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Entrevista central, viernes 28 de abril: Nelson Villarreal

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EC —Lo curioso es que no lo tuvieran claro cuando vinieron, cuando decidieron venir.

NV —Es muy importante tener claro esto, por qué a veces la comunicación puede ser un equívoco. Está firmado que por dos años el país los iba a ayudar, en qué los iba a ayudar y en qué condiciones venían como refugiados. Pero quizás el núcleo de estas familias, con no mucha formación, se hayan generado la expectativa de que se pueden ir de este país, y si quieren se pueden volver a ir, pero necesitan una visa. De eso se quedaron con “me puedo volver a ir”, no con la idea de que necesitan una visa. Hay que tener claro que hay que hacer el feedback constante, y lo que hicimos fue eso, reconstruir un feedback en ese proceso.

RA —Pero ¿se hicieron gestiones? Ellos insistían en volver al Líbano, que era de donde provenían algunos. ¿El gobierno hizo gestiones para intentar conseguirles una visa?

NV —El gobierno no tenía esa misión. Uruguay tomó la actitud solidaria de recibir refugiados en el contexto global, donde se están produciendo movimientos migratorios fuertes. La actitud solidaria del gobierno, que hoy trata de sistematizar algunas dificultades, tiene que ver con atender ese proceso, no lo que les corresponde a esas familias con Naciones Unidas. Nosotros no podemos ir a otro país y decirle “recibilos”, porque el otro país me va a decir “tú los llevaste”, y es legítimo. Por tanto Uruguay lo que hace, en su compromiso, es apoyarlos. Sí les dimos la información, les dimos la dirección de las embajadas que querían conocer y probablemente ellos se remitieron. Pero ellos querían que Naciones Unidas les dijera que no podían irse, hice venir a Naciones Unidas el miércoles de Semana de Turismo, les dijo y ellos entendieron que esto no era posible.

RA —¿Este problema se ha dado en otros países que han recibido refugiados? ¿Ha habido planteos similares, de que quieren retornar a su país o al Líbano o que quieren buscar otros destinos? ¿Están en conocimiento de esas situaciones?

NV —Yo particularmente tengo buen vínculo con el embajador de Alemania y con el de Gran Bretaña, y estábamos charlando el otro día sobre este tema. Quizás nosotros por nuestra dimensión más pueblerina, más pequeña, tenemos cinco familias en esta situación, aunque hay 400 refugiados en este país y 4.000 inmigrantes. Hay que situar que dos familias están en un problema. En otros países hay cientos de familias con problemas, vemos gente haciendo cola en Rumania o en países europeos para tratar de entrar a Alemania, y están en una ciudad y quieren irse a otra. Quizás el impacto local aquí fue más fuerte.

RA —Me refiero sobre todo a países de la región que hayan recibido familias sirias y que se les hayan planteado problemas similares a los de acá.

NV —Uruguay fue pionero en esto, en este momento Chile, Argentina están tomando la misma decisión. Creo que las dimensiones macro y micro acá son importantes, en otros países no se visualiza una familia, se visualizan movimientos más grandes. En Uruguay, nuestra plaza Independencia se visualiza más rápido. Pero no es que no existan demandas de irse a otro lugar. Quizás acá adquirió una constante a partir quizás de entornos de personas con las que hablaban que les decían que podían volver a su país de origen. Nosotros tratamos de resolver y evacuar las dudas que tenían.

RA —Ellos insistían mucho en que una de las razones por las que querían irse era el alto costo de vida que encontraban en Uruguay. ¿Qué otra cosa detectaron ustedes como dificultad a la hora de insertarse en la sociedad uruguaya?

NV —Ante una familia con 14, 15 hijos, lo primero que tratamos de hacer fue generar la empatía lógica de que no es fácil resolver y llevar adelante una familia con 15 hijos. Por más que les demos $ 40.000, $ 60.000, $ 70.000 de apoyo y un espacio. Hay que encontrar otro tipo de alternativas. Su demanda hay que entenderla, pero eso no significa que les tengamos que dar más dinero, como ellos planteaban. No les dimos más dinero, porque no le podemos dar a ninguna otra familia en el país que tenga problemas de empleo. Por tanto decidimos buscar alternativas. Lo primero era buscar posibilidades efectivas de empleo. Así, llamamos a la Cámara de la Construcción y al Sunca, tuvimos un diálogo, como estamos haciendo con otras redes empresariales y de sindicatos. Yo estoy generando en mi entorno una red de profesionales de la sociedad civil, que son de todos los partidos políticos, de todas las orientaciones, porque hay que tomar esto como una cuestión país, que están muy dispuestos a apoyar.

EC —Hay un comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos en el que se señala que “se invita a la sociedad civil, y en particular a las empresas y organizaciones sociales de nuestro país a ser una vez más solidarias y brindar oportunidades a estas personas, la mayoría de las cuales son jóvenes, para poder trabajar y así desarrollar su vida en nuestro país”. ¿Cómo viene la respuesta?

NV —Fue abrir la ventana para que en estos 20 días un mundo de personas –reitero, de extracciones distintas, de religiones distintas, de partidos distintos, de sectores sociales distintos– se acercaran y preguntaran “¿en qué podemos dar una mano?”.

EC —Entonces hicieron bien en venir a la plaza y poner las carpas.

NV —No, no, no…

EC —¿Esa colaboración no se precisaba desde el principio de esta historia?

NV —Por supuesto que sí.

EC —¿No se habló de ella? Se habló insistentemente de las familias que venían, con todas las limitaciones que venían.

NV —Yo no haría esa relación causa-efecto tan rápido, por dos razones. La primera es que hemos generado esto para las cinco familias, no solamente para las dos que ocuparon. Y lo estamos haciendo para todos los inmigrantes y refugiados y con todos los sectores vulnerables del país. Pero vemos diferencias, los sectores vulnerables del país y otros inmigrantes tienen redes sociales que estas familias no tienen. Entonces lo que se ha ido construyendo durante estos dos años –que se estiró un año más, porque el acuerdo fue por dos años– son las redes sociales que quizás en este momento deben potenciarse aún más. Obviamente, cuando comienza el proceso de recorte del apoyo económico es cuando efectivamente las opciones se van acortando y es necesario ver cómo se incluyen.

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