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Entrevista central, miércoles 9 de noviembre: Leonel Harari y Nicolás Albertoni

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EC —¿Qué podemos decir a propósito de cómo queda el Congreso, en el que el Partido Republicano (PR) va a tener mayoría en las dos cámaras? ¿Qué implica esto desde el punto de vista del gobierno que se viene, encabezado por Trump?

LH —Esto consolida al PR, pero es un PR que está totalmente fracturado, de manera que no sabemos muy bien qué va a pasar. Si funciona como partido, tienen la mayoría, pueden hacer lo que quieran. El tema es que está muy repartido, es mucho más ideológico que Trump, algunos de ellos están realmente atados a posiciones bastante extremas desde el punto de vista ideológico.

Como dijo Ruben, el oyente, hace rato, esto puede cambiar las reglas de juego, probablemente haya un reacomodo en todo el sistema, porque las reglas de juego cambiaron. Y esto va a cambiar a nivel nacional en Estados Unidos y va a cambiar en la política internacional. Estamos en un nuevo reacomodo que, como los zapallos en el carro, se irá dando en el camino.

EC —¿Puede pensarse que el Congreso y que su propio PR sean quienes moderen a Trump a la hora de gobernar?

LH —Es totalmente posible, es más que posible, porque ese perfil republicano es establishment, no apoyó a Trump nada más que cuando ya no le quedaba más remedio, muchos no lo apoyaron directamente, como la familia Bush, que dijo que no iba a votarlo. No vamos a darnos cuenta de todo esto hasta que no se acomode.

Por otro lado, los lobbies siguen en Washington, hay 20 lobistas para cada congresista, hay US$ 4 o US$ 5 millones por mes para […] a cada uno de ellos. O sea que hay fuerzas muy poderosas para mantener el statu quo, el sistema de producción y la preeminencia económica americana en el mundo, que buena parte se hace en Estados Unidos.

La que va a sufrir más es la política social interna, es allí donde hay más margen de maniobra. Esa política social en la que quieren tirar abajo el sistema de salud, en la que quieren bajar los impuestos de los más ricos, en la que quieren poner la mayor parte del presupuesto nacional para reforzar las Fuerzas Armadas y en hacer un muro. Es ahí donde va a estar el campo de batalla, en mi opinión.

EC —Nico, ¿cómo viste la actitud de Hillary Clinton esta madrugada? No realizó el discurso reconociendo su derrota. Es más, su jefe de campaña aconsejó a los seguidores que estaban esperando en el cuartel general que se fueran para sus casas. Hillary sí llamó por teléfono a Trump para reconocer su triunfo. ¿Entonces?

NA —Sí, yo estaba siguiendo la trasmisión de CNN en ese momento y justo estaba Levandonsky, el manager de campaña de Trump, al que Trump echó y demás. Te voy a dar una respuesta desde esta nueva lógica que parece que es la que se está instaurando en el mundo, antiestablishment, reflexionando la alternativa a la respuesta normal que uno daría. La normal sería “quiso esperar que el mundo se reacomode, que se reacomoden las respuestas. Sabía que Estados Unidos, también desacomodado, no iba a recibir normal esta respuesta, entonces quiso esperar un día más”.

La otra es de mucha hipocresía, porque si esto hubiera sido del lado de Donald Trump se habrían caído las estanterías, el mundo entero estaría diciendo “no acepta la derrota, esto es la antigobernabilidad”. Fue Hillary Clinton y de alguna forma nadie dijo nada, Trump salió a decir “me llamó” y la dejó por ahí. Pero no fue buena señal. Cuando ella decide no hablar Trump ya estaba rozando los 270, iba 250 y algo, pero era un estado más y que sabía que si lo ganaba se le adjudicaba teóricamente, por el Colegio Elector, la presidencia.

Entonces mi respuesta es: no fue buena, creo que habría sido mucho mejor señal, que sí, siendo una persona de la familia Clinton, hubiera podido decir: “Doy por vencida esta elección, felicitaciones a quien será el nuevo presidente”.

LH —Creo que se le vino el mundo abajo, se desparramó y se le fue todo. Y no pudo, yo creo que no pudo, no es que no quiso. Se debe de haber desarmado. Es un esfuerzo gigantesco, es una tensión bárbara, ya había perdido la nominación con Obama, ella es la ambiciosa en la familia Clinton. No pudo. La concesión es obligatoria, esa llamada de teléfono la tenía que hacer aunque fuera con una pistola en la cabeza, porque es parte de las reglas de juego democrático que se le exigían a Trump y Trump jugaba con que lo iba a hacer o no. No podía no hacerlo. Va a hablar hoy, una vez que se calme, que la revivan. Pero es un golpe brutal, porque no solo perdió las elecciones, se le desarmó un aparato gigantesco y multimillonario que pusieron en marcha para que ganara esas elecciones, movilizaron todo, todo, todo lo que tenían. Y Trump con mucho menos esfuerzo y con más caradurismo se la llevó por delante. Creo que fue el ser humano Hillary el que no pudo hacer el discurso, más que una actitud política.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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