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Entrevista central, viernes 26 de agosto: Benjamín Liberoff

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EC —¿En el caso de Uruguay cómo son las proporciones?

BL —Las proporciones son: en el entorno de los US$ 2.000 millones, entre US$ 1.700 y US$ 2.000 en los últimos tres años de turismo receptivo –divisas– y entre US$ 600 y US$ 800 de turismo interno. Entonces una de las cosas que hicimos en el ministerio fue incorporar la medición de eso. Primero a través de encuestas regulares, con muestreos, que en aquel momento hizo una empresa local, empezamos por el año 2006, 2007, y luego, con el apoyo de la OMT, para el diseño de lo que se denominan las cuentas satélites de turismo incorporamos un módulo a la Encuesta Continua de Hogares, y eso es lo que venimos procesando históricamente para poder decir esto. Sabemos quién es el principal emisor interno, que es naturalmente Montevideo, cuáles son los principales receptores del turismo interno, que en determinado momento es la costa y en otros momentos son las termas o puede ser Colonia. Eso es información que incorporamos a los efectos de la toma de decisiones.

Pero vayamos a lo concreto. Les pido que hagan el ejercicio de recordar el fin de año pasado. ¿Cuánta gente salió el 23 de diciembre y volvió el 7 de enero con seis o siete días de licencia? Porque los días que tenían que ver con los feriados se fueron ajustando y permitían eso. ¿Es válido o no es válido? Yo creo que es absolutamente legítimo. Ordenar racionalmente las vacaciones en un país que tiene en el turismo una actividad de primer orden es una política racional.

Una cosa más: ¿la licencia de la construcción no es toda tomada al mismo tiempo? ¿No es una función que ayuda a ordenar el funcionamiento? ¿Las imprentas por lo general no tienen las licencias ordenadas? En España el puente de diciembre, como se lo llama, es un factor de movilización del turismo y es una actividad económica fundamental.

EC —Ayer, durante la discusión en La Mesa aparecían algunas propuestas o preguntas a propósito de por qué no tomar medidas de fondo que permitan manejar esto de los puentes o los fines de semana largos de otra manera.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Había algunos planteos que iban por el lado de si definitivamente no habría que correr todos los feriados para promover el turismo interno. Incluso había quienes hacían referencia a lo que hace la República Argentina, agregar feriados por fuera de las fechas patrias para fomentar el turismo interno como tal.

BL —Lo primero es que al existir el derecho a las licencias es relativamente lógico pensar en ordenarlas, incluso por los sectores. Porque también el considerar uniformemente el tema de las licencias o vacaciones tiene su problema. No es lo mismo las licencias que se pueden tener en el este del país, que requieren que en determinado momento los niños tengan escolaridad, a los efectos de facilitar el trabajo de los padres, que lo que puede ser en Flores o en las termas, en la zona del litoral o en otra zona del país. Ponía el ejemplo de la construcción porque ayuda a ordenar, francamente no creo que haya que generar feriados para eso. De hecho, Uruguay no es de los países que tienen más feriados, está en la media en la cantidad de fechas de feriados. Hay incluso algunos países que tienen culturas del trabajo muy importantes, como Japón, que tienen algunos días más que nosotros. El tema es qué hago cuando voy a trabajar, o cuando pongo el termómetro cerca de una lamparita para tener temperatura para que me den días libres. Eso es conspirar contra la cultura del trabajo.

EC —Ahora se mezcló todo, terminamos hablando de las certificaciones médicas…

BL —No, no, eso no es certificación médica.

RA —¿Qué opina de lo que está haciendo Argentina en ese sentido?

BL —Argentina está haciendo una cosa bastante racional. Por ejemplo, las vacaciones de julio no se toman en las mismas fechas en todo el país, que es algo que hemos podido coordinar aquí con enseñanza secundaria, que no se monten las vacaciones uruguayas con las del exterior, de forma de poder “ampliar” la temporada relacionada con las vacaciones de julio. Eso está muy bien.

Aquí en Uruguay venimos haciendo desde hace cuatro o cinco años la campaña de los fines de semana. Entre sábados y domingos tenemos 104 días al año para aprovechar el ocio, la recreación, y lo fundamento en función de lo que decía, primero que es un derecho, y segundo que es una actividad económica. Nadie puede pensar que no es válido para esos más de 100.000 puestos de trabajo directos y que ayuda. En el caso de la industria de la construcción también ayuda que en un pico de la temporada las actividades de la construcción no estén chocando con las actividades que tiene que desarrollar el turismo. Me parece que vale la pena discutir, en el más amplio sentido de la palabra, y diferenciar, como se dice popularmente, separar la paja del trigo, lo que tiene que racionalizar una sociedad que quiere construir seriamente alternativas laborales con cultura del trabajo y lo que no se corresponde con eso. Para que tengan una idea, en la temporada producimos más de 144 piezas de diseño vinculadas a la promoción y a la comunicación.

EC —La temporada… ¿se refiere a la temporada alta, al verano?

BL —A la temporada estival. Y hacemos más de 266 estrategias según los mercados, los sectores y la manera en que queremos hacer llegar los mensajes. No siempre uno acierta, no necesariamente se tienen las 40 del mazo. Desde ese punto de vista lo nuestro tiene que ver con entender, escuchar, ver de qué manera se da lo que pretendemos comunicar y actuar sin ningún tipo de problema. Dicen que un paso atrás no necesariamente es una cobardía, a veces es señal de inteligencia.

***

RA —Usted mencionaba algo sobre el rol que tiene el turismo social, el denominado Plan de Turismo Social, dentro del turismo interno. Y veía un informe de Uruguay XXI del año pasado sobre el sector turístico que remarca, en lo referente al turismo interno, que las excursiones aumentaron en parte debido al crecimiento del turismo social. Desde la implementación de este proyecto, hace diez años, 100.000 uruguayos han participado visitando alguno de los 42 destinos que involucra. ¿En qué consiste ese programa?

BL —Desde que comenzó en el 2005 nuestra estrategia hablamos de dar pasos en la estructuración de un Sistema Nacional de Turismo Social. Hablamos de sistema porque necesariamente todo lo que tiene que ver con el turismo social, que es aquel que necesita algún tipo de apoyo para concretarse –por eso la diferencia con el turismo interno, que es el que llevan adelante las personas en la medida en que su poder adquisitivo, su tiempo, sus capacidades lo determinan– tiene que ser coordinado.

Por ejemplo, no es muy conocido que a 90 kilómetros de Montevideo está la Colonia Raigón, conocida por el pueblo pero también como Machiñena, del BPS, un lugar por el cual por año pasan 16.000 personas. Cuando nosotros la conocimos la piscina de ese lugar era un tanque australiano, como hay en muchos lugares. Hoy es una piscina de última generación, cerrada, térmica y con asistencia. Tiene también un centro de reuniones para 150 personas.

EC —¿Qué tipo de público, en ese caso concreto?

BL —Son beneficiarios del BPS. Las personas tienen derecho a ir, pagan por día el 2,5 % de lo que reciben por pensión o por asignación del BPS. Supongamos que alguien recibe $ 10.000, paga $ 250 por día y tiene derecho a cuatro comidas, porque está la merienda también incluida, a recreación en términos más generales, a la propia piscina, a paseos que se desarrollan hacia San José. Y esa persona tiene derecho a ir con otro que no necesariamente tiene que ser beneficiario del BPS. Se va en grupo. Implica un trabajo absolutamente excepcional tener 16.000 personas organizadas que van a ese lugar. Además el lugar tiene un gran ranchón, donde cabe una escuela o clases de una escuela, que pueden ir durante una semana gratis si los padres acompañan. Y desde que se fue desarrollando se le incorporaron los temas de accesibilidad, fueron ajustadas cabañas y algunas casas del casco central, hay 32 para personas que tienen algún tipo de discapacidad, en este caso básicamente motriz, para que puedan asistir con su familia.

EC —En ese ejemplo, ¿quién paga? Paga el Estado, básicamente.

BL —Una parte la paga el ciudadano a través esa prestación, esos 2,5 % que mencionaba, y hay un subsidio del BPS.

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