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Entrevista central, viernes 17 de marzo: Darío Pérez

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RA —Usted dice “hay que separar una cosa de la otra”; de todas formas, teniendo en cuenta lo que usted mismo señalaba, que tenía tanto peso como dirigente a nivel político y que influía de esa manera, ¿no está íntimamente relacionada una cosa con la otra?

DP —Sí; sí y no, porque ocurre en el ámbito privado. Tiene una repercusión política por ser quien es y porque quizás… vamos a ver qué es lo que se termina descubriendo de todo esto al abrir la caja de Pandora. Indudablemente aquí hay afectados de todo tipo, desde los trabajadores, que a veces ni en planilla estaban, hasta los inocentes, que no saben que un cambio es como una ferretería, como dijo Bergara, no lo saben y piensan que como eso está abierto y legal sería normal poner ahí dinero. Porque hay mucha gente que es así, la mayoría no es economista ni cosa por el estilo, ni tiene por qué saber que esas cosas no se deben hacer. Indudablemente hay también ahí una responsabilidad del Banco Central, se le pasó por abajo de la puerta o le entró por la ventana una situación que va a tener que rever para poder controlar de mejor manera. Porque la expresión “es como una ferretería” no es la solución. Por más que Astori diga que esto está recontrabien controlado según los estándares mundiales o lo que sea, algo pasó que no hubo el control adecuado para que esto pasara, tener un cuerpo inspectivo que pueda entrar cuando se le antoje a un cambio, lo que sea.

RA —¿Para usted también era vox populi, como se dice en Maldonado, que esta situación era así en Cambio Nelson?

DP —No, te juro que ni sabía que poniendo dinero ahí pagaban interés por encima del bancario. Sabría la gente que anda atrás de los negocios, de los pesos, etcétera, capaz que sí. Yo no tenía ningún tipo de vínculo. Creo que una vez entré a cambiar US$ 100 en toda mi vida. No tenía conocimiento de que todo esto ocurría.

EC —Pero usted dijo hace unos minutos que Wilson Sanabria hizo fortuna demasiado rápido, palabras más, palabras menos.

DP —Ah, sí, el hombre era muy habilidoso, no tengo cómo probar nada. Era un hombre habilidoso. Te digo más, si él hubiera estado vivo esto seguramente no habría llegado a pasar esto, porque era un hombre de inmensos recursos y relaciones partidarias y extrapartidarias. Capaz que nunca nos habríamos enterado si él hubiera estado vivo.

EC —Pasando en limpio, ¿sus diferencias son Wilson Sanabria eran políticas simplemente, no había otra cosa de por medio? ¿Usted no le cuestionaba otros aspectos de su conducta, de su vida?

DP —Sabe que yo soy médico, hasta lo llegué a atender. Era un hombre campechano que entraba por la emergencia, yo a veces estaba de guardia y lo tuve que atender unas cuantas veces. Yo separo totalmente una cuestión de la otra, no me gustaba lo que hacía políticamente, me llamaba la atención el crecimiento de su fortuna, pero no tengo elementos para saber cómo lo hizo, francamente no tengo. Ahora aparecen nuevos elementos, que parece que la ruta acá, que esto. Tampoco, de eso no sabía nada.

RA —¿De otros políticos relacionados con la operativa del cambio tenía alguna noticia? Esta semana hablamos con un extrabajador del cambio y nos señalaba, sin mencionarlos, que era frecuente que políticos concurrieran a hacer operativas, por ejemplo a hacer depósitos, más allá del caso que se hizo público y notorio, la presidenta departamental del FA, Susana Hernández.

DP —Probablemente el día que se conozca la lista famosa esa se sepa de algún político. Yo te aseguro que no, apenas pasaba por la puerta nomás. No tengo otros indicios más allá de lo que dice la calle; te imaginarás que, como pueblo chico, infierno grande, se dicen muchas cosas.

EC —Tengo una cantidad de mensajes de los oyentes, algunos muy críticos con usted. “Es lamentable que un político base sus denuncias en palabras sueltas tipo comentarios de peluquería”, dice uno.

DP —Puede ser, sí, para el que no lo vivió puede ser comentario de peluquería, para el que lo vivió no es comentario de peluquería. Y yo, la verdad, si me preguntan, no tengo por qué callarme lo que pienso. Que a algunos les guste y a otros no les guste, mala suerte. Estoy aburrido del cinismo en política, de la fantasía y el abrazo fácil, y del te paso la mano por arriba del hombro. ¡Por favor!

Y en cuanto a la competencia por quién es más frenteamplista, nosotros hemos trabajado por el FA en todas las elecciones, dando el máximo. Y ni tan siquiera hemos participado en el ejecutivo, nunca, porque nosotros sí que lo hacemos por la camiseta, jamás nunca participamos en el ejecutivo nacional y seguimos trabajando por el FA. Ni siquiera se nos ha dado esa oportunidad y seguimos trabajando por el FA. Y si no nos quieren en el FA nos van a tener que correr, porque yo no voy a hacer como Gonzalo, que habrá tenido sus razones para irse. ¿Sabe por qué?

EC —Está aludiendo a Gonzalo Mujica.

DP —Sí, a quien no critico por haber votado las investigadoras, de hecho yo pedí permiso y me lo negaron. No lo critico por eso. Es más, me agarré tal calentura con todo eso, como con la marihuana, que no sé hasta dónde no afectó mi salud. Porque entiendo que los políticos han ido cayendo en la consideración, lamentablemente, de mucha gente que descree, y para mí es muy importante que la gente crea en los políticos y en los partidos políticos, porque si no la que decae y se cae es la democracia. Nosotros hemos tenido toda la vida un estilo de total franqueza, ni hablando de forma elíptica ni metiendo el cuchillo por abajo del poncho.

EC —Leyó la columna de De los Santos, ¿no?

DP —No, no la he leído, la dejé de postre para el fin de semana, para ver si le contesto o no le contesto.

EC —De los Santos dice que esas conjeturas suyas “destilan odio, rencor y oportunismo”.

DP —Yo no tengo ni odio ni rencor ni oportunismo.

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