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Entrevista central, viernes 12 de febrero: José Mujica

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EC —Volvamos al debate sobre Ancap. Usted ha dicho que toda esta polémica tiene detrás una operación política para golpear a Raúl Sendic y debilitarlo como potencial candidato presidencial del FA. Obviamente puede ser que haya dirigentes que tengan ese objetivo, pero… ¿eso es lo único que hay en esta discusión? ¿La performance de Ancap, con las pérdidas que tuvo, de US$ 600 millones en los últimos cuatro años, con la caída en su patrimonio de US$ 1.124 a US$ 432 millones, no ameritaba una investigadora para que la población supiera cómo había ocurrido lo que ocurrió, cómo se había perdido tanto dinero?

JM —Usted no se acuerda… Si lee el informe de Garat va a ver que las conclusiones son todavía más catastróficas. La explicación de la pérdida para unos tiene un sentido y para otros tiene otro, y ese es el punto difícil. Si no se reconocen ciertos costos, naturalmente es un déficit, ahora si me dicen que el país tiene que cargar con esos costos por la inflación y eso, ah, eso lo entiendo perfectamente. Eso lo entiendo. Entonces de pronto nos estamos pasando boletas un poco exageradas, pero ta, se da.

EC —Mi pregunta era más general, si lo que había ocurrido con Ancap no merecía que se investigara.

JM —Yo creo que… Mire, mire, Cotelo… nadie le va a decir que sí, [que hay una operación política], ¿ta?

EC —¿Cómo que nadie le va a decir que sí?

JM —Estas son conclusiones en el campo de los convencimientos que uno se va formando por la marcha de los hechos. Entonces es inútil discutir… cuando existen esos íntimos convencimientos. Acá terminó la elección y empezó la otra al otro día, y estará bien, estará mal o será regular, pero yo tengo esa convicción, porque si no hay cosas que son difíciles de explicar. Bueno, otro pensará distinto. Eso no lo puedo discutir porque no tengo razones dos más dos cuatro que puedan demostrar, tengo ese convencimiento que se percibe por cómo se dan los hechos. ¿Que puede ser subjetivo? Caro que puede ser subjetivo, pero lo subjetivo a veces también compone el campo de las decisiones que tomamos. Porque la política no es una ciencia, no puede renunciar a la ciencia pero no es una ciencia exacta. Yo percibo eso y otro percibirá otra cosa.

EC —Usted percibe operaciones políticas afuera y también adentro del FA.

JM —Sí, señor. Es natural y todos luchamos por agrandar el […] al cual pertenecemos. La única diferencia es que yo lo digo.

EC —¿Qué significa Raúl Sendic para usted? Se lo pregunto porque durante mucho tiempo daba a entender que Raúl Sendic era “su pollo”, el nombre de recambio que veía para liderar por lo menos al sector que usted integra dentro del FA.

JM —No, se equivocan y se equivocan feo, no tengo pollo. No tengo pollo porque sé que la mejor manera de matarlo es esa. Los pollos los tiene que criar la realidad y los tiene que dirimir la gente. Esos lugares no se regalan, se ganan. Y se ganan por decisión de la gente. Así que si el compañero Raúl Sendic honradamente lucha por el honor de ser presidente, que se revuelva y que consiga que la gente lo apoye. Yo no voy a marcar a nadie con el dedo. He sentido algunos comentaristas, aprendí la lección histórica.

EC —Pero usted había insinuado eso y a fines del año pasado en una entrevista con Brecha dijo textualmente: “(Sendic) no es mi candidato. No tengo candidato. Ojalá lo tuviera”.

JM —Sí, ojalá lo tuviera, pero no tengo, tengo terrible incertidumbre.

EC —Para terminar con este tema de Ancap, ¿para usted hay que mantener o hay que cambiar a los representantes del FA en el directorio de Ancap?

JM —El presidente tomó una decisión y yo respaldo la decisión que tomó el presidente. A esta altura los dados están echados, discutir lo que podía haber sido, esto o lo otro, no tiene sentid. Mi respaldo a la decisión que tomó el presidente y vamo’arriba.

EC —¿Habían hablado de este tema usted y Vázquez de cómo proceder?

JM —No, no, del tema concreto no, no habíamos hablado. Habíamos hablado de otras cosas, estuvimos hablando de petróleo. Andamos en tareas de viejo.

EC —Pero si ahora tienen un diálogo más fluido y hay que resolver algo que en la interna del FA ha generado tanto debate, como si cambiar o no a los integrantes del directorio, supuse que tenían que haberlo discutido.

JM —Al presidente la Constitución y la voluntad popular lo colocaron ahí y nosotros lo fuimos a buscar para que ocupara ese lugar porque no encontrábamos otro mejor. Somos parte en esta decisión. El presidente consulta, consulta con sus compañeros, con los ministros, acá y allá, consulta a la fuerza política, y después consulta a la almohada y decide. Y una vez que decide lo tenemos que acompañar y respaldar. Esa es mi posición.

EC —Mientras están con tanta fuerza en la agenda asuntos como estos que veníamos charlando, queda en un tercero, cuarto, quinto lugar la educación, en la que hay tanto pendiente, tanto para hacer. Usted mismo cuando asumió en marzo de 2010 en el discurso en el Parlamento largó aquella frase: “educación, educación, educación”, pero al finalizar su Gobierno admitió que esa reforma le quedaba en el debe. Después vino Vázquez y su primer año de Gobierno no fue muy auspicioso, renunció Fernando Filgueira, que era el ideólogo de la reforma del ADN de la educación que había prometido en la campaña electoral. Filgueira y otros exjerarcas, como Juan Pedro Mir, marcaron que el freno estaba en la presidencia del Codicen, en la que Vázquez mantuvo a Wilson Netto, que es un nombre de su confianza, al que usted llevó primero a la UTU y luego a la presidencia de la ANEP. ¿Qué dice de esa otra pulseada?

JM —La opinión pública, la gente común y corriente nos está dando un mensaje terminantemente claro, no lo ve el que no quiere ver. Las colas que se dan para apuntar chiquilines en la UTU son imponentes, hay gente que se pasa dos días en la cola porque las plazas están limitadas. Yo perdí una batalla, quería otra UTU y quería otro mensaje. Creo que la enseñanza tiene que dar enorme importancia a la formación técnica científica y a la educación de las manos, eso no es contrario a la humanística. Soñé y luché por una UTU autónoma, con sus centros regionales que pudieran evolucionar con bastante libertad e iniciativa. Perdí, no me acompañaron y como consuelo me tiraron ese adelanto que tiene importancia hacia el futuro que es la Universidad Tecnológica en el interior. Pero no es lo mismo.

Curiosamente, quedamos aferrados a una reforma de la enseñanza desde el punto de vista estructural, de la pirámide administrativa de la enseñanza, a dos cosas, primero, lo que se instauró en tiempos de Pacheco y estuvimos en contra, y segundo, hemos llevado la autonomía –que es un valor tremendo, es la libertad de cátedra, es el respeto al profesor, a la iniciativa– a niveles casi antológicamente ridículos, entonces nos encontramos con enormes dificultades. En algún momento hablé de esto con el presidente y me dijo que el año entrante va a echar el resto por la UTU. Ahí sí que lo aplaudiré más que nunca, ojalá que pueda hacer parte de lo que yo no pude.

EC —Y sobre ese papel que jugaría Wilson Netto, ese hombre de confianza suyo, como freno a algunos de los cambios que se impulsaban desde el equipo de Vázquez en la educación?, ¿qué dice sobre ese riesgo de otro bloqueo?

JM —No creo que Netto sea freno de nada, es un hombre de diálogo y con él se puede hablar. No conozco en detalle la interna, pero me parece que es una afirmación demasiado genérica. Lo que he visto permanentemente en esta discusión es una especie de epicentro doctrinarista de cómo debe ser la enseñanza y poco bajar a tierra en lo concreto, escuela por escuela, lugar por lugar. Esto de UTU es todavía el rezago de una vieja polémica del Uruguay de época inmemorial. Todavía estamos en deuda con un pintor famoso. Por eso no me extraña, creo que hay un desprecio tácito hacia la enseñanza tecnológica. Creo que el Uruguay tiene una posición medio afrancesada del siglo pasado, no de la Francia actual. Al Uruguay le gusta la enseñanza demasiado a pizarrón y no a taller, no a las cosas concretas. En fin, creo que el Uruguay desparrama energía en gastos laterales de la humanística. Por ejemplo, Ciencias de la Comunicación se pone de moda y ahí va, como una moda, y después los muchachos no tienen dónde trabajar, tienen una formación precaria. Para mí son cosas bien concretas lo que tenemos que ir resolviendo, y no discutir tanto doctrinariamente como venimos discutiendo desde hace años y años y años, haciendo multitud de documentos, y sobre todo revalorizar el papel de la enseñanza tecnológica.

EC —Ese es un ángulo, el de la enseñanza tecnológica, pero quienes siguen el liceo convencional se encuentran con el déficit que hay en esa materia y con los malos resultados que se obtienen. Ahí hay uno de los puntos críticos.

JM —Sí, estoy de acuerdo, es el punto más negro que tenemos desde el punto de vista real. Tenemos que seguir trabajando y luchando, lo imposible cuesta un poco más.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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