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Entrevista central, miércoles 4 de mayo: Julio Porteiro

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EC —Usted dio esta explicación a raíz de la pregunta de por qué en febrero pasado acordó con Astori que se iba en mayo…

JP —Lo que redondearía lo que estoy planteando es que acepté, pero ya en ese momento le dije: “Esto es transitorio, vos lo sabés de toda la vida, mi vocación no es estar en la Administración Pública”.

EC —¿Manejaron en aquel momento un plazo de dos años?

JP —No, en aquel momento yo le propuse que terminado el primer año, que era lo que quedaba hasta marzo de 2015, había que ver quién ganaba las elecciones y si quien venía estaba de acuerdo en que yo siguiera en el banco, y en tercer término estaba mi posición personal, yo creía que un año de esfuerzo iba a ser suficiente, el banco iba a estar tranquilizado, normalizado, trabajando como un banco, sin ser hostigado permanentemente con situaciones ajenas a la gestión financiera, y que allí no habría dificultades en que se recompusiera un equipo de dirección en sintonía con quien fuera el nuevo gobierno del país. Hablé de un año porque había hechos muy importantes que se iban a dar en la realidad uruguaya que podían determinar que yo ni siquiera tuviera la posibilidad de decir de nuevo sí o no, si no ganaba el Frente Amplio (FA), o directamente que quien viniera a la Presidencia de la República no estuviera de acuerdo en que dentro de los elementos profesionales que tiene el FA yo fuera el más indicado. Así que la primera vez que hablamos la idea era que yo con seguridad me iba a quedar el primer año.

Cuando llegamos al resultado de las elecciones del 2015, Danilo volvió a hablar conmigo y me dijo: “Hiciste muchas cosas, hay muchas más para hacer –yo le pasaba sistemáticamente informes de cómo iban las cosas en mi perspectiva, en mi visión–. Yo necesito que te quedes”. En casa me hacen bromas porque yo hablo de que esto es una consulta en familia…

EC —Usted ha insistido mucho, sí, en la familia como factor relevante en todas estas decisiones.

JP —Es así. Y esta decisión la tomé en consulta con mi familia, en particular con mi esposa, y le dije a Danilo que me podía quedar un año más; mi esposa más bien complaciéndome en eso. Y Danilo me dijo: “Che, un año… vamos a ver si no pueden ser dos”, y yo dije: “No, va a ser uno y vamos a trabajar con esa meta”.

EC —¿Cuál es el factor que está de por medio como determinante? ¿La edad? Usted tiene 76 años.

JP —Tengo 77, voy a cumplir 78 este año. La edad y mi plan de vida, porque uno planifica las cosas que va a hacer. Cuando me incorporé y acepté por primera vez el desafío, yo estaba yendo todos los días a mi estudio, a mi consultora de proyectos de inversión, allí están mi hija y mi yerno, no hacía prácticamente nada de trabajo, algunas valuaciones de empresas; hacía mucho de consultoría interna, hablaba mucho con mis dos hijos, que son los responsables de la consultoría. Y estaba dedicado a mi otra pasión, la docencia. Había terminado la docencia en la facultad, terminé en el año 2013, quiere decir que antes de lo que estoy relatando estaba de profesor titular de Proyectos. Había escrito un libro que cubre la mitad del programa de la materia y había empezado a escribir un segundo libro para cubrir la otra mitad. Tengo la convicción de que es muy importante que los profesores escriban, vuelquen su conocimiento y su experiencia en libros que ayuden a los muchachos a aprender. Egoístamente creo que un libro escrito y que se use como texto de estudio es una manera de quedarse en la facultad aunque uno se haya ido.

EC —Y esa es una asignatura que todavía tiene pendiente.

JP —Eso lo voy a retomar cuando termine el proceso con el BROU.

EC —Entonces, ¿cómo llegamos a este lunes cuando usted hace circular entre los funcionarios del BROU un correo electrónico que comienza diciendo:

Montevideo, 2 de Mayo de 2016

Estimados Compañeros:
Después de una detenida reflexión personal y de consultas con mi Familia, la que para mí es siempre la primera prioridad, he tomado la decisión de renunciar a la Presidencia del Banco.

JP —Esto sí es el resultado de conversaciones que se iniciaron en febrero de este año. Yo intenté iniciarlas en enero, pero Danilo me dijo: “Vos estás de licencia, yo tengo 15 días de licencia; ¿no lo podemos dejar para febrero”. Le dije: “Bueno, en febrero te llamo y empezamos a hablar”.

Empezamos a hablar en febrero. Danilo me dijo: “¿Lo pensaste bien? ¿Lo reflexionaste? ¿Estás decidido?”. Y mis respuestas fueron siempre en el mismo sentido: “Lo pensé bien, lo reflexioné, estoy decidido, me voy a desvincular”. Realmente en la vinculación entre nosotros dos –creo que nos conocemos bien mutuamente– no intentó más nada, aceptó mi posición y me dijo: “Hay que procesar esto, y el proceso empieza con que yo hable con el presidente de la República. No es que yo levante un teléfono y le diga: ‘Mirá, Fulano, tengo tal cosa’; tengo que buscar el momento, la oportunidad”. Así que en febrero llegamos al acuerdo él y yo, y a principios de marzo le mandé un diagrama de Gantt, un cronograma con lo que para mí eran las actividades desde ese acuerdo hasta el cambio de autoridades en el banco. Son técnicas y deformaciones de la profesión.

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