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Entrevista central, miércoles 8 de marzo: Laura Alberti

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EC —Actualmente, los organismos de dirección del PIT-CNT están integrados mayoritariamente por hombres. La Mesa Representativa, en la que tú participás, está formada por 44 delegados, entre titulares y suplentes, de los cuales solo 16 son mujeres. El Secretariado Ejecutivo está integrado por 18 hombres y solo 3 mujeres, que fueron nombradas hace poco y como una forma de compensación, como una forma de que hubiera representación femenina, aunque ellas no tienen voto y están a cargo de tres áreas más bien sociales (las secretarías de Género, de Derechos Humanos y de Jóvenes). ¿Qué te dicen estos datos, esos números?

LA —Que hay que trabajar. Todos estos días me han preguntado sobre la cuotificación. Personalmente no estoy de acuerdo con la cuotificación, sí creo que puede ser necesaria en algunos ámbitos donde de repente nosotras no podemos acceder. Porque sí creo que hay compañeras muy capaces, totalmente, pero de repente no podemos acceder. ¿Por qué? No podría estudiarlo ahora, no podría verlo ahora.

RA —El PIT-CNT en su último congreso había establecido cierta cuotificación, pero después se llegó a la conclusión de que en la práctica no se podía cumplir con eso o no se daba.

LA —Sí, se discutió mucho con respecto a cuotificación sí, cuotificación no. Pero en los hechos no se ve la realidad, ya lo ves. Las trabajadoras en el PIT-CNT somos la mitad, pero en los ámbitos de dirección somos minoría. Entonces tal vez habría que pensarlo, yo estoy convencida de que hay muchas mujeres muy capaces.

RA —¿Si tuvieras que hacer una lista de cuáles son los obstáculos que hacen que no ocupen esos lugares?

LA —Creo que las primeras somos nosotras, porque por algo son mayoritariamente hombres. De repente hay sindicatos que son mayoritariamente mujeres, entonces capaz que nosotras mismas somos las que no nos creemos capaces de dirigir, por algo son hombres todos los que están dirigiendo. Capaz que nosotras tendríamos que ver eso, no creernos capaces.

EC —Ese es un factor. ¿Hay más? Por ejemplo, veía unas declaraciones de Daniela Durán, que es dirigente del sindicato metalúrgico (Untmra) y alterna de la Secretaría de Género. Ella decía que a las mujeres les “cuesta más llegar a las direcciones de los sindicatos, pero llegan. El tema es después, las exigencias que te impone la militancia. No tenemos las mismas responsabilidades los hombres que las mujeres y no está bien visto dejar tus responsabilidades de criar a tus hijos, de tener la casa impecable, de hacer los mandados, de tener la comida en hora por estar en un sindicato”.

LA —Es verdad, la sociedad te exige más por ser mujer. Tenés que explicarles no solamente a tus hijos, tenés que explicarle a toda tu familia por qué dejás de hacer tus cosas para ir a militar. ¡¿Qué es eso de la militancia?! ¿Qué es lo que te atrae tanto de la militancia? Entonces no solamente les tenés que explicar a tus hijos, sino a tu familia, a tu madre, tus hermanas, a tus padres, tenés que explicarle a toda tu familia por qué dejás de hacer tus cosas para ir a militar. ¿Qué es lo que atrae tanto?, te empiezan a cuestionar. Y eso es toda la sociedad, la cabeza que tenemos de que la mujer tiene que estar en la casa, tiene que cuidar a sus hijos, tiene que hacer sus mandados, cocinar, como dice Daniela. Todo lo que traemos de esa sociedad patriarcal, que traemos de atrás, que tenés que andar dando tantas explicaciones. Porque al hombre no se lo cuestiona tanto, al hombre si va a militar o si se va al boliche después de venir a trabajar nadie lo cuestiona.

EC —¿Y tu caso en particular? Vayamos a lo que Andrés cuestionaba en el correo electrónico que leía hace un rato: “¿Por qué cuando se presenta a Laura Alberti se destaca que tiene dos hijos, de 22 y 19 años ahora?”. ¿Cómo jugó este factor?

LA —Hablando mucho con ellos y explicándoles. Creo que ellos vieron que era lo que a mí me hacía bien. Nos separamos con el papá cuando ellos eran pequeños, entonces mayoritariamente los crie yo sola y ellos vieron que cuando mamá se afilió al sindicato y empezó a militar hubo un cambio, me hizo bien, nos hizo bien a los tres porque yo estaba bien, y lo conversamos.

EC —¿Y cómo manejabas ese cuidado de los hijos? Cuando arrancaste, 2008, ellos tenían 11, 12 años.

LA —Sí, en el cambio de la escuela al liceo. Conversándolo.

EC —¿Cuántas horas por semana le dedicabas en esa época a lo gremial?

LA —Más de ocho horas.

EC —¿En qué horarios?

LA —Llegaba a las 7, 8 de la mañana al sindicato y volvía 6, 7 de la tarde a casa. Tuve la ayuda de mi familia, a la que también le tuve que explicar lo que era la militancia, por qué, que era por mis derechos, por los derechos de mis hijos, por los derechos de mis compañeros, pero sobre todo por los derechos de ellos mismos también.

EC —¿Tenías que dedicar horas que eran del cuidado de los hijos?

LA —Sí, claro. Pero primero tuve que explicar, es como dice Daniela, por qué, para qué; no con quién, pero sí por qué y para qué. Y lo entendieron, si no lo hubieran entendido… No lo habría dejado de hacer, pero por suerte lo entendieron y me dieron una mano.

LA —Veíamos otros testimonios de colegas tuyas en lo que tiene que ver con la militancia sindical. Milagro Pau, dirigente de AEBU y responsable del Departamento de Género del PIT-CNT, decía: “Nos han convencido de que las mujeres servimos para las comisiones de género o para las comisiones de jóvenes o para finanzas”. ¿Tú entendés que esto pasa? ¿Por qué las mujeres terminan asumiendo ese tipo de roles y no por ejemplo lo que implica una negociación salarial?

LA —Es un tema… En nuestro gremio las compañeras de las direcciones de rama participamos en todas las negociaciones colectivas, las compañeras de Peaje participan en la negociación colectiva de Peaje, las compañeras de Cerámica participamos, las de Extractiva. No sé cómo es en los demás gremios. Por eso me parece que nosotras nos tenemos que convencer de que podemos. Yo sé que a veces es difícil, me parece que hay que trabajar en eso. Yo sé que el Departamento de Género hace cursos para las compañeras, pero me parece que el PIT-CNT se tiene que involucrar más en el tema de cursos de capacitación, de capacitar, y no solamente a las compañeras, también a los compañeros. El Cuesta-Duarte está trabajando muy bien eso, sé que hay muchas compañeras que participan en los cursos del Cuesta-Duarte.

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