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Entrevista central, viernes 21 de octubre: Andrés Jafif

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EC —Tengo un mensaje que nos manda un oyente a propósito de lo que acaba de vivir en estos días en un puesto de comida en la playa de Bolonia, en España. “Por una comida que fue media tortilla de camarones, media sardina asada, medio atún encebollado, cubierto, pan, cuatro tubos largos, dos personas, € 23,30 euros, o sea, $ 700. Eso sí era una comida interesante y no simplemente una pizza. Lo dice alguien además que está metido en el rubro turístico, que conoce Uruguay, que conoce otros destinos. Se nos va la mano, se nos está yendo la mano con actitudes como esa de Punta del Este”.

AJ —Todos sabemos que Uruguay en estos momentos no está tan barato como otros países. Yo acabo de venir de España, España está a precios muy razonables. Te hago otra comparación: estuve en un lugar que se llama Lebrija –Punta del Este acaba de hacer un hermanamiento con Lebrija–, allí un café vale € 1,5 euros, y el mismo café en Málaga vale € 5. Hay que hacer esas comparaciones, la gente tiene que saber lo que es un balneario, lo que es Punta del Este, lo que es tomar un café con vista al mar y lo que es tomar un café de paso. Pero entiendo que es bueno vivir en un país democrático donde tenemos oportunidad de pensar diferente en cuanto a estas cosas y nadie está obligado a ir adonde no quiere ir.

EC —El intendente Antía explicó que su gobierno departamental fijó precios para la venta de refrescos y helados en las playas. Supongo que no hay forma de que la Intendencia o el Municipio fijen topes de precios en restaurantes o comercios privados. ¿Están pensando hacer algo? ¿Qué ha hablado con el intendente?

AJ —Eso es una política departamental. ¿Yo puedo ir a un supermercado y decir “usted tiene que bajar los precios porque está caro”, cuando de repente ese supermercado da en la zona un servicio muy superior a otro? Creo que no podemos incidir, sí podemos alertar. Y hay otra realidad, el que ponga precios caros va a terminar cerrando las puertas porque la gente no le va a ir, y Punta del Este, sobre todo en invierno, es un gran living comedor donde todos nos conocemos, empresarios, turistas, vecinos, y acá la bola se corre rápido cuando un lugar es caro o está “asaltando” a la gente.

Otra referencia. En nuestra principal avenida, Gorlero, tenemos un restaurante clásico que acaba de cerrar estos nueve meses porque no pudo aguantar el duro invierno. Una empresa de comida rápida de renombre también está cerrada en invierno. Lo único que pudo hacer el Municipio en ese caso fue preguntarle si no podía tener abierto en invierno para que Punta del Este y la principal avenida no se vieran tan desoladas. No podemos intervenir, pero sí podemos dialogar y hablar.

RA —También está de por medio la reputación del balneario como tal. La ministra lo ha expresado: el negocio lo hacen los privados, pero esas cosas pueden afectar la competitividad del país y de hecho pueden también desestimular a los turistas a venir.

AJ —Es importante lo que tú decís, pero a veces parece que los únicos que desestimulamos somos nosotros. Hoy hay una realidad que creo que no ve el que no la quiere ver. Estamos diciendo desde hace tiempo que viene una muy buena temporada; y yo tengo años de temporada, años de operador turístico y siempre que decimos que viene una muy buena temporada después nos pasa algo. Tendríamos que tener un poquito de memoria en eso. Es mucho mejor decir “viene una temporada más o menos y las expectativas son espectaculares”. Hoy está habiendo una realidad con Argentina, el mismo argentino que viene a Punta del Este es el que dice “están con precios competitivos”. Y a iguales precios, va a seguir viniendo a Punta del Este.

Dejando el ticket de lado, también se está hablando del tema de los alquileres, como que el mercado nuestro está aumentando el 30 %. ¿Saben lo que sucede? Por eso hay que hablar con propiedad: como se dice que viene una muy buena temporada, los operadores turísticos inmobiliarios llaman a los propietarios, que la gran mayoría son argentinos, y ¿qué te dice hoy un argentino del otro lado del teléfono? “Aumente un 30 % porque viene una muy buena temporada.” Y el asesoramiento que el gremio inmobiliario le da a ese propietario es que mantenga los precios porque si no no va a alquilar. Porque después llegan los primeros días de diciembre, el propietario argentino llama apurado y termina alquilando no por un 30 % más, sino por un 20 % menos. Entonces también está en cómo asesorar, cómo hablar con la gente.

EC —Quizás una posibilidad sea la autorregulación del sector privado. De algún modo la ministra Kechichián habló de eso, dijo que debería haber un “control social” de la Cámara Uruguaya de Turismo (Camtur), la gremial del sector. “En definitiva, yo promociono al Uruguay, pero el negocio es de los privados, y son ellos los principales perjudicados”. Añadió que “pueden hacer un trabajo interesante” en este sentido. Si la gremial detecta que uno de sus socios tiene un “comportamiento que perjudica al resto”, podría tomar medidas como “llamarle la atención” o algo más duro como “desafiliarlo”. ¿Qué dice de estos otros caminos?

AJ —Estoy de acuerdo con la ministra, creo que son temas que tienen que manejar las gremiales. En la gremial inmobiliaria el que está adentro es el favorecido, yo estoy en una gremial inmobiliaria, es mi actividad personal. [Es preferible a que] todos vayamos por la misma línea.

RA —¿Está de acuerdo o no?

AJ —Estoy de acuerdo en que lo regulen las gremiales, no el Estado. Y acá te estoy cambiando el switch, yo estoy hoy en una posición que es pública y también tengo mi actividad privada. Pero ustedes no pueden regularle al privado cómo tiene que manejar su negocio, me parece que es lo que no hay que hacer. Acá hay gente que alquila un local y le va bien, y le va bien por punto, por precio, y aquel al que le va mal le va mal porque es caro o porque pagó un alquiler caros o no lo supo negociar, ese es el que no aguanta y lamentablemente tiene que cerrar. Hoy los alquileres en la principal avenida de Punta del Este se pagan 3 % o 4 % más que locales instalados en Montevideo o en el resto del país. No por eso tiene que ser más caro, pero algún plus tiene que haber por ser un balneario. Lo tiene que regular el privado, creo que el Estado no puede incidir –sí asesorar– en cómo va a cobrar un privado, con el esfuerzo que hace en este país para vivir y con los impuestos que paga.

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