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Entrevista central, miércoles 31 de agosto: Constanza Moreira

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EC —¿Qué lectura hizo usted de los dos siniestros que dejaron cuatro militares muertos?

CM —La primera lectura es que no es la primera vez que tenemos un accidente con consecuencias letales para la vida de jóvenes militares, además, en situación de entrenamiento. Porque no es que perdemos la vida de pilotos, no es que perdemos la vida de estos efectivos en una situación de riesgo, en una misión de paz en una zona de conflicto armado. Las perdemos en entrenamientos de rutina. Me parece que esto debe llamarnos la atención sobre algo que yo digo muy femeninamente, que es cómo las Fuerzas Armadas van a cuidar al país si no se pueden cuidar a sí mismas. Primero tienen que cuidar la vida de su gente.

EC —¿Qué interpretación hizo usted de esos hechos?

CM —Primero –en esto quiero ser muy muy responsable–, creo que todos los accidentes, como el del Air Class –hubo una buena cantidad de accidentes en este tiempo–, deben ser investigados por la justicia civil. Esto me parece muy importante. La justicia militar, tristemente célebre durante la dictadura, debería ser una rama especializada de la justicia civil y no existir más, pero nosotros seguimos nombrando jueces militares y el proyecto de justicia militar nunca termina de llegar al Parlamento, es otro de los temas que tenemos en debe. Es la justicia civil la que tiene que investigar esto y determinar…*

EC —El accidente o siniestro del Air Class fue investigado por la justicia civil.

CM —Fue investigado por la jueza Mariana Mota.

EC —Estos hechos de ahora, con naves de las Fuerzas Armadas no… ¿O sí?

CM —Supongo que están en manos de la justicia civil. No lo sé, pero deberían estarlo.

EC —Usted lo reclama, ¿por qué en ese caso particular?

CM —Porque creo que hay que determinar las responsabilidades, porque creo que asumir que esta gente murió porque el equipamiento era inadecuado es una temeridad como afirmación.

EC —Desde la Fuerza Aérea se salió a responder que no, que esa no era la razón.

CM —Las Fuerzas Armadas van a responder que no, obviamente. Porque si yo mando a hacer una prueba de riesgo, como aterrizar con los motores apagados –no sé nada de eso–, si mando a hacer algo que está recomendado en los entrenamientos internacionales, pero mando a un piloto a hacer una prueba de riesgo con un equipamiento inadecuado, la responsabilidad civil es mía, del mando.

Digo esto a propósito también de un muchacho que murió desarmando un armamento en el agua, murió ahogado, y la justicia militar dictaminó que era un accidente, pero la justicia civil, tres años después, determinó responsabilidad civil de quienes habían presionado a ese muchacho, que quería salir del agua, para mantenerlo dentro del agua.

Entonces, como yo no quiero perder gente en este país de poca gente, y menos gente joven, en entrenamiento de riesgo, siendo que la posibilidad que tiene el Uruguay de enfrentar un conflicto armado de cualquier tipo es bajísima, llamo la atención a esta ecuación: equipamiento, capacitación de las personas que están haciendo estos entrenamientos –tienen o no la capacitación adecuada para hacer etas pruebas, yo no lo sé– y adecuación de las órdenes que se dan y las órdenes que se cumplen. Supongo que todos los accidentes tienen que estar en esto, pero supongo también que las Fuerzas Armadas estarán haciendo una profunda reflexión sobre esto que pasa, porque no es el primer accidente, no es el último y son todos accidentes en cuestiones de rutina, ninguno en una maniobra de defensa propiamente dicha.

EC —En el segundo de los sepelios ocurrió algo bastante impresionante, cuando habló el teniente coronel aviador Alejandro Trujillo, comandate del Escuadrón Aéreo n.º 5, donde se desempeñaban los pilotos Fernando de Rebolledo y Gonzalo Correa. Trujillo habló muy emocionado, leyendo, pero todo el tiempo al borde de las lágrimas, y dijo por ejemplo: “Es hoy, aquí, en este momento de pensamiento y recuerdo cuando debemos reflexionar sobre su partida, sobre el dolor que nos golpea al ver un lugar vacío en la mesa de vuelo, un casco abandonado, la pena inmensa reflejada en los ojos de un padre, una madre o un hermano. ¿Qué sentido tiene esta pérdida? ¿De qué sirve tanto sacrificio? ¿Por qué tanto dolor?”. ¿Cómo reaccionó usted ante estas preguntas incómodas?

CM —No son preguntas incómodas para mí. Nada, yo también veo a las viudas y conocí viudas que hicieron demandas por estos accidentes, mujeres que hicieron demandas. Así que hay de todo. Creo que en principio los accidentes tienen que ser examinados, no puede echarse la culpa para afuera, eso de “la culpa es de los políticos, la culpa es de que no tenemos presupuesto”. Las Fuerzas Armadas tienen que hacer una contrición y pensar qué es lo que está pasando que mueren civiles en operaciones de entrenamiento.

EC —Lo que de algún modo está diciendo este oficial es que son muertes sin sentido…

CM —Son muertes sin sentido, sin duda.

EC —… de unas Fuerzas Armadas que no se sabe muy bien para qué están. Algo así se puede interpretar, ¿no?

CM —A ver, para que las Fuerzas Armadas sepan para qué están…

EC —¿Está claro el rumbo?

CM —Esa es la gran pregunta.

EC —Hay un tema de rumbo y un tema de presupuesto, y están muy atadas las dos cosas.

CM —Están muy atadas. En el presupuesto del año pasado…

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