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Entrevista central, miércoles 6 de diciembre: Ernesto Talvi

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RA —¿Usted considera que China no va a continuar impulsando la economía en el futuro al ritmo a que lo venía haciendo?

ET —No.

EC —Eso es claro. Va a continuar impulsando, pero a un ritmo menor.

RA —¿Qué expectativa tenemos que tener en cuanto a la demanda china?

ET —La expectativa es que China se va a seguir desacelerando, el crecimiento bajó de una década de 13 %, 14 % a 7 %, y sobre todo –y esto es muy importante–, ese es el crecimiento de la producción de los ingresos, pero lo que China compraba en el exterior era mucho más que sus ingresos porque podía incurrir en endeudamiento, y ya tiene mucho endeudamiento. Entonces las posibilidades de que China vuelva a ser un motor como el que fue entre 2004 y 2013 son prácticamente nulas. Por lo tanto sobre esa base no podemos pensar que va a haber una configuración como la que tuvimos en 2004-2013, cuando los crecimientos supersónicos de China, los altos precios de las materias primas, la dinámica regional –que fue muy fuerte, Argentina y Brasil crecieron muy fuerte– y la llegada masiva de inversiones al país –para comprar tierra, comprar propiedades, comprar empresas, desarrollar nuevos negocios– eran el motor del crecimiento.

EC —Ayer usted se refirió también a qué tipo de crecimiento estamos teniendo, de dónde viene el viento a favor. Hizo una advertencia, dijo que el crecimiento actual se sustenta, fundamentalmente, en capitales financieros volátiles y no en inversión productiva que lleve a un crecimiento sostenible. ¿Podemos conocer un poco más a propósito de este llamado de atención?

ET —Es un toque de cautela que nos parece importante. Esos factores que mencioné –China, los precios altos de los commodities, una región muy dinámica y llegada de inversiones para comprar tierras, propiedades, empresas y hacer nuevos proyectos de inversión– ya no están, no es eso lo que está empujando el crecimiento hoy.

EC —¿Y qué es?

ET —Fundamentalmente es la llegada de lo que se llaman flujos financieros y capitales golondrina, capital caliente, plata dulce, que es efectivamente volátil, porque no asume un compromiso, viene a invertir en papeles que emite el Estado para financiar el déficit fiscal y mantener el nivel de gasto por encima de las posibilidades de la recaudación. Ese es uno de los aspectos que están empujando muy fuerte la aceleración actual.

Y el otro, que está relacionado, es que Argentina y Brasil tienen déficits fiscales enormes y están emitiendo deuda en el exterior para atraer capital. Entran dólares y eso deprime el tipo de cambio, Argentina está carísima en dólares, desde el año pasado por primera vez en 15 años está más cara que nosotros y sigue estándolo. Y Brasil, aunque todavía está más barato que nosotros, está mucho menos barato que hace apenas dos años. Ese encarecimiento en dólares de la región, que fue enorme en los últimos dos años, nos ha regalado una temporada turística récord este año entre enero y marzo, 1.300.000 turistas, y nos va a regalar una temporada todavía mejor el año que viene. Eso quiere decir que el sector de la gastronomía, el hotelero, el comercio relacionado con el turismo van a tener un balón de oxígeno. Pero a la vez, esa entrada de dólares que vienen por el turismo y por estos flujos financieros que financian el desequilibrio fiscal deprime el dólar aquí y saca de competencia y les aumenta los costos al agro, a la agroindustria y a la industria, que son, junto con el turismo, la base de nuestra economía.

EC —Por eso tenemos un problema de competitividad, porque estamos con esas dificultades.

ET —Sí, pero los flujos financieros, por la volatilidad que tienen, así como vienen se van en un chispazo. Si mañana Merkel no forma gobierno en Alemania y el proyecto europeo se pone en duda, los inversores se asustan; si la Reserva Federal de Estados Unidos decide aumentar la tasa de interés a mayor velocidad de lo previsto, se asustan; si en China hay algún tipo de intranquilidad financiera, que podría haber, se asustan; Venezuela en default, los inversores de asustan. El capital no es algo con que uno puede contar de manera previsible como sustento de un crecimiento sostenido. Como tampoco lo puede ser el encarecimiento en dólares de la región, porque ya sabemos que esos atrasos cambiarios inducidos por déficits fiscales financiados con capital golondrina no tienen vocación de durar.

Durante el boom 2004-2013 estábamos ante fenómenos reales, China, los commodities, la región creciendo, inversiones que llegaban, que no sabíamos cuánto iban a durar. Ahora estamos ante espejismos financieros, flujos financieros y encarecimiento en dólares de la región que tenemos la certeza de que no pueden durar, un poquito más, un poquito menos, pero no pueden durar. No podemos usar eso como base para nuestro crecimiento, tenemos que ir mucho más allá y hacer el esfuerzo de atraer inversiones en un mundo en el que las inversiones no están viniendo fácil. Eso es lo que creemos que el gobierno hizo o trató de hacer con UPM.

EC —Y ahí viene su propuesta de “todos somos UPM”.

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RA —¿Cree que habría que ponerle límites al ingreso de ese capital más especulativo?

ET —El Uruguay tiene una tradición de ser una economía financieramente abierta y para alguien que ya tiene una tradición y un prestigio en ese sentido es difícil dar marcha atrás. No sería una buena señal. Hay que saber administrarlos bien, y creo que la buena administración de estos capitales no viene a partir de imponerles controles. Como pueden ser potencialmente desestabilizadores por la velocidad a la que entran y la velocidad a la que pueden salir, normalmente la piedra angular de todo esto es la política fiscal y la política financiera. En otras palabras, un buen control y supervisión bancaria para que esto no se traduzca en una expansión de crédito rápida que pueda generar problemas financieros en el futuro, eso no está ocurriendo. Y una política fiscal que permita ahorrar en momentos en que estos capitales están fogoneando la economía, eso es lo que nunca hacemos. El Uruguay gasta de más y tiene déficit cuando tiene boom, tiene déficit cuando tiene enfriamiento, tiene déficit cuando se reactiva. Si siempre gastamos de más, tenemos una propensión a ir apilando deuda, es una propensión que nos ha metido en dos o tres líos bastante grandes.

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