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Entrevista central, viernes 16 de febrero: Juan Castillo

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EC —Usted ha aclarado que la doctora Muñiz no fue removida, sino que renunció para dejarle libre el camino al gobierno. ¿Efectivamente fue así? Se habla de que el presidente Vázquez quería esta remoción, promovió esta renovación en el directorio de ASSE. ¿Entonces?

JC —Si la promovió o no… Yo asumí como director en el Ministerio de Trabajo el 2 de marzo de 2015 y el ministro Ernesto Murro tenía una carta mía con la renuncia firmada, faltaba solamente ponerle la fecha. Entonces está el poder de decisión del jerarca inmediato, que en mi caso era el ministro y para los ministros o los directores nacionales es el presidente de la República. El cargo de la doctora Muñiz no tenía que responderle al PCU, sino que tenía que dar respuesta de su actuación a la población y al presidente de la República. Siempre es así. En este caso, además, un medio de prensa anunció la semana anterior a Carnaval que se manejaba la información de que sobre finales de año la presidenta de ASSE le había ofrecido la renuncia o había anunciado que pensaba retirarse de la gestión, cansada de tantas discusiones o de tanto debate.

EC —Sí, se sostenía que había existido una tensión entre ella y el presidente Vázquez, en particular a propósito del caso del director del hospital de Rivera, Andrés Toriani, y que por ese motivo la doctora Muñiz pensaba en renunciar.

JC —Cosa que no ocurrió. En su momento, en esas reuniones periódicas que mantenemos con el presidente de la República –periódica no diaria, cada tanto tiempo alguna reunión de repaso– habíamos hablado estos temas y no nos consta que el presidente de la República estuviera molesto con esta situación, porque él directamente no influyó en una decisión, por lo menos frente a nosotros. La segunda cosa es que objetivamente en la jornada del martes la doctora Muñiz hizo una carta hacia el presidente de la República rindiendo cuentas de todos los hechos que se estaban sucediendo en la semana y dejando el cargo a disposición, ayudando a continuar con el camino de la reforma y para no ser un obstáculo. Esto fue objetivamente así porque es una copia de lo que tengo en la mano.

EC —Llama la atención que tomara espontáneamente la decisión de renunciar solo porque el vicepresidente de ASSE había nombrado a la novia de su hijo como secretaria.

JC —No, ahí está claro lo que tú mismo decías, que hay un corolario de un conjunto de cosas y de hechos que se fueron generando que fueron minando y a veces distrayendo la atención de la gestión. Me imagino que para cualquier gestión –no para esta, uno no intenta ridiculizar ninguna– hay cosas más importantes que otras, pero dirigir la salud pública, estar necesariamente metido en cómo se mejoran los servicios, cómo se atiende con mayor calidad la salud de todo el país debería tener una concentración especial y no estar continuamente en qué está pasando públicamente, qué es lo que se ha resuelto en algún lugar, qué contradicción tenemos en el otro. Seguramente estas cosas deben haber pesado.

EC —Cito unas declaraciones que hace hoy en Brecha Óscar Andrade, dirigente del PCU, igual que usted, porque la lectura es distinta. Dice: “La forma fue extremadamente ingrata, cesarla con la motivación de que otro director contrató a su nuera es comerse un garrón gigante. Había formas más elegantes de manejar la situación, se podría haber cesado al otro director y en circunstancias distintas haber nombrado al resto del nuevo directorio. O se podía haber aceptado el paso al costado cuando ella lo ofreció, hace meses, más de una vez puso su cargo a disposición”. La lectura de Andrade es otra, es que Vázquez la sacó.

JC —Está bien, son lecturas. El camarada Óscar Andrade no integra el organismo del PCU que ayer debatió, en el que analizamos esto por tres o cuatro horas, en el que en un momento escuchamos a la compañera Muñiz. Pero que hay opiniones de todo tipo, las hay, está claro, es un tema opinable. También hay una coincidencia sobre la parte final en torno a que la doctora Muñiz había anunciado o había ofrecido la denuncia, cosa que corrobora lo que yo venía diciendo. Entonces no es exacto, el presidente de la República no barrió con ASSE, no descabezó a ASSE, sino que tomó una resolución, compartible o no, pero la tomó. Está claro que el detonante había sido la actitud o lo que hizo el vicepresidente del organismo y que cada uno de nosotros puede tener nuestra opinión personal, yo también la tengo, en torno a cómo se podía haber procesado. Sí, se podrían haber hecho tantas cosas, pero el presidente hizo lo que hizo y eso mereció la resolución pública que sacamos ayer como organismo.

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