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Entrevista central, viernes 14 de julio: Rodrigo Goñi

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ROMINA ANDRIOLI (RA) —En la exposición de motivos del proyecto dice: “Resulta imprescindible atacar las causas que aparecen como relevantes en el deterioro de la ética parlamentaria, como son la presencia de conflictos de intereses, la opacidad en el financiamiento de los partidos y en la rendición de cuentas de las partidas que reciben como legisladores, la escasa vigilancia de las declaraciones patrimoniales de los legisladores, la falta de cumplimiento de los deberes reglamentarios, entre otros”. Además, habla de “recuperar” la imagen del Parlamento. Concretamente, ¿qué hay que interpretar? Esta Comisión de Ética sería más abarcativa, estaría dispuesta a controlar todos estos aspectos.

RG —Sí, dos cosas, lo primero que uno tiene que hacer es siempre ir actualizando el código de ética, las normas que usted va a exigir que se cumplan. Nosotros, al no tener un código de ética parlamentaria, ni siquiera tenemos un cuerpo que nos diga a los parlamentarios cómo debemos comportarnos. Hay algunas cosas que te dicen: “Bueno, si tú llegás al parlamento lo tenés que saber”, bueno, yo reclamé, porque en todas las empresas en las que yo trabajé cuando alguien ingresa le hacen un proceso en el que le dicen cuáles son los comportamientos debidos y los prohibidos. En el Parlamento yo pedí, pedí y seguí pidiendo y el 15 de febrero de 2015 no había un proceso de decirme: “Goñi, usted viene por primera vez, puede haber algunas cosas que no sepa cómo hacer”. Ahí me di cuenta, también, de que cuando no se sabe… Vamos al mejor ejemplo: el tema de los viáticos, que está demostrando que las normas de conducta básicas no están claras. Hay legisladores que dicen que había que rendir y otros que no, la mayoría dice que no, yo no tuve ningún viaje parlamentario entonces no me enfrenté a esa decisión. Si los legisladores del Parlamento, que son los que legislan cosas muy complejas, con controles a los profesionales y a todo el mundo, no saben si hay que rendir viáticos o no, queda realmente en evidencia que las normas de conducta parlamentaria tienen que actualizarse, precisarse y ampliarse. Ahora, esa es una primera etapa de lo que hay que hacer, que está claro que hay que hacerlo…

RA —¿Pero usted entiende que ha primado un corporativismo parlamentario? Usted dice que se enfrentó a llegar al Parlamento y no saber cosas que había que hacer, uno tiene la sensación de que a raíz de unas breves declaraciones de un diputado salta este tema. Nosotros aquí en En Perspectiva investigamos el tema, hicimos un informe con las devoluciones que se producían y sus montos, pero como que era algo que todos sabían y que no se procuraba aclarar. ¿Hay otras partidas que usted entiende que pueden estar en condiciones similares, que no se aclara qué se hace con ellas?

RG —Sí, y yo creo que lo que hay que precisar, dentro de lo posible porque por supuesto que no se puede prever todo… Sí lo que hoy se está haciendo se puede reglamentar, precisar cuál puede ser la conducta sobre todas las partidas que recibe un legislador y, además, hay que establecer los mecanismos. El problema de estos proyectos que se presentan son que si usted solamente pone normas -que está bien, están en un primer paso, sobre todo sobre los comportamientos- y no tiene mecanismos para hacerlas cumplir, quedan en el aire. De alguna manera la Constitución ya desde hace décadas en el artículo 115, habla de los desarreglos de conducta de los parlamentarios, pero nunca se aplica porque no hay mecanismos. Es difícil a veces para la propia organización juzgarse a sí misma, entonces muchas veces la denuncia tiene que venir del ciudadano, ¿por qué no? En el mundo de hoy las grandes mejoras, correcciones y sanciones de las conductas indebidas de los gobernantes vienen a través de las denuncias de los ciudadanos. Hoy los medios lo permiten, entonces en el proyecto establecemos un mecanismo concreto para que esta comisión tenga la obligación de recibir cualquier tipo de denuncia, tramitarla en un ambiente reservado y, si tiene fundamento, debe presentarla en la cámara que, recuerden, solamente tiene que hacer un desafuero para que se haga un procesamiento. Bueno, si hay una posibilidad de ser procesado habrá que hacerlo, si hay que hacer una amonestación, habrá que hacerla. Yo, siempre digo…

EC —También está la posibilidad de remover a un parlamentario de su cargo, ¿no?

RG —Está en la Constitución, ahora, si no están los mecanismos que obliguen a tramitar denuncias, queda allá arriba y nadie se anima a hacerlo. Ahora, si generamos un mecanismo bien transparente de denuncias y de obligación de tratamiento, estoy seguro de que todos nos vamos a obligar. A mí todas las cosas que… si hoy tengo un comportamiento “x” es porque me ayudaron, me enseñaron una cantidad de cosas, si no me hubieran enseñado o corregido, muchas veces, mi comportamiento sería “x-1”. Creo que también el Parlamento debe dar… el Parlamento tiene la obligación de la ejemplaridad pública, lamentablemente venimos de un gobierno que pulverizó la escala de valores, el de José Mujica, el Parlamento tiene el precioso desafío de demostrar, con su conducta, que hay valores, como el trabajo bien hecho, el respeto, la veracidad… La veracidad es un principio básico del comportamiento y hoy tenemos legisladores que mienten, el caso más común no lo quiero nombrar, que permanentemente se está faltando a la verdad y no hay mecanismos internos para decir: “Señor senador, señor diputado, por favor, usted no puede seguir haciendo eso”. Ese es un ambiente que yo estoy convencido de que, a partir de mi experiencia personal, siempre ayuda en una forma preventiva también, no esperemos a que nos sigan denunciando.

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