresas y sus consumidores. Y son extremadamente importantes, porque van determinando cómo se generan los productos con un constante ir y venir, con el feedback [el retorno, la opinión] de los clientes. Los clientes determinan el valor del brand (la marca) de uno, cómo es percibida la marca en el mercado. Todas esas cosas afectan la forma como uno hace negocios y también determina si vamos a ser obsoletos o no para nuestros clientes muy rápido, la velocidad de estos cambios es muy muy alta.

Vos preguntabas cuál es el futuro. En el futuro existe muchísima más comunicación entre los clientes y las empresas, entre las empresas, en el ecosistema de empresas. Ya no es solo la información, el concepto de big data, de gran masa de información pasa a ser conocimiento, la parte analítica, la parte cognitiva, eso es lo que viene. Y existe hoy. El futuro existe hoy, simplemente que existe en pequeños lugres y hay que buscarlos.

EC —Un ejemplo de las transformaciones podría ser la propia IBM.

LV —Absolutamente.

EC —IBM en sus orígenes y en el imaginario de mucha gente todavía se asocia a hardware, máquinas, aparatos. Sin embargo hace tiempo que ya no está estrictamente en eso.

LV —Seguimos teniendo. Somos una empresa de más de 100 años, IBM nació en máquinas de utilización en las casas y cosas por el estilo. Después fue a hacer máquinas de escribir. Y recién después empezamos con la parte de las computadoras. Después incorporamos la parte de software y la parte de los servicios alrededor de eso. Fue toda una evolución, hoy día seguimos teniendo toda la parte del servicio y tenemos toda una parte de hardware, los “hierros” como les llamamos, que continúan evolucionado. Pero también evoluciona la parte de software.

EC —Una pregunta que se repite en varios mensajes: ¿qué seguridad me da la nube respecto a la confidencialidad de mi información?

LV —En todas las cosas que uno hace hay un nivel de riesgo. Hay un nivel de riesgo cuando vamos a un banco personalmente y abrimos una cuenta, siempre hay un riesgo en las cosas que hacemos. Cada vez más se están poniendo más precauciones para mantener la confidencialidad, existen leyes, existen aplicaciones tecnológicas que permiten mucho más que antes mantener los niveles de seguridad.

EC —El presidente de Estados Unidos y el presidente de China acaban de pactar en esta materia un acuerdo en el que se comprometen a no realizar espionaje de tipo comercial.

LV —El espionaje comercial ha existido siempre, no hacían falta las computadoras, son cosas que han pasado a lo largo de la historia. No son cosas nuevas.

EC —Claro, pero ahora está la variante nueva, el ciberataque, el ciberespionaje, y ahí está la nube de nuevo.

LV —Las cosas van cambiando, vamos cambiando. Cuando me comentan esto pienso lo que habrán pensado nuestros antecesores, nuestros abuelos cuando se cambió del caballo al coche, debe haberles parecido una cosa monstruosa, con tremendo riesgo, el hecho de que exista un coche que se maneje con un motor. La evolución lleva sus cambios, hay que tenerlos en cuenta, hay que trabajar en ellos. Hay que trabajar en la ética, también la ética está cambiando con todas estas cosas. Hay que cambiar las leyes, hay que hacer que sean acordes a estos movimientos.

EC —Tú preferís no hablar de revolución sino de evolución.

LV —Absolutamente. Esto es una evolución, las empresas no dejan de lado todo lo que tienen, simplemente amplifican la capacidad para servir mejor al cliente. Nosotros hablamos de procesos híbridos, no es solo que la nube existe en una empresa grande. Existe la nube, existe lo que se llama [on-premise], en el lugar; existe una nube privada, existe una nube pública, existen muchísimas variaciones que uno puede utilizar de acuerdo a sus necesidades, no es que hay solo una respuesta.

EC —La última pregunta viene de la audiencia. Sergio dice: “Me parece formidable todo este avance tecnológico, pero ¿no nos deshumanizamos?”.

LV —Yo creo que no. Volviendo atrás, me acuerdo de cuando iba al colegio y no me dejaban usar calculadoras porque las calculadoras iban a freír mi cerebro. Es real, eso me pasaba en Buenos Aires, no podía llevar la calculadora porque era terrible, tenía que hacer todo a mano.

EC —En todo caso con la regla de cálculo.

LV —He usado la regla de cálculo también. Pero el punto es que creo que no nos deshumaniza, creo que si sabemos utilizarlo correctamente es muy positivo. Yo vivo en Estados Unidos desde hace 30 años, y las comunicaciones de video me han permitido estar en contacto con mi familia de una manera mucho más cercana de lo que les pasó a mis abuelos que se fueron de Europa y nunca más pudieron conectarse con su familia. Tengo una sobrinita que tiene cuatro años que me llama por Skype y me dice “tía, contame un cuento”, y le cuento un cuento. O sea que no, no creo. Al contrario, creo que Watson, por ejemplo, ayuda a la medicina y ayuda a que tengamos mejor servicios de medicina. Es cómo la usamos, es una herramienta.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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