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Entrevista central, miércoles 31 de agosto: Constanza Moreira

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EC —¿Cómo es eso? Está hablando de la proporción entre la cantidad de efectivos y la población. ¿Puede dar los números?

CM —Tenemos el número de efectivos cada 10.000 habitantes. El cuadro que yo manejé y que salió en la prensa es de 64 efectivos cada 10.000 habitantes, siendo que Argentina y Brasil tienen menos de 20, y Colombia, que es un país con un conflicto armado –imagine todo el despliegue militar que tiene Colombia, que hace 50 años que tiene un conflicto armado–, tiene algo así como 38 efectivos cada 10.000 habitantes. O sea que el número de efectivos per cápita es altísimo. En los años 60 las Fuerzas Armadas tenían menos de 20.000, creo que tenían 12.000 o 13.000 efectivos. Pero cuando salimos de la dictadura había 42.000 efectivos. Entonces cuando las Fuerzas Armadas se quejan “venimos reduciendo”, vienen reduciendo respecto de un número que se abultó durante la dictadura porque las Fuerzas Armadas tomaron cuenta de sectores enteros de la provisión de servicios nacional como la aviación civil, la marina mercante, hasta el parque Santa Teresa.

Entonces, ¿qué hacen las Fuerzas Armadas en cada presupuesto? Yo no soy experta en Fuerzas Armadas, me dedico a presupuesto, esto lo quiero aclarar, lo mío son los números.

EC —Pero de hecho usted se ha convertido en una de las voces en la bancada del FA que más abordan este tema, con posiciones que la llevaron a enfrentarse varias veces con quien era ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro. Todo eso está como antecedente.

CM —Sí, pero lo quiero aclarar porque no quiero tener el galardón de un conocimiento que no es el mío, sobre todo porque yo vengo del mundo científico, entonces lo mío son los números y el Presupuesto Nacional. No soy experta en las Fuerzas Armadas, simplemente me dedico a mirar los números, cómo se gasta la plata de este país y en qué. Sobre eso me puede preguntar, porque eso lo sé, es lo mío. Pero sobre la misión que tendrían que tener las Fuerzas Armadas, estudio estos temas, pero no soy especialista ni mucho menos.

Entonces, como yo miro los números del país, me doy cuenta de que el gasto en las Fuerzas Armadas es absolutamente desproporcional. Lo que pasa es que la presión corporativa de las Fuerzas Armadas es tan grande, protestan tanto contra cada recorte que cada vez que se intenta hacer algo con ellos es como comprar un conflicto. Usted me podrá decir ¿no pasa lo mismo con el resto de los cuerpos del Estado?

EC —¡En eso estaba pensando!

CM —Uno puede comprar un conflicto con COFE, con el sindicalismo público, pero allí el gobierno del FA tiene un sistema de negociación colectiva, todos estos sistemas que los uruguayos nos damos para amortiguar los conflictos entre nosotros. Pero atrás de las Fuerzas Armadas hay una corporación, no es lo mismo que lidiar con el Ministerio de Industria, ahí la dirección política en general baja la línea y ya está. Recuerdo que en el presupuesto de Mujica necesitábamos más plata y la orden que vino del Poder Ejecutivo fue: “si necesitan hacer un recorte de rubros, busquen en tal lugar del Ministerio de Transporte”, y Pintado blindó esa decisión. Con las Fuerzas Armadas no, porque viene el Poder Ejecutivo, manda un proyecto de reforma militar y “no, esto no puede ser así”. Esta historia la vengo viviendo desde hace años, desde antes de ser senadora. En el año 2006, cuando se hizo el Diálogo Nacional por la Defensa, del cual emanó la Ley de Defensa, con las Fuerzas Armadas, con la Universidad de la República, con Naciones Unidas, con el poder político, ya Andrés Masoller –el mismo que está ahora, integrante del equipo del Ministerio de Economía y Finanzas– había anticipado que era necesario hacer la reforma de la Caja Militar, y ya ellos se habían manifestado en contra.

Ellos dicen que el presupuesto de las Fuerzas Armadas no es tanto, y ahora apareció una cosa en UyCheck que dice “Constanza Moreira afirma que el presupuesto se duplicó”; sí, en términos reales se duplicó, no recuerdo exactamente el número, pero pasó de más de US$ 300 millones a más de US$ 600 millones. Se duplicó en dólares. Es verdad que el PBI aumentó…

EC —En términos de PBI hay otro cálculo. Según el anuario Armamento, desarme y seguridad internacional, del Instituto Internacional de Investigación para la Paz, de Estocolmo, que está publicado en la web del Banco Mundial, “el gasto militar en Uruguay, medido en comparación con el PBI, si bien ha fluctuado bastante, más bien ha tendido a la baja desde 1988 en adelante”. En 1988…

CM —Claro, era la salida de la dictadura, ¿qué tal?

EC —Sí, 3,53 % del PBI fue en el período 89-90; el mínimo fue 1,49 % del PBI en 2014. Ahora estaríamos en 1,8 % del PBI.

CM —Pero el Instituto para la Paz no mide dos cosas que no están medidas por lo que aparece en el rubro MDN. Una es el déficit de la Caja Militar, porque eso sale por otro lado, son US$ 400 millones. Las Fuerzas Armadas hoy gastan US$ 650 millones, pero gastan US$ 400 más que todo el Estado –el Estado quiere decir todos los ciudadanos— pone para financiar ese déficit. Yo siempre lo comparo con el déficit del Banco de Previsión Social (BPS): si el BPS tuvo en el año 2015 algo así como US$ 350 millones de déficit, los tuvo para asistir a 600.000 jubilados, pero el déficit de la Caja Militar es para asistir a 53.000, 55.000 jubilados, que es lo que tienen. Entonces es un déficit igual al del BPS pero para atender a 10 veces menos gente.

EC —¿Usted entonces opta por poner las cuentas de la Caja Militar dentro del presupuesto de Defensa?

CM —Y está el segundo rubro: el Liceo Militar; la educación militar no está contabilizada en el MDN, la tenemos contabilizada en educación. Es poco, es mucho menos que el déficit de la Caja; preferiría gastar mucha más plata en eso. Si uno contabiliza todo eso nos estamos yendo a 2,5 % del producto, habría que afinar los números y no me animo a tanto. Pero es mucho más que eso. Eso es lo que acaba de salir en este año, porque este año se ha caracterizado por que la discusión de las Fuerzas Armadas ha pasado al tema del déficit de la Caja Militar.

EC —Sí, en realidad, como usted acaba de decir, son dos capítulos, el déficit de la Caja Militar y los problemas serios en materia de equipamiento, el deterioro enorme de los aviones, los helicópteros, etcétera.

CM —Pero cuando el MDN manda el presupuesto nacional todo lo que pide son compensaciones por estar a la orden, compensaciones para nocturnidad en los pasos de frontera, compensaciones por horas de vuelo, compensaciones… Todo compensaciones especiales. Es todo salario lo que pide, no pide inversiones, no pide “en este quinquenio necesitamos aumentar las inversiones en 50 %”. Yo no le puedo pedir al Estado que me aumente en 50 % el presupuesto, porque eso no lo hace ni el Ministerio del Interior, que es el que tiene más demanda presupuestal y recursos presupuestales asignados. Lo que necesito es algún tipo de reestructura. Jamás, jamás. Las Fuerzas Armadas piden plata para salarios.

Entonces, como los ministerios son los que se encargan del pedido presupuestal, la responsabilidad por el deterioro de las inversiones no la tiene el poder político, ni los políticos ni el Parlamento, la tiene el MDN que no equilibra mejor sus cuentas. Capítulo 1.

Capítulo 2. Usar el presupuesto como argumento para la muerte de cuatro militares es una cosa terrible.

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