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Entrevista central, viernes 7 de octubre: Javier Miranda

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EC —¿Y de qué depende?

JM —De seguir conversando, creo que lo vamos a solucionar rápidamente.

EC —¿Sí?

JM —Sí, sí.

EC —¿Qué es lo que está trancando el acuerdo?

JM —Nada, encontrar un nombre que nos conforme a todos. El PCU me propone en su momento una persona, que es excelente persona, no tengo nada que decir de la persona, pero no me la imaginaba en mi equipo. Uno cuando arma equipo también tiene temas de afinidades humanas, cotidianas; el nombre que me planteó en aquel momento a mí no me satisfacía, no lo veía dentro del cuadro, un excelente compañero pero no lo veía dentro del cuadro. Y dije: prefiero que no. Punto, ahí se terminó la conversación.

EC —Lo acompañan como vicepresidentes José Carlos Mahía, de Asamblea Uruguay; Sandra Lazo, del Movimiento de Participación Popular (MPP), y Blanca Elgart, del Partido Socialista. ¿Por qué eligió esos nombres?

JM —Uno tiene el gran mapa que uno se puede hacer dentro del FA. Con el debido respeto a todos los grupos que tienen menos presencia electoral cuantitativamente, uno puede decir que hay cuatro grandes espacios, cuatro grandes familias, cuatro grandes corrientes en el FA. Una expresada por el Espacio 609, MPP; otra expresada por la 1001, PCU, FIdeL; otra por el Partido Socialista, y otra por el Frente Líber Seregni. Eso es un esquema, dentro de eso hay enormes matices. Hay sectores, como el del vicepresidente de la República, la Vertiente Artiguista, el Partido por la Victoria del Pueblo o Casa Grande, que no estarían considerados en estos grandes espacios. Esos van jugando, acercándose a los sectores.

Esa era la gran definición. Quería que en mi equipo cotidiano –que, insisto, es un equipo que uno escucha– estuvieran todas esas sensibilidades expresadas. Esto no quiere decir que sean representantes de los sectores, son personas de mi confianza que me ayudan a tener la sintonía de los distintos sectores y me generan los puentes con los sectores. El FA es una coalición de partidos y a la vez es un movimiento.

EC —Carlos Mahía es conocido y tiene una trayectoria larga en el Parlamento, pero Sandra Lazo y Blanca Elgart son nombres sorpresivos para mucha gente. Entonces, teniendo en cuenta que usted mismo no es un dirigente de trayectoria como dirigente dentro del FA, ¿a la dirección que armó no le termina faltando peso político?

JM —No, creo que no, en absoluto. El peso político lo tienen el presidente del FA, por su votación, por su respaldo de los frenteamplistas, y los sectores. La renovación también pasa por incorporar nueva gente al escenario, si no siempre serían exactamente los mismos. Yo creo que no le falta peso político, el peso político además se construye en base al diálogo. No me preocupa lo del peso político, en absoluto; además son excelentes compañeras.

Yo había puesto un criterio ahí que marcaba mucho la cancha. Habría preferido, por una razón que me pareció fundamental en la política en Uruguay hoy, que todas las vicepresidencias estuvieran a cargo de mujeres, en un gesto político que creo que es relevante. Finalmente no fue así, pero logré una presencia de gabinete femenino muy importante. Insisto en que siguen faltando dos vicepresidencias, la que comentamos recién y una quinta que me importa muchísimo, por esa característica del FA de coalición y movimiento, que es aquella que proviene del movimiento, que proviene de las bases. Sean las bases de Montevideo, sean las bases del interior, me importa mucho que en esta construcción cotidiana de la conducción del FA tengamos la presencia del FA movimiento.

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