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Entrevista central, miércoles 8 de marzo: Laura Alberti

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EC —¿Te sorprendió esa elección? ¿Cómo se produce esa designación?

LA —Es una decisión mayoritariamente de los compañeros.

EC —¿Tuvo algo que ver el contexto? Se especuló mucho con eso porque sobre fines del año pasado hubo dos hechos que de algún modo machacaron con esa imagen que muchos tienen del Sunca de gremio de hombres y de costumbres machistas. Por un lado, estuvo la denuncia que presentó una mujer periodista que relató que durante una movilización unos 100 trabajadores de la construcción que protestaban frente a un hotel ejercieron acoso callejero contra varias mujeres que pasaban por el lugar. Y por otro lado, un dirigente del Sunca de Río Negro tuvo que renunciar a su cargo porque había impulsado un paro en solidaridad con un obrero sindicalizado que se había suicidado luego de asesinar a su esposa en un caso de violencia doméstica. ¿Esos elementos, que estaban en el ambiente en esos días, pueden haber contribuido a la decisión del Sunca de nombrar a una mujer como su representante en la Mesa Representativa?

LA —[ Suspira.] Puede ser que para el afuera sea lógico y natural que ese nombramiento sea como vos explicás, y capaz que sí, puede ser, pero no podemos negar que el sindicato está trabajando desde hace años en esos temas. Por ejemplo, desde el 2009 tenemos una ley que incluye una bolsa de trabajo de mano de obra local, y las compañeras jefas de hogar ingresan a trabajar por esa bolsa. Compañeras jefas de hogar, compañeros de 18 años que no tienen experiencia, compañeros mayores de 50 años. No podemos negar que el sindicato desde hace años impulsa este tipo de cosas; también impulsamos que los compañeros con discapacidad ingresen a trabajar. No es nuevo para el sindicato impulsar este tipo de cosas.

Lo del compañero de Río Negro no podemos negar que pasó, sabemos que el compañero renunció y las causas, no lo podemos negar. Y sabemos que al otro día una brigada de compañeros estaba yendo a trabajar en la casa del papá de los niños, con los niños, y hace unos días se les entregó la casa a nueva para que esos niños puedan vivir bajo un techo digno.

Y lo del acoso de la periodista, antes de que pasara en la Comisión de Género del sindicato, que integran compañeras y compañeros, ya estábamos trabajando sobre un tema de acoso callejero. Sabemos que es un tema de la sociedad, no somos necios, sabemos que es un problema que el Sunca tiene, pero también entendemos que es un problema de la sociedad. Ya estábamos trabajando con ese tema cuando ocurrió ese problema.

EC —El acoso callejero, en términos bien claros, ha dado lugar hasta a canciones, como aquella del […], la sensación que tienen muchas mujeres de que pasar frente a una obra es exponerse a que les griten cualquier cosa, les silben, etcétera.

LA —Sí, sí. Y por el otro lado mucha gente piensa que las mujeres pasan a propósito para levantar el ánimo. [Risas.] Sí, sí, es así, yo he tenido esa discusión con los compañeros, te dicen “hay veces que pasan porque están bajoneadas y pasan para que les levantes el ánimo”. O “¿y el piropo lindo?”. No, no existe piropo lindo y piropo feo, es transgredir, es meterte, es violencia callejera, es violencia. Hay que explicarles todo eso a los compañeros, hay que explicarle a la persona, porque entendemos que es algo de la sociedad, que no es solamente nuestro. Entonces estábamos trabajando en eso, por suerte.

RA —¿Cómo vivís tú la situación por ejemplo cuando participás en las grandes movilizaciones que hace el Sunca en la calle, cuando cortan por alguna medida o algún acto?

LA —Yo nunca tuve problemas con los compañeros.

EC —Está bien, tú no tuviste problemas, a ti no te acosaron…

LA —No, lo veo.

EC —… pero puede ser que estés participando en una marcha y miembros de esa marcha, hombres, estén diciendo tales o cuales cosas a las mujeres que encuentran por el camino. ¿Cómo reaccionás cuando presenciás eso?

LA —Converso con ellos, les explico: “esto no, muchachos, es por acá”, “bueno… es algo lindo”, “no, no, lindo no”, se conversa. Por suerte en el sindicato tenemos eso de cara a cara, y cuando vos les explicás las cosas, ellos… Por eso está buena esta campaña, porque vos le explicás al compañero, le hacés entender y ese mismo compañero le va a explicar a otro.

EC —Acá estamos mencionando un ejemplo, Romina tiraba el caso de una marcha en la que tú estás y tú misma ves que pasan tales o cuales cosas. Pero vamos más atrás, a los años en que tú ingresaste la dirección de tu rama en el Sunca. ¿Aparecía el tema en reuniones de esa dirección sectorial?

LA —¿Del acoso callejero?

EC —Sí.

LA —Sí, claro. Sí, como todo.

EC —¿Quién lo planteaba? ¿Tú lo planteabas, por ejemplo?

LA —Se plantea en las conversaciones, y ahí empieza la discusión y tenés que hacerles entender a los compañeros que está mal.

RA —Pero ¿el Sunca como tal había tomado conciencia del problema que tenía atrás? Ahora capaz que está más claro, en los últimos años, hasta por lo políticamente correcto, pero ¿en aquel momento estaba como un punto en la agenda del sindicato?

LA —No, lo pusimos en la mesa de la Comisión de Género hace unos meses. Pero sí se daba en la discusión interna, es una discusión que se da en la militancia del día a día entre nosotros, de las compañeras que estamos en la dirección, “mirá, esto está mal”. Se dan ese tipo de discusiones porque nosotras defendemos nuestro lugar, nuestra posición, siempre. Y nos defendemos entre nosotras como género, plantamos esa bandera, “estamos acá”. Porque es un lugar de hombres, entonces tenés que plantarte fuerte y decir “estamos acá”, y ellos se dan cuenta. Cuando hay muchos hombres son mucho de decir bobadas, malas palabras, pero cuando ven que estás vos quedan… Está buen eso, se dan cuenta de que estás, significa que se dan cuenta de que estás dando presencia. Sí, pasa eso. Ahora ya no es lo mismo, no son las mismas reuniones que antes.

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EC —Entre los mensajes de los oyentes me encuentro con este de Gustavo, que es arquitecto y dice: “Anoto la particularidad de que cuando se presentó a la entrevistada se señaló que es ‘madre de dos hijos’, algo que nunca se aclara cuando se entrevista a un hombre. Es simbólico, da para pensarlo”.

Es simbólico y es absolutamente intencional, dimos ese dato.

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