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Entrevista central, viernes 10 de junio: André Naddeo

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EC —En nuestra página web están algunas de estas fotos con los dibujos correspondientes. En muchas de ellas llama la atención la alegría. Por supuesto que hay gestos sombríos, gestos tristes, pero hay otros muy vivaces, muy felices podría decirse. ¿Cómo es ese contraste?

AN —Total. El proyecto tiene la idea de no pasar solo un mensaje de tristeza, de decepción, que obviamente hay y mucha, porque también hay mucha gente alegre, se hacen muchas fiestas. Quería pasar una imagen buena de esa gente, porque son como nosotros, y además de todos los problemas. Tenían libertad para hacer el dibujo que tuvieran ganas de hacer, y salieron un montón de cosas alegres, pero siempre con algunos mensajes, porque hacían dibujos de una casa, con la familia. Son tipos alegres, pero todavía tenían el deseo de estar otra vez en una casa. Sabían que era una situación provisoria, pero no tenían mucho que hacer.

Es una parte muy importante de la historia de vida de los niños que están perdiendo la infancia y quedan sin hacer nada. Los voluntarios teníamos la misión de estar con ellos, los padres los dejaban salir, entonces estaban siempre recorriendo el campamento. Fue precioso tener contacto, porque muchos no tenían padres o quizás tenían algún pariente lejos y estaban solos igual, entonces volcaban en nosotros todo lo que extrañaban de su vida, de su familia.

EC —Recopilando un poco, y a partir de las fotos que estuve viendo, un dibujo que se repite mucho es Bob Esponja, también varias “casas”, muchas casas. Otros dibujaron la bandera de su país de origen, por ejemplo Siria, Afganistán, y otros la bandera del país de acogida, Grecia. ¿Alguna otra conclusión, a modo de síntesis?

AN —El tema de Bob Esponja es muy gracioso, hay que hacer un estudio antropológico, porque todos los niños afganos hacían dibujos con Bob Esponja. Los afganos son muy patriotas, siempre hacen dibujos con la bandera, hacen cosas con los colores del país. Y la casa, la idea de la familia, banderas de Siria y de Kurdistán también, porque había muchos niños kurdos. Se trata de gente muy patriota que está en Europa por falta de opción, que tiene ganas de estar en su país, con su familia, todos juntos, sin guerra, en paz. […]

EC —Por supuesto que también hay imágenes que podríamos decir típicas en dibujos de chicos de esas edades: corazones, flores, árboles. ¿Te encontraste con algún dibujo que por alguna razón te haya impresionado de manera especial?

AN —Sí, el número 1 es de una chica afgana que hizo un dibujo con Estados Unidos bombardeando su casa en Afganistán, con la bandera en los helicópteros, con los colores de Estados Unidos. Bombardeaban su casa y había una imagen de un corazón saliendo en fuga de la casa. Fue un dibujo muy fuerte, tuve que salir un poco a tomar aire, porque fue un mensaje muy fuerte. Era una niña que estaba siempre feliz, pero cuando paraba para dibujar cambiaba y pasaba una imagen muy fuerte. En la foto se puede ver.

Es importante decir que yo estuve con algunas familias repitiendo el proceso de dibujos. Porque yo no soy pedagogo, pero investigué cómo se hacen trabajos de dibujo con niños, y hay que hacer más de uno, en días distintos. Entonces hice un recorrido por algunas familias para hacer una actividad más tranquila, para darles a los niños la tranquilidad hacer en los dibujos lo que querían decir en ese momento.

EC —Queda clarísimo que lograste consolidar la confianza con estos chicos. Ya hablaste algo de esto, nos contaste cómo fue el proceso, pero hay una foto en particular que es muy gráfica en ese sentido. Una selfie que te tomaste con Asma, Sana, Román y Frdos. Ahí están, todos muy contentos.

AN —Es una familia afgana. Está Sana, que hizo el dibujo del combate en su casa, que era de la familia con Asma y Román, son tres hermanos, de Kabul, y salieron por el tema de Talibán. Y el chico mayor es Rajman, que era el traductor; nos hicimos amigos y me ayudó en todo el proceso de traducción, es muy importante porque había muchos afganos. Era una familia maravillosa. La parte mala es que Rajman se involucró en una pelea muy fuerte en la última semana y ahora está detenido. Eso nos cayó muy mal. Pasa, vivimos cosas preciosas, impresionantes, pero también pasan estas cosas, porque esa gente se queda en un lugar, sin plata, sin destino, sin saber qué hacer, hay muchos hombres solos y empiezan a pelear. Son cosas malas que pasan, por eso hay que prestar una atención muy especial a esa gente, porque son seres humanos y no están por opción, están como refugiados, con estatus de refugiados. Europa tiene que tener en mente que ese es un problema no solo de Grecia o de Turquía, es de todos. Hay que ampliar para que esta gente tenga la oportunidad de quedarse al menos por un tiempo y después que acabe la guerra que vuelvan. Pero no se los puede poner como perros en campos militares, comiendo patatas, macarrones, sin ninguna proteína, sin nada. Es una situación muy complicada.

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