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Entrevista central, viernes 16 de setiembre: Desiree Pointer Mace y Adriana Aristimuño

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EC —Adriana, tú tenías algunos comentarios a propósito de lo que charlamos hasta ahora.

AA —Un par de apuntes. Uno de ellos es que desde que conozco el modelo, y ahora sobre todo escuchando a Desiree, me parece muy interesante el tema del seguimiento del candidato a docente durante la formación. Es un distintivo de Alverno College, y es una de las cosas que más nos atraen a nosotros desde nuestra realidad de formación docente. En ese proceso la persona va a más, contra modelos que tenemos en esta región, no solamente en Uruguay, que van más al conocimiento, a formar a la persona con conocimiento, y el candidato a docente queda bastante solo en ese proceso. No sé si hay tanto valor agregado en esas aptitudes de nuestros modelos, creo que este modelo puede hacer una diferencia bien importante, incluso en reorientar una vocación o una profesión.

La segunda cosa que creo que es importante en el enfoque es el énfasis que pone en la persona completa del docente. Eso que decían los oyentes y los comentarios que están llegando, que ella contagia con la gestualidad y con el entusiasmo, esa cosa existencial que debe tener el docente de sentir esa pasión. No sé si es vocación, es ganas, es motivación, es sentir que va a hacer una diferencia.

DPM —Energía.

AA —Exacto.

EC —Vibrar con la clase.

AA —Eso, vibrar y hacer vibrar. Creo que ahí hay un espacio de oportunidad enorme para la formación docente.

DPM —Y uno enseña desde varios lugares, estábamos discutiendo en el corte que tú, Emiliano, estás enseñando desde tu lugar. Pero podemos pensar qué es nuestra misión, qué queremos trasmitir, cómo queremos involucrar a nuestros alumnos o a nuestros colegas en el aprendizaje en vivo, a distancia a través de la tecnología.

EC —Sobre eso algo más, mirando los mensajes de la audiencia, Marie dice que está encantada con la entrevista, y termina comentando el mensaje de Roberto de hace un rato: “De acuerdo con Roberto, hay que hacer show en cada clase”.

DPM —No es tanto un show

EC —¡No nos pasemos de la raya!

DPM —… pero por ejemplo cultivar un espacio de experimentación, de indagación, de innovación, de creatividad, para que todos se sientan seguros para ser diferentes. ¿cómo vamos a abrazar, metafóricamente, a las personas a las que estamos sirviendo como alumnos, y cómo podemos invitarlas a ir más allá? Eso es lo que quiero que todos hagan en mi espacio de aprendizaje. Yo no puedo jalar a alguien a la excelencia, tiene que caminar hacia la excelencia, y yo puedo motivar, invitar, correr a su lado, pero no puedo hacerlo por ellos, ellos tienen que hacerlo.

EC —Viene también la pregunta a propósito de las TIC. Pregunta María Luisa: “¿Cómo se incorporan los dispositivos TIC en el aula?”. Hay dos caras de las TIC, por un lado está por ejemplo la tablet, colocada como parte del sistema de aprendizaje, pensemos en el Plan Ceibal. Por otro están los dispositivos móviles como problema, eso de que los alumnos tienen cada uno un telefonito y se distraen. ¿Cómo nos manejamos en las dos canchas?

DPM —Los niños siempre han estado distraídos en las aulas.

EC —El problema no son los móviles.

DPM —No, es el incentivo del docente a involucrarlos en su aprendizaje. No desconozco que presentan nuevas dificultades, desafíos, de bullying, de cosas que son invisibles, que ocurren fuera de la escuela, pero si estamos generando un espacio, ¿cómo vamos a usar esas herramientas para el aprendizaje? Hay una cosa muy interesante, este último año publicaron un reporte nacional en mi país sobre el uso de tecnología en educación (National Education Technology Plan), en el que se concluye que hay una brecha distinta, no una brecha de acceso, una brecha de uso. Si tenemos tablets pero solamente las usamos para recibir información, sin producir información, sin innovar, es una oportunidad perdida. Entonces tenemos que pensar por qué vamos a usar las herramientas. En mi situación tenemos un curso de tecnología, porque yo sé que cada semestre están cambiando las herramientas, y que cuando entren sus salas van a tener otras. Las utilizamos cada vez, porque tienen que aprender a aprender las TIC, porque van a ir cambiando.

EC —Las tecnologías, en este caso las tablets, como parte de un taller, como protagonistas de un taller.

DPM —Exactamente, me encanta el taller, porque está centrado en el producto, en el proyecto, en los procesos de colaboración. Hay escuelas virtuales como fábricas en que los niños están sentados en fila como en un anuncio de Apple de hace mucho; y yo no quiero generar espacios así, ni tampoco Steve Jobs querría. Lo que tenemos que hacer es asegurar cómo vamos a crear cosas, cómo vamos a innovar con esas herramientas, en vez de cómo vamos a hacer la misma tarea con esas 60 personas a la vez, sin tener distintas maneras de mostrar el aprendizaje.

EC —¿Cuál es tu consejo o qué es lo que ustedes directamente mandan a los docentes…

DPM —Invitan.

EC —… con respecto a los alumnos y sus móviles? Una posibilidad es decir: “Chicos, los teléfonos afuera, en la puerta, en una caja, y en la clase se me concentran en lo que estamos aprendiendo acá”. La otra es: “Muy bien, ténganlos”, y ahí aparecen distintas posibilidades sobre qué uso se les tolera y cuál no.

DPM —Depende, porque de vez en cuando lo utilizo y de vez en cuando no. Por ejemplo, la semana pasada utilizamos los iPads para dibujar un poquito al principio de la clase. Hubo una tormenta gigante, los alumnos entraron con el cortisol elevado –como el otro día acá, con esos días tan ventosos–, y nos pusimos a dibujar un poquito sobre el tema “¿cómo te sentís hoy y por qué?”. Luego pusimos los iPads en el suelo y conectamos: ¿en qué se parecen esos dos? ¿cómo somos, cómo nos parecemos unos a otros?, ¿cuáles son las conexiones entre nosotros? Entonces también podemos utilizarlos para investigar, obtener alguna información. Pero depende, no es buena respuesta, pero depende.

EC —Llega un mensaje sobre un tema que de algún modo estaba previsto. Dice alguien cuyo celular termina en 311: “Perdón, ¿estamos comparando el contexto de Estados Unidos con el de Uruguay? No entiendo”. Y luego viene una segunda parte: “Avisarle a la profesora que en Uruguay los docentes trabajan en tres lugares al mismo tiempo”.

DPM —Sí, conozco muy bien, en Argentina es lo mismo, ese concepto de turnos es muy distinto. Es importante, porque significa que acá en Uruguay, como tampoco en Argentina, no podemos tener el mismo sentido de claustro docente en un edificio todo el día.

EC —Eso de la comunidad docente es muy importante para ustedes.

DPM —Sí, totalmente. Pero también pueden estar en un mismo edificio y ser un claustro docente totalmente desconectado. En algunos contextos se han formado redes virtuales de colaboración entre docentes, entre personas con intereses, que quieren motivarse unas a otras. Y yo no estoy aquí como embajadora de los Estados Unidos, porque ese modelo tampoco es común todavía en mi contexto, en mi país, no es común en formación docente; el contexto de Alverno es distinto. Para mí es una oportunidad de ver cómo crear un sentido de conexión aunque no haya un grupo de adultos todo el día en el mismo edificio.

EC —Hay alternativas.

DPM —Es también un desafío clave para los directivos, cómo generar ese sentido de colaboración entre grupos distintos de docentes. ¿Qué opinás vos, Adriana?

AA —Es una dificultad enorme, lo venimos viendo desde hace ya a esta altura muchos años. Quizás habría que ser más proactivo y decir: si el problema es que trabajan en tres lugares, deberíamos hacer algo para que no trabajen en tres lugares. Es otro tema, es bastante complejo.

***

EC —Un último mensaje. José dice: “La pasión del profesor se trasmite siempre a los alumnos y se nota. Yo tuve un profesor de Biología en primero de liceo que me marcó para siempre. Hoy soy agrónomo”.

DPM —Sí, exactamente. Recibí un mensaje el año pasado de alguien que fue alumna mía hace 23 años, estaba en segundo grado en los años 92 o 93. Me escribió: “Señorita Pointer Mace –ya soy la señora Pointer Mace–, siempre he querido encontrarte para darte las gracias, ya soy maestra también, como tú. Vivo en Corea del Sur y enseño inglés a personas acá en Corea. El último año fui a la Gran Muralla de China”. Para mí fue impactante, porque yo nunca fui a China, nunca fui a la Gran Muralla, pero ella sí. Y ese es el propósito de ser docente, queremos que nuestros alumnos vayan más allá, literalmente, metafóricamente y para lograr más que nosotros. Entonces sí, tratamos de marcar a las personas para siempre con esas experiencias, porque no estamos sembrando lechugas, estamos sembrando árboles.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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